Mientras Robín se acercaba a Anna y a su corte de pretendientes, una especie de posesividad se empezó a formar dentro de él, no quería que otros caballeros estuvieran revoloteando alrededor de ella. Cuando llegó a donde estaba el grupo, se instaló al lado de Anna.
Cuando Anna vio que el marqués se posicionaba a su lado lo presentó a los demás caballeros.
-Señores, les presento a Robin Henderson, Marqués de Winchester. -Anunció Anna, y todos hicieron una reverencia.
-Justo le estaba por pedir, si me complace, la próxima pieza. -Le rogó un joven a la derecha de Anna.
-La deberá disculpar, pero el primer vals es mío señor. -Anunció Robín antes que Anna pudiera responder.
Al escuchar aquellas palabras, el corazón de Anna comenzó a latir a toda velocidad.
-Oh, le ruego me disculpe, no sabía. -Contestó el joven avergonzado.
-¿Me permite? -preguntó Robín ofreciéndole su brazo.
Y haciendo una reverencia, el marqués la condujo hacia la pista con su mano reposada en el antebrazo de él. Comenzaron a girar junto a las otras parejas. Anna trataba de contener la respiración, para no revelar la falta de aire que llegaba a sus pulmones debido al roce de la mano de Robín en su espalda.
-No esperaba velo hoy por aquí Señor. -Dijo Anna algo sorprendida.
-Creí que estábamos de acuerdo en tutearnos. -Se burló él.
-Lo siento Rob, es la costumbre. -Dijo ella bajando la vista algo avergonzada mientras daba un giro.
-Teniendo en cuenta la forma en que nos conocimos, creo que podemos dejar las etiquetas a un lado. -Respondió divertido por verla en ese estado y acercándola un poco más hacia él haciendo que el frufrú de la seda lo envolviera con cada giro.
-Si, creo que tienes razón. -Contesto Anna sonriendo algo alterada.
-Decidí venir por qué no tuve otra elección. Fiona Marshall es mi madrina. -Contó.
Luego de esto prosiguieron bailando sin pronunciar palabra, pero sintiéndose muy a gusto el uno con el otro.
Mientras giraban en la pista, hasta Robín llegó el aroma a rosas que despedía Anna y le inundó los sentidos, eso logró afectarlo sobre manera, trató de ocultarlo, pero sin mucho éxito.
Por su parte Anna, cuando Robín la acercó un poco más, pudo percibir el aroma a almizcle mezclado con jabón para afeitar, eso le provocó el impulso de levantar la mano libre para tocarle la mejilla, por suerte no había perdido la cordura y se reprendió mentalmente.
Cuando la música cesó, se separaron y ambos sintieron la pérdida de calor. Como Robín no quería alejarse de ella, le tendió su brazo y le ofreció dar un paseo.
Mientras caminaban, Robín la condujo al balcón, allí no correría riesgo de poner en duda la reputación de la joven ya que se veía con claridad a través de los grandes ventanales, por lo menos así parecería que solo admiraban la noche y podrían hablar con algo de privacidad.
-Gracias Rob, fue muy amable de tu parte el haberme rescatado. -Anna se encontraba algo nerviosa.
-Me pareció que estabas en apuros. -Dijo aceptando el agradecimiento.
-¿Cómo has estado? -preguntó Anna cambiando de tema.
-Bien, algo atareado, ¿Y tú?
-Bien, bastante agotada por los eventos.
-Si, al principio suelen ser agotadores, pero con el correr del tiempo verás que fácil se hace. -Contestó intentando animarla- Debo admitir que esperaba verte aquí hoy. -Dijo lamentando haber dicho esas últimas palabras.
-¿A sí? -preguntó- ¿Y puedo saber por qué?
-Por... Por qué te quería pedir una disculpa por cómo me marché el otro día en el parque. -Contestó- No debí irme tan bruscamente. -Mientras Robín decía esto se acercó un poco más a ella.
Anna podía sentir el calor que despedía su cuerpo, sentía la respiración de él golpeando contra su rostro, eso logro que se le atorara la respiración en los pulmones y se le acelerara el corazón.
-No tienes que disculparte, sé que eres un hombre ocupado y no hubiera querido retrasarte. -Contestó algo nerviosa por la situación- De hecho, ahora que lo mencionas, jamás te he visto por el parque a la tarde. -Recordó.
-Eso es porque siempre voy temprano a la mañana, antes que lleguen los demás jinetes, me gusta poder ir a todo galope y sentir el viento en mi rostro, me ayuda a pensar con claridad. -Dijo y sin querer se le escapó una sonrisa- Me gusta la soledad.
-Debo admitir que tu alazán es muy hermoso, -dijo ella- ¿Cómo se llama?
-Marco, por Marco Antonio. -Contestó él, asombrado- Es un semental, ¿A ti te gustan los caballos?
-Si, de hecho, tenemos una pequeña caballeriza en casa.
-¿Te gustaría un día de estos que nos encontráramos en el parque y paseáramos juntos? -preguntó nervioso, de pronto quiso que ella aceptara.
-Oh, eso me encantaría mucho. -Dijo Anna entusiasmada con una sonrisa en los labios.
-Dalo por hecho entonces. -Dijo, reprendiéndose internamente.
La brisa de había arrancado a Anna un mechón de cabello rubio del peinado, en un impulso Robín levantó su mano y con el dorso de sus dedos se lo colocó detrás de la oreja, al terminar, dejó caer el brazo al costado.
-Apenas tenga un momento libre te avisaré. -Prometió.
-Por supuesto, es muy amable de su parte. -Dijo Anna apartando la vista.
-Creo que deberíamos volver adentro antes de que noten nuestra ausencia. -Dijo Robín dándose cuenta de que habían estado apartados más de lo que correspondía.
-Si, va a ser lo mejor. -Respondió Anna algo triste por tener que separarse. No sabía que la motivaba, pero se sentía a gusto estando con él.
Mientras regresaban, Robín le colocó una mano en la cintura instándola a caminar. Anna mientras caminaban hacia el salón, sentía como le quemaba la piel a través del vestido, allí donde se apoyaba la mano de él.
Cuando estaban por separarse, Robín cambió de parecer y se dio vuelta para enfrentarla.
-¿Me haría el honor de bailar una segunda pieza conmigo? Sé que no debería pedírselo, pero estoy disfrutando de su compañía. -Dijo mientras maldecía por dentro por haber pensado en voz alta.
-Me agradaría. -Dijo tímidamente- Yo también disfruto de su compañía. -Asintió sincerándose.
Se dirigieron al centro de la pista una vez más y comenzaron a girar al compás del vals.
Cuando la música llegó a su fin y ambos se despidieron con una reverencia, Anna volvió a su círculo de pretendientes consciente de que era observada. Robín se mezcló entre los invitados sin despegar a vista de ella maldiciendo por lo bajo.
Cuando la fiesta terminó, Anna se reunió con sus padres, no vio a Robín por ninguna parte, quizás se había ido mientras ella bailaba con otro caballero.
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Amor eterno®✔
Historical FictionAquella noche, Anna será presentada ante toda la sociedad, sin pensar que el destino le tiene algo deparado. Robín es el soltero más codiciado de toda Inglaterra. Después de aquel viejo escandalo ha decidió que jamás se casaría ¿Podrá mantener su pr...