7. La cortesía de una tarde

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Los días posteriores a la decisión de Hye; fueron un tanto entretenidos, se mostraba honesto consigo mismo el Omega mayor de la casa

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Los días posteriores a la decisión de Hye; fueron un tanto entretenidos, se mostraba honesto consigo mismo el Omega mayor de la casa. Probando entre varias actividades, e incluso ayudando a Jian a organizar ciertos papeles de sus caso, pasaba agradables momentos, con su mente ocupada.

Hye no era una persona indecisa, en realidad nunca se plateo el decidir o buscar algo por sí mismo; era la primera vez que el egoísmo era intencionado, cosa, que a vista de otros, en realidad estaba lejos de eso; Suni creía que su padre necesitaba acostumbrarse a pensar un poco en sí mismo.

El buscar aquello que te hiciera feliz, los caprichos propios; se convirtió más en un juego que en una tarea, probar cosas nuevas, a ojos del Omega mayor, era como una pequeña aventura, simple pero que transformaba su vida de pedacito a pedacito.

Era como un ensayo de prueba y error; cosas como jugar cartas o los juegos donde la astucia, y el engaño; aun sin malas intenciones; estaban presentes, terminaron por ser rechazados como actividades para Hye. El padre de Suni, era aun tan inocente, que terminaba por ser engañado sin mucho esfuerzo; las tretas y artimañas eran cosas que no se acercaban al carácter del mayor.

Al final, Jian terminaba mostrando sus fichas o cartas según fuera la ocasión.

Algunas de las variadas actividades que Hye probo, fueron nuevas para él; como era el pasear en bicicleta, o tener una larga caminata; practicando algunos de los juegos de mesa favoritos de Suni, o intentar el dibujo; descubriendo que sus habilidades no estaban precisamente en las artes.

Suni sugirió a su padre, que volviera a las cosas que solía hacer usualmente sin sentirse forzado a hacerlas.

Cansado, aunque algo motivado; Hye se sentó a practicar cosas que solía hacer antes de tener a Suni, o de separarse de Shin, como lo es el tejer, aunque le avergonzaba; o las series infantiles.

—Papá— le toco el hombro su hijo, después de que desayunaran— ¿Porque no pruebas a algo relacionado con el orden? Siempre te ha gustado organizar cosas.

—Pues recordé que antes solía hacerte muchas bufandas— confeso Hye riendo suavemente—. Antes incluso de que nacieras cariño, también intente hacer cosas más complicadas como suéteres.

—Parece que hablar de eso te hace feliz papá— observo Suni, animando a Hye a hablar más, viendo como Jian también le sonríe con confianza.

—Entonces podría probar a hacer algunas cosas en revistas que se dedican a eso— sugiere Jian, levantando los platos de la cena de esa tarde.

— ¡Es una gran idea!— exclama contento el mayor, meciéndose un poco en su silla un poco, entrecerrando ligeramente los ojos por una sonrisa enorme en sus finas facciones.

Y de una u otra forma; Jian encontró a Hye acomodando papeles de sus clientes una tarde. Que si bien, era una actividad que no le molestaba, no era precisamente el tipo de actividades que se pudieran llamar diversión, a ojos de la pareja al menos.

—Señor Hye— le miro Jian con una sonrisa apenada, al verlo darle unas carpetas perfectamente ordenadas.

—Hye está bien— le corrigió, como solía hacerlo, ya que el Alfa era alguien que aún no se acostumbraba a la confianza con el padre de Suni.

—Lo siento—se disculpó, viendo como el mayor solo le sonreí amable— No creo que eso sea un pasatiempo como tal...bueno, si puedo opinar.

—Pero me gusta ayudar si puedo—comento un poco confundido— ¿Te molesto?

—No, no es eso— negó rápidamente—; de hecho ha sido el mejor sistema de archivado que he visto— tose desviando la mirada—; Lo que quiero decir, es solo que debe hacer algo para usted.

Hye regreso al punto inicial: la costura.

Y así comenzó a buscar sus viejos materiales, que se encontraban desperdigados por las diversas habitaciones de la casa.

Entrando un día a limpia el cuarto que estaban preparando para su nieto, al que decidieron llamar Mae; después de que Suni intentara terco atender una consulta ese día; aunque Jian y Hye, lo descubrieron dormido a media sesión; el Omega mayor, descubrió un peluche en forma de conejo desgastado, y algo disparejo.

Sentándose en una silla cercana a la cuna, observo con los ojos bien abiertos el animal de felpa; recordaba con una pequeña sonrisa, que solía tejer mucho cuando estaba embarazado de Suni, disfrutando largas horas; siendo lo primero que hizo, aquel conejo, por lo cual estaba un tanto disparejo en la costura.

Con los ánimos altos, Hye decide ir a un supermercado cercano, a buscar más materiales para tejer algo para su nieto. Con su sonrisa dulce, y expresión afable, entra al establecimiento; tomando algunas cosas que necesita en la casa, alimentos para la semana, así como productos de limpieza, pasa por el pasillo de telas y cosas similares.

Con los ojos llenos de entusiasmo, se acerca tímido a observar lo que hay; y antes de que se adentrase a esa sección, a un lado, ve a un hombre ligeramente más alto que el con cabellos rubios, casi castaños, que mira con pánico nada disimulado cientos de marcas de pasta.

Va al supermercado a comprar cosas de comida, y pasa por el pasillo de telas y cosas similares, indeciso lo mira, mientras que en un pasillo cercano esta un Beta de cabellos rubios casi castaños, que parecía en pánico frente a cientos de marcas de pasta.

Hye ladea la cabeza un tanto divertid por los movimientos nerviosos del hombre, que según le indica su olfato, es un Beta. Acercándose de la manera más sigilosa posible, saluda al hombre:

—Buenas tardes— la voz suave del Omega, hace saltar al hombre que no noto su presencia—. Veo que tiene problemas— comenta amable con sus labios curvados en una sonrisa encantadora.

Después de que el hombre le mirase un tanto absorto en la jovialidad del Omega, con ojos de un peculiar gris fijos en los amables de Hye, logra apenas tartamudear unas palaras:

—Y-yo...si pudiera orientarme un po-poco con cuál es la mejor marca.

El Beta vacila en sus respuestas, asintiendo a todo lo que Hye le diga; admirando lo cortes y paciente que es el Omega; distraído en admirar los rasgos del castaño, tira un frasco, asustando ligeramente a ambos.

— ¿Está bien? No debería tocarlo— la voz preocupada del otro, logra tranquilizar al Beta.

—Siempre causo algún desastre— se lamenta el hombre, un tanto avergonzado.

—A todos nos puede pasar— anima Hye—. Llamare a limpieza, y no se preocupe, solo fue un pequeño accidente.

Una vez atendido el pequeño accidente; ambos se despiden con un alegre buena tarde, una despedida bastante cortes, quizá algo que se espera de dos adultos;

Pero que parecía para uno de ellos significar mucho más.

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Bueno, Hye ya va por buen camino :D
Espero no les parezca lento :)

Gracias por leer <3

Maravillosas Heridas [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora