IV. Lazos de familia

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Los Park, no eran una familia prominente por sus características monetarias; en realidad, eran personas que sabían adquirir relaciones, de buenas maneras, y oportunos.

La situación de sus hijos, representaba una presión indeseable en sus círculos y conexiones; razón, por la que dejaron de incluir en sus actividades cotidianas a los miembros más jóvenes de la familia; sus propios padres, los excluían dentro de lo posible de los eventos sociales.

Si Shin, y su hermano mayor Cheol, eran invitados, era por mera obligación, como mantener una imagen adecuada de familia.

— A pesar de que te invitamos— dijo su padre al recibirla—; creo que hubiera sido más conveniente, que no asistieras en un tiempo. No después de tu separación.

Shin no se inmutó, se esperaba esa respuesta, pero aun así, asistió a los eventos que era invitada por cortesía; como por orgullo.

Su hermano, Park Cheol, observaba a su hermana en aquellos eventos. Apreciando como la Alfa, se mantenía digna, y sonriendo altiva; como esta acostumbrada, como debe ser un Alfa.

Y a pesar de ser hermanos, o estar condenados por sus padres, ninguno cambió si comportamiento con el otro; Cheol se mantenía distante, como esperaban otros, normal en un Alfa. No obstante, también miraba a su hermana con lastima, sabiendo que esta sola.

Si, ambos vivían una situación similar,  pero, aun, el hijo mayor se veía favorecido.

Cheol, poco después, a un año de la separación de su hermana, intentó acercarse.

— Shin, hace tiempo que no hablamos— El ambiente era tenso, hasta entablar una conversación suponía un reto, nunca fue algo que intentaran—. ¿Cómo has estado?

Shin estaba algo ansiosa, a pesar de su frío temple. ¿Por Qué su hermano intentaba acercarse últimamente? ¿Hablar con ella?

Nunca se había molestado en actuar como un hermano mayor; ese acercamiento, le parecía un acto hipócrita, y pensaba que Cheol buscaba regodearse de su situación.

— No tengo ganas de conversar contigo— Respondió, y se alejó en la multitud de esa reunión.

Cheol la dejo ir, no volvió a intentar. Nunca habían sido cercanos, y pensaba que su relación estaba perdida. Al menos, hasta que su Omega,  Jeon, intervino.

Jeon era alguien amable, y paciente; su personalidad era un peculiar contraste entre serenidad, complementada con una inherente firmeza.

— Hola Park Shin— saludó educado, acercándose con cautela a una esquina donde estaba Shin, observando algún punto en una pared lejana.

Shin iba a irse, pero que el Omega de su hermano la buscará, le parecía algo de lo más curioso. Así que lo miró de reojo, esperando curiosa lo que fuera a decirle aquel hombre.

— Vengo a saber como estás— dijo Jeon—. Y a hablar sobre tu hermano.

— Nunca he necesitado saber de él; ni el de mi— respondió, enojada, pero decidiendo escuchar al Omega.

— Lo se, ambos son extraños; y ambos son conscientes de eso.— Jeon vio discretamente a Shin, quien parecía impaciente—. Me gustaría decirte algo, no deseo molestarte. — Esperó cualquier señal de molestia en la Alfa.

—Entonces habla.

—Nosotros no pudimos tener hijos, eso no es un secreto; pensamos que eso era algo que nos separaria. Pensé que Cheol me abandonaría— confesó, viendo las facciones de Shin tornarse tristes—. Pero, al final, nos dimos cuenta de algo. Un hijo no lo es todo para determinar una relación, o tu lugar en el mundo.

Shin no respondió, esas palabras le eran dolorosas; por las cosas que había hecho, y las decisiones de las que se arrepentia. A sus cuarenta y cinco años, se dio cuenta que ya estaba a más de la mitad de su vida, sintiéndose sola; algo que era su culpa.

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Jeon miró con una sonrisa divertida a su Alfa, quien lo veía expectante. A pesar de lo que aparentaba Cheol, el Omega era alguien que sabía obtener respeto de su Alfa.

— Cheol, necesitamos hablar.

— ¿Todo...todo bien?— Jeon era un Omega, que sabía hacerle sentir nervioso, razón por la que llamó su atención cuando se conocieron.

— Pues no— respondió, observando serio al Alfa, que lo miraba ansioso—  Ustedes Alfas, son desesperantes y tercos. Tú y Shin tienen mucho en común; tu hermana menor esta sola, sin su pareja, ni nadie que se interese en ella.

Jeon, puso en perspectiva la situacion de Shin, lo que terminó por convencer al Alfa, de insistir en acercarse a su hermana.

Claro, que una relación prácticamente inexistente como familia, requirió persistencia de Cheol, como un poco de apoyo de Jeon. La Alfa, se mostraba hostil, a veces hiriente.

Pero, lo que terminó por convencer a Shin de hablar con su hermano; fue ver como este era con su Omega. Vio un hombre devoto, amable, que no parecía importarle lo que dijeran de ellos, o de un Omega infertil.

Shin quiso rechazar a su hermano, y volver a set los extraños que eran. Pero no puede, esta cansada, muy cansada, y es consciente de lo pesada que es la soledad.

Y el día, que Hye, el que fuera su Omega, la llamó, buscando hablar; deseando que ambos enfrenten las cosas que dejaron pendientes; ya comenzaba a darse cuenta, que no deseaba vivir con resentimiento.

— No sé si podré dejar ir a Hye— le dijo a Cheol, un día antes de ver al Omega—. Pero es una conversación que ha esperado mucho tiempo.

Un paso para perdonarse a sí misma.

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Tarde, pero aquí está el capítulo :)

Maravillosas Heridas [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora