15. Aprendiendo a mentir

456 52 9
                                    

Cerca de sus seis años, Byung Mae tenía una honestidad un tanto inoportuna, corrigiendo y aclarando situaciones si lo creía necesario; algunas de esas situaciones, terminaban por echar de cabeza en ocasiones a las personas, en especial a su familia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cerca de sus seis años, Byung Mae tenía una honestidad un tanto inoportuna, corrigiendo y aclarando situaciones si lo creía necesario; algunas de esas situaciones, terminaban por echar de cabeza en ocasiones a las personas, en especial a su familia.

Como era aquella vez donde su padre rompió algo por accidente, y el pequeño con vivaces ojos verdes complementando la pose con manos en la cintura decía frente a su abuelo o madre:

―Papá si sabe quién la rompió― aclaraba con expresión seria― Fue el, creo...que solo lo olvido.

Suni se aguantaba la risa al ver a Jian sonrojarse; hay que decir, que ninguna persona que hicieran algo incorrecto estaba a salvo de ser expuesto por Mae.

Ni su madre, ni su abuelo estaban exentos de esa honestidad; pero no todas las declaraciones del pequeño tenían la intención de revelar cosas malas o arreglar algo.

― ¿No tomaste tu mi bufanda? ― le pregunto Jian a su hijo revolviendo sus cabellos una mañana, antes de que fueran a la escuela.

―Mamá la tiene― dijo el pequeño sin inmutarse viendo curioso a Suni detrás de ellos paralizado y bastante rojo del rostro― La usa cuando no estás; se ve feliz con ella...por favor no te enojes con el papá― pidió Mae jalando de una de las mangas del abrigo del Alfa.

El pelinegro se voltea cubriéndose la boca para ocultar su sonrisa, y no reír avergonzado aún más a Suni.

― Tienes razón; no me enojare, es más, ―Se agacha a la altura de Mae, viendo a su pareja con los ojos en el suelo e inquieto en su vergüenza― Se la prestare cuando tu mamá quiera; puedes estar tranquilo.

Hye río de manera discreta con el incidente de la bufanda de Jian; tomar una prenda de tu Alfa era normal en los Omegas, pero Suni jamás lo admitiría.

Su abuelo, en vez de ser víctima de Mae, era en cierta manera su cómplice, a veces apoyando sus revelaciones; y es que, Hye sabía perfectamente que todo lo que el niño decía era verdad. El Omega mayor, logro también que Mae controlará esa franqueza fuera de la casa cuanto fuera posible.

Dado que sus dos padres estaban ocupados gran parte del día; Hye y Mae solían competir en varios de los juegos de mesa que tenían, hasta que Suni terminaba sus sesiones y en ocasiones se unía.

Hye y Teuk conversaban cuando tenían la oportunidad, ya fuese que se vieran en algún café o se visitaran; el profesor, solía orientar un poco a los jóvenes padres dándole su opinión a Hye.

―Ya veo― comenta después de escuchar la última anécdota de Mae―. No se queda callado, ¿He? ― agrega divertido, tomando su café que Hye le ofreció esa tarde al visitarlo.

―Me agrada que sea honesto y quiera ayudar a otros― confiesa Hye― pero a veces creo que no todos sus compañeros lo tomaran bien.

―Parece que tiene demasiado que decir― opina Teuk, con expresión reflexiva― podrían utilizar esa energía metiéndolo en actividades que aprovechen sus habilidades...y es cierto, a los niños y jóvenes no les gusta ser corregidos, puede causar que se molesten con él, aunque sus intenciones sean buenas.

―Ya no lo hace tan autoritariamente, es rápido entendiendo las situaciones― agrega orgulloso el Omega.

Como otras veces, Suni lo mira tan intensamente en su desagrado por el otro hombre, que el Beta comienza a ahogarse con su bebida; Suni seguía algo receloso de las frecuentes visitas de ese profesor. Aun si no entendía porque le fastidiaba tanto Teuk, seguía poniéndole la situación difícil cuando se encontraba con el profesor.

Jian solía ver algo extrañado la situación; no creía que Suni fuese tan posesivo con las personas cercanas a él, por lo cual decidió hablar con él para que no fuera tan duro con el atolondrado Beta.

―Creo que es alguien honesto― comenta una noche, con Suni metiéndose bajo las cobijas con el― Tu papá parece contento, deberías dejarlos ser.

―Papá es demasiado inocente, confiar en alguien solo porque parece inofensivo es...ridículo, ¿Entiendes? ― sentencio el Omega, con expresión fiera en su rostros para imponerse al Alfa y no permitir ningún argumento en contra.

―No puedo estar más de acuerdo― le da la razón Jian con una sonrisa tensa ante la agresividad en Suni― Pero Teuk ha demostrado con varios meses ya...y Mae parece sentirse cómodo con él. ― voltea para ver a los ojos al Omega―. Ya sabes que Mae nos revelaría todo si viese algo raro en el hombre; creo que él y Hye se hacen bien al estar juntos.

―Ahora se aliaron contra mi...― espeta con lo bajo, con expresión de agotamiento.

El pelinegro comienza a reír, haciendo que la apatía en la expresión de Suni, sea acompañada por un puchero― Ya está grande, puedes dejarlo solo...estas siendo algo infantil, ¿No crees? ― le regaña Jian de forma amigable.

―Entiendo, solo ya no sigamos hablando de ese Beta― concluye Suni, tapándose con las cobijas y dándole la espalda al Alfa, quien suspira y se encoge de hombros.

Jian se sentía contento con el temperamento poco explosivo de Suni, sino, lidiar con la furia de un Omega, era algo que no querría ni imaginar, especialmente con alguien tan terco como el castaño.

Las cosas en la sociedad cambiaron un poco; en especial después del caso donde involucraba a dos Omegas que querían una relación libre. Las diferencias con las arcaicas normas legales de antes, eran permitir a más Omegas ingresar a educación superior; aun si no se les dejaba ejercer con toda libertad; y que ya no se clasificaban los grupos en las escuelas, buscando fomentar la igualdad en grupos mixtos de Betas, Alfas y Omegas.

Mae, con seis años y una seguridad apabullante en las cosas que decía; conoce por primera vez a alguien que captura su atención, principalmente por que le preocupa; en el primer día de escuela, se cruza con el impulsivo e imán de problemas, Min Ahn.

Ahn era un pequeño de cabellos dorados, que le gustaba probar cualquier cosa que le pareciera interesante, aun si era peligroso, o decir ciertas cosas que molestarían a alguien; Mae tenía problemas con su honestidad, pero el problemático niño rubio solía parecer tener gusto por complicarse la vida.

No solo su falta de cautela en lo que hacía Ahn, o según se viera, falta de lógica, era lo que hacía a Mae estar al pendiente; su compañero de clases, adoraba pintar, y eran en esos momentos, que, con una expresión de tranquilidad inusual a su edad, el rubio dejaba que sus dedos tomasen simples trazos, dando forma a cosas maravillosas.

Mae era estricto con lo que hacía o decía, demasiado serio con las cosas que se proponía; a veces haciendo irritar a sus compañeros que comenzaban a presentar características de Alfa, con quienes solía pelear porque estos se pavoneaban con tener la razón, y si el pequeño de ojos verdes veía que eso no era correcto saltaba a dejarlo claro.

El chiquillo que, poco después descubrió que era un Omega no era alguien altanero, solo quería ser firme y decir algo si lo creía necesario, sin dejar esa parte amable y maternal, como su carácter siempre positivo, al igual que su abuelo; ese peculiar contraste, hacía que sus compañeros le estimaran, a excepción de los Alfas que enfrentaba, aunque, para el revoltoso Min Ahn, Mae era alguien interesante.

__________________________________________________________________________________

Eso de no tener computadora hace que me concentré mejor :0

Gracias por leer :)

Maravillosas Heridas [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora