18. Pintandote

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Para la mala fortuna de Byung Mae, su crecimiento se estancó en una estatura similar a la de abuelo, un par de centímetros menos quizá, eso no le quito la determinación de tener la mejor alimentación posible, con la esperanza de crecer un poco más...

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Para la mala fortuna de Byung Mae, su crecimiento se estancó en una estatura similar a la de abuelo, un par de centímetros menos quizá, eso no le quito la determinación de tener la mejor alimentación posible, con la esperanza de crecer un poco más, que no paso aun alcanzando sus dieciséis años.

Una cosa si cambio, por más que no lo entendiera.

La forma en que sus emociones se mezclaban sin orden al estar con Ahn, estoico como su madre cuando estaba nervioso, no lo dejaba ver.

A veces sin aliento, o con la mente en blanco sin poder hablar cuando el Alfa le sonreía, algo impropio de él; parecía que la situación no era tan fácil como Mae creía, y menos con su primer celo cerca.

Mae intento contárselo a sus padres; pero quien tenía más experiencia como Omega y en relaciones, según lo que conocía de su familia era su abuelo.

— No es tan grave cariño— las manos de Hye arrullaban a su nieto, que estaba sentado a su lado en su cuarto— Es normal a tu edad, ¿Quién es él te altera tanto? — delicados dedos se posaron en el hombro del joven.

Y ahí estaba nuevamente, alterado e incapaz de decir alguna razón lógica que le cambiara lo que sentía; era Ahn, su amigo.

—Ahn— soltó, agitando sus pies sobre el suelo—. ¿Pero si somos amigos? No sé...

— Bueno, yo así conocí a Teuk— le animo— Uno no decide esas cosas, solo debes aceptar contento lo que sientes; Ahn es un buen chico.

— No creo que él me vea de esa manera...ha salido con muchas personas—bufo triste, con sus labios en una mueca— Sería mejor no preocuparme por eso.

Con expresión comprensiva, acarició la espalda de Mae—. Ya veremos, no hay que adelantarse.

El joven Ahn, como era normal en los Alfas de su edad, salió con varios tipos de personas; intentando pintar a aquellos que tuvieran su interés en el momento, para terminar, buscando las expresiones descuidadas de Mae; esas sonrisas y miradas cuando el Omega estaba solo, sin nadie a quien probar algo.

Para ninguno de los dos era claro que querían hacer; para Ahn, quien era menos dado a reflexionar sobre sus sentimientos, era todavía menos claro con quien quería estar, o porque sentía las cosas que le hacían tener a quien conocía desde niño en sus divagaciones, y en la punta de su pincel.

Joven y poco observador, no notaba lo rápido que desaparecía la firmeza en Mae, ni su sonrisa dolida al verle ir contento con otros.

— Ya sé que me dirás que no es nada— una taza de chocolate aparece frente al joven Omega sostenida por su padre, se sienta frente a él en la cocina—. Pero nadie se irá de aquí hasta que sepa que es ese nada.

— Creo que te molestaras...

Jian le miro sorprendido, para después tensarse—. ¿T-te interesa alguien? — pregunto, con sus cejas juntas en expresión de pánico.

Maravillosas Heridas [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora