Tú eres mío. (RinxHaru)

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Habían pasado ya unos meses desde que Haru fue transferido a un nuevo instituto, y todo por un mal entendido tenia que pasar su último año en un instituto del cual desconocía completamente. Pero lo peor de todo, era que tenia que soportar a cierto ser molesto y competitivo...

─¿Cuánto tiempo piensas quedarte ahí parado como idiota? -dijo burlonamente aquel pelirrojo.

─Pues... hasta que aprendas a ser un mejor nadador que yo... tal vez cambie de lugar. ¿Qué te parece? -sonrió adrede Haru mientras veía al otro aguantando la rabia.

─Ja, si que eres un idiota que cree poder sobrepasar al mejor de todos en este instituto. No te lo haré tan fácil Haruka. -finalizó el pelirrojo mientras se alejaba rápidamente del lugar.

Haru solo suspiro y se dirigió a su próxima clase que empezaría en 15 minutos más tardar.
Rin tomó un camino contrario, no asistirá a clases hoy se sentía frustrado y muy decepcionado de él mismo. Camino y camino hasta toparse con las puertas del club de natación. Ingreso dentro y se aseguro que no hubiera nadie. Luego de comprobarlo se cambió quedando con su traje de baño y si esperar a nada se posiciono para lanzarse a la piscina con su típica posición de salida, asegurando que su postura fuera perfecta, flexionando sus piernas para un buen impulso, grabando con su vista la distancia a recorrer. Al tener todo claro se dejó llevar por las ganas de entrenar hasta no poder más. Sus brazadas eran firme y largas, tomaba aire y volvía a concentrarse a impulsarse con fuerza en la fría agua que lo tranquilizaba completamente. Sentía como el calor que le producía sus arranques de ira por Haru, disminuye lentamente.
Ya después de estar más de media jornada de clases dentro el agua, compitiendo con sigo mismo. Se sentó en la orilla a descansar unos minutos antes de irse a descansar.

─Ya espero que estés mejor. -se escuchó una suave voz detrás suyo. Suspiro y acaricio su cabeza.

─Perdoname. -susurro. En eso el dueño de esa voz se desplazó rápidamente y lo abrazó con fuerza desde su espalda.

─Yo lo siento. No quería decir esas cosas. Es solo que... -hizo una pausa y continuo. ─No soporto que tengamos que fingir así por el miedo de lo que dirán los demás. -Rin suspiró y separó las manos del pelinegro. Se giró en su lugar, tomando repentinamente al más bajo y posicionándolo sobre su regazo.

─Lose. Yo soy el único idiota, que no puede dejar todo de lado. Soy realmente patético, en verdad no se como puedes estar con un suj... -sus palabras quedaron en la nada. Los labios del pelinegro sellaron los suyos impidiendo que aquellas palabras dolientes se completaran. Rin miro al responsable de su silencio y noto como los ojos que tanto ama se comenzaban a cristalizar. Tomó desde la mejillas a su pelinegro y presionó más el beso, logrando hacer que el otro soltara un inaudible gemido. Solo era un simple beso donde sus labios se juntaban y volvían a separarse para repetir esa acción sin utilizar sus lengua o sus bocas completamente. Solo era unos suaves roces de labios donde se decían cuanto se amaban y no podían ver al otro triste. Donde se decían que nunca podrían respirar el uno sin el otro, muchas palabras y sentimientos en un simple roce de labios que fueron destinados a encontrarse como ese afán de que sean capaz de encajar tan perfectamente entre sí. El pelinegro finalizó este mágico beso, mirando fijamente a su pelirrojo a los ojos con algo de enfado...

─No quiero oír que digas esas cosas de ti. Si estoy contigo es porque te amo Rin. ¿Qué no lo entiendes? -susurro el pelinegro con su voz a punto de quebrarse.

─Ya... Perdóname amor. No quiero que llores. No lo volveré a decir. Lo siento. -dijo el pelinegro con culpabilidad por dañar a su pareja otra vez. Estiró sus brazos alrededor de su pelinegro y lo abrazó con fuerza como si se le fuera a escapar si lo soltaba. ─Te amo, Haru... eres todo para mi. -el pelinegro sonrió al escuchar esas palabras que lo volvían a la vida. Levantó la mirada y miro al pelirrojo que sonreía para él, esa sonrisa que solo él podía ver, esos gestos que formaba al estar feliz y él era el único dichoso de poder apreciar eso de Rin. De su Rin. Solo suyo y de nadie más.

Una Extraña Manía. (One-Shots) [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora