Todo Cambió #1 (Juanpa Zurita)

Cap.1

Hola, me llamo Katherine Downey, tengo 18 años y vivo en New York City. Me gusta ser alguien muy sociable aunque ser hija de alguien reconocido en el mundo de la fama hace que me resulte complicado convivir con otras personas. Hace unas semanas papá hablo con mi hermano mayor llamado Austin y conmigo, mencionó algo sobre que nos mudaríamos, de nuevo, esta vez a L.A al parecer estarían rodando partes de una película.

- Mañana por la noche sale nuestro vuelo, espero que ya hayan empezado a empacar. - dice papá adentrándose a la cocina mientras mira su celular

Me miro con Austin y alzamos las cejas al darnos cuenta que ninguno de los dos ha hecho nada.

- ¿Estoy en lo cierto? - pregunta papá

Bebo de mi jugo y Austin se levanta.

- Oye linda casa en la que estaremos viviendo. - dice al pasar a su lado.

- ¿Ambos no han hecho nada?

- Nos vemos pa.

Al ser solo yo me mira y sonrío.

- Ve a empacar, ¿Quieres?

- Claro.

Subo a mi habitación y antes de comenzar a guardar mis cosas pongo un poco de música. Un rato después de haber empacado lo necesario me tiro a la cama cansada y reviso mis redes, es cómo parte de mi rutina. Estaba por quedarme dormida cuando el timbre de notificación me hace reaccionar y al revisar, un tal Juanpa Zurita ha comenzado a seguirme, le resto importancia y dejo mi celular sobre la mesa de noche.

La mañana siguiente...

Pequeños rayos de sol comenzaban a molestarme así que tuve que levantarme, luego de hacer mis necesidades noto que son 8:00AM y decido bajar a desayunar. Antes de entrar a la cocina claramente me percato del único ser que puede despertarse tan temprano con una energía positiva.

- Hola.

- Buenos días niña. - noto que se queda mirandome. - ¿Esa es mi camisa?

- Nuestra - me sirvo leche - Bien, ¿Qué planeas hacer en tu último día?

- Correr hasta central park, ¿Y tú?

- Dios, estás enfermo. - río. - No lo sé, tal vez adelantar unas lecciones de francés.

- ¿Qué? Eres la niña más aburrida que conozco. Mejor acompáñame, no te vendría mal.

Oigan, ¿Me dijo gorda? Y entonces miro las llantas que se hacen en mi abdomen. Chispas

- Supongo tienes razón. - sonríe. - Solo por esta vez.

- Bien entonces ve a cambiarte, no creo que tus pantuflas de conejo aguanten.

Pff idiota, subo por algo más deportivo y vuelvo a bajar. Comenzamos trotando un poco y luego a "correr", lo digo entre comillas ya que él parecía volar con las ancadas tan largas que daba. Mis piernas son algo cortas por lo que necesitaba esforzarme el triple para poder alcanzarlo.

En cuanto piso el cesped del parque me dejo caer.

- Hey, ¿Estás bien?

Niego tratando de recuperar el poco aire que me queda.

- Te hace falta ejercicio, ¿Eh...?

- Recuerdame no volver a hacerte caso.

Ríe y platicamos un poco recordando momentos divertidos que pasamos en la ciudad hasta que papá le marca y toca regresar a casa.

Le hago parada a un taxi.

- ¿No piensas caminar?

- Es lo último que quiero hacer. - suelta una carcajada. - Te veo allá.

Al entrar a casa me tiro sobre el sofá y pido que me traigan algo de tomar, mientras espero la veo salir de la biblioteca.

- ¿Qué haces aquí?

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