CAPÍTULO 6

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-Aquí está mi periodista estrella- Exclamó el jefe cuando me vio cruzar la puerta.

-Buenos días, perdón por la tardanza- Dije nerviosa con la voz temblosa.

El hombre se dio la vuelta para mirarme y sentí que un frío recorrió mi espalda.

-Señores Oviedo, les presento a Helena, la persona encargada de realizar la revista en la que están invirtiendo.

-Mucho gusto- Dije sonriente estrechando la mano con los inversionistas.

El alma me volvió al cuerpo cuando me di cuenta que no era mi desconocido, suspiré aliviada, y entonces caí en la cuenta de algo en lo que no había pensado ¿Existiría la posibilidad de que algún día me lo encontrara en la calle como con los miles de habitantes que hay en la ciudad?¿Su trabajo tendría que ver con el periodismo? Sacudí mi cabeza para librarme de esos pensamientos y me senté al lado de los inversionistas que tal como parecía eran gemelos.

La junta transcurrió de lo más normal, los señores Oviedo quedaron bastante satisfechos con la presentación y nos indicaron que necesitaban la revista terminada y lista para imprimir sus ejemplares para el viernes en la tarde. En cuanto salieron de la sala, el corazón se me volvió a acelerar porque no había nada que me salvara del regaño del señor Heaslip y lo confirmé cuando cerró la puerta, ya que siempre la mantenía abierta salvo cuando está con clientes, abogados o inversionistas y también cuando no quiere que los demás escuchen lo que tiene que decir. Caminó en silencio de regreso a la punta de la mesa y colocó ambos brazos en la orilla del escritorio.

-Felicidades Helena, la presentación estuvo perfecta como siempre.

-Gracias- Respondí tímidamente mientras le daba un sorbo a mi vaso de agua.

-Pero, eso no te salva de la charla que debemos tener tú y yo, sabes que te aprecio, eres una gran chica y además eres comprometida con tu trabajo y precisamente eso es lo que me preocupa ¿Qué pasa contigo?, la semana pasada llegaste tarde, no te dije nada porque fue un día después de tu cumpleaños y bueno es comprensible, pero hoy te retrasaste más de dos horas, no me dejaste la presentación y la tenías guardada bajo llave, no respondías el móvil y no te reportaste para al menos saber que estabas bien.

-Perdón, te podría dar mil excusas, pero la verdad fue que me quedé dormida, anoche no dormí bien y mi celular estaba en mi bolso y no escuché la alarma.

-Agradezco tu honestidad, eso es lo que siempre me ha gustado de ti, pero aparte de eso, te noto extraña, has estado distraída, ausente, ¿Tienes problemas?, sabes que puedes confiar en mí.

Me quedé en silencio, ¿Qué iba a responderle? Que estaba perdiendo la razón por un extraño que me hacía suya de cuanta forma se le ocurría y que eso aumentaba más y más mi ansiedad  de querer estar con él, que mi mente viajaba y fantaseaba con las ideas más inverosímiles que se me ocurrían con aquel desconocido, que todo lo que se encontraba a mi alrededor le estaba encontrando su lado sexual, que posiblemente había descubierto una Helena sensual, traviesa, coqueta y sin inhibiciones, que sólo un hombre me había hecho descubrir y era él mismo el que me hacía sentir mujer como nadie lo había hecho jamás. Tomé un respiro antes de hablar.

-Creo que es una crisis post-cumpleaños- Respondí deseando que me lo creyera.

-Niña, déjame eso a mí que estoy a punto de cumplir 40 años, tú tienes 23, tienes la misma edad que mi hijo.

-Sí, pero, bueno, a mi edad mis papás ya se habían casado y yo ya había nacido- Yo no deseaba eso aún, pero fue lo único convincente que se me ocurrió.

-Y por eso ahora están divorciados, tienes una larga vida por delante, eres brillante en tu profesión y tienes mucho futuro, el matrimonio y los hijos vendrán después, todo en su adecuado momento.

¿Tienes tiempo para mí? (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora