CAPITULO 14

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Pasé saliva tratando de ordenar las ideas en mi cabeza, abrí la puerta de golpe, él se dio la vuelta y me miró asustado, guardó silencio unos segundos, me dio una sonrisa fingida y siguió hablando.

-Tengo que irme hermanita- Volvió a guardar silencio, supuse que estaba escuchando a la persona del otro lado- Aquí está _______, yo le doy tus saludos, si, ella también te manda saludos, un beso, mañana nos vemos, adiós- Agregó para finalmente colgar- Buenos días cariño- Dijo dándome un beso, pero yo giré el rostro y terminó dándomelo en la mejilla -Era Sara, está de vacaciones en Madrid.

No le respondí nada, me limité a asentir con la cabeza, ¿Desde cuándo Alex le dice a su hermana Princesa?, ¿Por qué me sentí mal al escucharlo? Si me engañaba yo le estaba haciendo lo mismo, creo que al final lo que duele es el orgullo o quizá yo me estaba imaginando cosas por la culpa misma, la pregunta era ¿Qué siento por Alex? Necesitaba averiguarlo para saber a donde me llevaría todo esto.

Tomé su rostro con mis manos y lo miré a los ojos, se veía nervioso, trataba de esquivar mi mirada y entonces lo besé dulcemente, él titubeó pero al final puso sus manos en mi cintura y yo moví las mías hacía su cuello, terminó por abrazarme completamente y el beso de intensificó un poco, repentinamente la puerta se abrió bruscamente haciéndonos romper el beso sobresaltados.

-Lamento la interrupción- Dijo Abraham evidentemente molesto, recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y los puños cerrados.

-No te preocupes Abraham, lo dejaremos para después, ¿Verdad amor?- Respondió Alex sin soltarme y me dio un corto beso en los labios.

-Pueden aprovechar cuando Melissa y yo vayamos al supermercado- Exclamó en tono sarcástico y pude notar como apretaba aún más los puños.

-En fin, Alex sólo vengo para pedirte las llaves de la camioneta, ya que tú lo dejaste en el garaje anoche.

-Claro, voy por ellas, las dejé en mi mochila.

En cuanto Alex salió de la habitación, Abraham se acercó a mí y me tomó de los hombros con brusquedad.

-¿Qué parte no te quedó clara de que no permitieras que te tocara?- Recriminó furioso.

-Es mi novio no puedo rechazarlo todo el tiempo.

-Eres mía, sólo mía y si no quieres que le tumbe los dientes al imbécil ese, vas a buscar un pretexto excelente para que nisiquiera te mire.

-Suéltame me estás lastimando, no eres nadie para exigirme nada, lo nuestro es sexo sin compromiso, fue fácil conseguirlo y con esa misma facilidad puede acabarse.

-Estás muy equivocada si piensas que voy a dejarte ir con facilidad, me perteneces, no lo olvides.

-No soy un objeto Abraham, puedo tomar mis propias decisiones, no lo olvides tú.

Se escucharon los paso de Alex retumbar por el pasillo, entonces me soltó. No sé de donde saqué las fuerzas para decirle eso, lo que había entre nosotros había dejado de ser sólo sexo hace mucho tiempo, al menos de mi parte y debía reconocer que por un lado me sentía feliz por los celos de Abraham, aunque no sabía si los provocaba un sentimiento afectivo o sólo era su orgullo de macho herido.

Bajamos a desayunar, Melissa abrazó a Abraham efusivamente, el mismo dolor en el pecho de todas la veces que los veía juntos, ella también nos saludó entusiasta, se sentía la tensión en el aire, cada uno comió en silencio, los únicos que hablaban eran Alex y Melissa de vez en cuando, una vez terminé subí a arreglarme. Alex subió rato después y me abrazó por atrás, pero me separé argumentando que no estábamos solos y que no era nuestra casa. Él aceptó sin recriminaciones y empezó a cambiarse de ropa y yo bajé.

¿Tienes tiempo para mí? (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora