CAPITULO 7

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Subió lentamente mi camisa con sus manos en tanto acariciaba la piel que iba quedando al desnudo, besó y lamió mi abdomen, siguió subiendo la polera hasta descubrir mi sujetador el cual era negro de encaje, sonrió al ver la prenda y me dio pequeños besos en el nacimiento de los senos, me enderecé un poco y me quitó la camisa completamente. Se acercó a mis labios y los rozó con los suyos, cerré los ojos esperando recibir su lengua pero no llegó, quise tomar la iniciativa pero se separó, con su lengua recorrió mi oreja, jugueteó un rato con mi lóbulo mientras sostenía mis manos para evitar que lo tocara. Después me quitó los zapatos y el pantalón y con sus dientes bajó mi ropa interior, primero de un lado y luego del otro, yo ya estaba completamente excitada, mi respiración era pesada y jadeaba cada vez que sentía sus caricias, ya lo necesitaba dentro de mí, él lo sabía, pero me estaba llevando al extremo; terminó por quitarme el sostén.

Me hizo acostarme boca abajo, hizo a un lado mi cabello y besó uno de mis hombros, fue dejando besos hasta llegar al otro hombro y bajó besando y lamiendo a lo largo de mi columna vertebral, mientras sus dedos se deslizaban suavemente por toda mi espalda y por mis costados, yo estaba húmeda y vuelta loca por querer sentirlo dentro de mí. Me besó por la cintura y con las yemas de sus dedos acarició mis glúteos lentamente y bajó a mis muslos.

-Por favor- Dije en un susurro suplicante.

-Por favor, ¿Qué, bonita?- Musitó en mi oído mientras acariciaba mis brazos.

-Ya fue suficiente tortura- Dije con un hilo de voz.

-¿Y qué es lo que quieres?- Preguntó en mi oído mientras frotaba su sexo, contra mis glúteos -Dímelo, muñeca- Agregó exhalando en mi oreja.

-Deja de jugar y hazme tuya.

-¿Quieres que te haga mía, ahora?

-Sí...te lo suplico.

Sentí que se levantó de la cama, yo entré en pánico, me di la vuelta y me enderecé, lo vi sacando un condón de su pantalón y poniéndoselo mientras yo me acostaba boca arriba, nuevamente subió a la cama, yo abrí las piernas, dándole la bienvenida a a disfrutar mi cuerpo, pero él otra vez sólo estaba torturándome y sólo me frotaba muy suavemente, mientras yo me retorcía porque se introdujera de una vez por todas.

-Basta de juegos, ya no lo soporto- Supliqué casi al borde de las lágrimas.

-¿Qué es lo que no soportas?- Preguntó colocando su cuerpo encima del mío.

-Lo que estás haciendo, necesito tenerte dentro, ahora- Ordené.

-¿Me extrañaste?- Preguntó entrando en mí finalmente de un tirón.

-Sí- Grité al sentir su masculinidad en mi interior.

-¿Cuánto?- Preguntó con la voz distorsionada, moviéndose afuera y adentro.

-Mucho- Apenas pude responder entre gemidos.

-¿Mucho?- Repitió mientras disminuía su movimiento.

-Muchísimo- Exclamé tratando de alcanzar su rostro para besarle.

-Demuéstrame qué tanto.

Entonces lo aprisioné con mis piernas y empezó a moverse rápidamente, sus manos las tenía a mis costados apoyadas en la cama, yo subí las mías a su espalda, rasguñando y clavando mis uñas en sus omóplatos con cada fuerte embestida, no sabía como definir los distintos sonidos que salían de mi boca por la intensa excitación que llevaba dentro, como entraba y salía de mí mientras él gruñía, tenía las mismas ansias y la misma necesidad que yo. Hizo los movimientos finales para llegar al orgasmo al mismo tiempo que yo, se dejó caer encima de mí y así se quedó un buen rato sin retirar su miembro de mi interior.

¿Tienes tiempo para mí? (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora