CAPÍTULO 2

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El desesperante sonido de la alarma de mi celular me despertó, abrí mis ojos y por un instante me sorprendí al no estar en mi habitación. Recordé lo que había ocurrido la noche anterior, no pude evitar reír como si hubiese cometido una travesura. Me levanté y no había ni rastro de aquel extraño. Ni siquiera una nota, no había nada.

"Tercera, no vamos a establecer ningún lazo afectivo. Si es que deseas continuar con nuestros encuentros, muñeca". Cierto, él lo había dijo claramente. Me vestí y salí rápidamente del hotel; ojalá no llegue tarde a la oficina.

Una vez fuera del Imperial, tomé una gran bocanada de aire, me sentía diferente, hasta cerré mis ojos para sentir la brisa fresca de la mañana. Ese hombre había cambiado algo en mí anoche.

Eran las la nueve y media cuando llegué a mi oficina. En los dos años que llevo trabajando en la revista, es la primera vez que llego tarde, de inmediato vi el enorme ramo de rosas dejado en mi escritorio. Mi corazón se aceleró al pensar quién lo habría enviado. 

En cuanto Mónica me vio entrar, me siguió corriendo y cerró la puerta tras de sí mientras yo tomaba la nota del arreglo de rosas.

"Amor de verdad perdóname por no haber podido estar contigo ayer, te prometo que celebraremos tu cumpleaños, aún no estoy seguro cuando, pero dalo por hecho. Con todo mi amor, Alex"

Claro, ¿Quién más me enviaría flores aparte de mi novio? Qué ilusa, cómo el desconocido Gaditano me iba a enviar esto. 

"Primera no nombres, no me dirás el tuyo ni yo te diré el mío; segunda, ninguna pregunta personal que pueda darnos indicios de nuestras identidades ¿Entiendes linda?". Recordé sus reglas, parece que en realidad no entendí el reglamento. Si las cosas son así debía tener las reglas presentes si quería seguir viéndolo tal como él dijo. Pero, ¿Acaso pienso seguir llamándolo?, sacudí mi cabeza para olvidar esas ideas y sonreí.

-Muy bien amiga, cuéntamelo todo. Sabes que soy un poco morbosa- Exclamó Mónica mientras olía una de las flores.

-¿Qué quieres que te cuente?-Pregunté sentándome en mi silla del otro lado del escritorio.

-¡Vamos! Llegaste una hora tarde, en tu oficina está este hermoso arreglo, tienes un brillo en los ojos y una sonrisa que no te la quita nadie. Alex debió lucirse y darte un gran regalo, así que quiero detalles- Dijo más que emocionada mientras apoyaba los codos en la mesa y recargó sus mejillas en sus manos.

Sin saber, mi amiga le había atinado, la celebración realmente fue magnífica, pero Alex no tuvo nada que ver. Mónica además de ser mi compañera de trabajo, es mi mejor amiga, a los pocos días de conocerme me contó como su esposo huyó al saber que estaba embarazada y desde ese entonces surgió una gran confianza entre las dos. Sin embargo, dudé si era buena idea contarle sobre "la celebración de mi cumpleaños". Ella siempre a sentido gran simpatía por Alex e incluso decía que éramos la pareja perfecta, así que definitivamente no, esta aventura permanecerá en secreto.

-Pues temo desilusionarte, no hubo tal celebración, el ramo se debe a que Alex, no pudo llevarme a cenar.

-Él siempre tan detallista- Afirmó sacando una rosa del arreglo.

-Bueno, de alguna manera intenta recompensar el poco tiempo que me dedica.

-Sabes que el trabaja tanto para tener un patrimonio seguro, para en un futuro casarse contigo y darte todo lo que te mereces.

-Eso ya lo sé. No tienes que convencerme de que tengo el novio perfecto, sé que lo es, por eso lo apoyo y no le reprocho que tenga tanto trabajo, porque sé que lo hace por los dos.

¿Tienes tiempo para mí? (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora