CAPITULO 11

810 39 0
                                    

Un repentino ruido nos hizo aterrizar de golpe en la realidad, me levanté a toda prisa, con los dedos temblorosos volví a ponerme mi sujetador y abotoné rápidamente mi blusa, abrí la puerta despacio y sólo asomé medio cuerpo, era uno de los vigilantes que había subido a hacer su ronda habitual.

-Buenas noches señorita, ¿Todavía por aquí?

-Si, estoy terminando una columna, pero ya casi me voy.

-Si lo desea, puedo sacar su auto del sótano y estacionarlo al frente para usted.

-No es necesario, gracias.

Me sonrió y caminó a los elevadores, cerré de nuevo la puerta y cerré los ojos apoyando la espalda en la puerta. Al abrir los ojos Abraham estaba parado frente a mí, con su dedo pulgar delineó mis labios y luego acarició mi mejilla y bajó a mi cuello acariciándolo también.

-Debemos irnos, los vigilantes están al pendiente de mi salida,  además deben saber que estás aquí.

-Dije que iba a otro piso, no saben que estoy aquí contigo, es una gran ventaja que las ventanas de tu oficina tengan persianas, no se dio cuenta de mi presencia- Dijo mientras besaba mi cuello y acariciaba suavemente mi cintura.

-Abraham, por favor- Respondí con un hilo de voz, mi cuerpo estaba reaccionando nuevamente a sus caricias, haciéndome perder la perspectiva nuevamente.

-Sólo una vez más, haré un viaje de negocios y no sé cuando pueda regresar a Madrid, quizá nos veamos hasta el día de la boda- Anunció lamiendo mi oreja y deslizando sus manos por mi espalda.

-Aún no te he confirmado que iré.

-Con más razón, permíteme hacerte mía una vez más esta noche.

Me besó apasionadamente mientras desabrochaba mi blusa y la bajaba dejando al descubierto mis hombros, dio pequeños besos y después siguió por mi cuello, luego pasó hasta el otro hombro. Me cargó y me puso sobre el escritorio y como pude hice a un lado las cosas tirando el portarretratos al suelo, él rió y sentí como separaba suavemente mis piernas para realizar un camino de besos desde mis piernas hasta llegar a mi parte más íntima. No pude evitar gemir al sentir su tibia lengua, estaba totalmente envuelta en las sensaciones que me provocaban sus besos en aquella parte tan sensible.

Sentía que iba a explotar y él se detuvo, yo lo miré con curiosidad y él sólo sonrió, se puso de pie y entró en mí de golpe, moviéndose ferozmente, gimiendo al unísono, lo veía morderse el labio inferior, totalmente perdido en la excitación y la lujuria del momento, gruñó cuando llegó al clímax, lo que provocó que yo lo alcanzara segundos después.

El sonido de mi celular hizo que pegara un salto del susto, tanto que me llevé una mano al pecho, Abraham se rió a carcajadas y yo lo miré disgustada. Alcancé el aparato y los colores se me fueron del rostro al leer el nombre. Alex me estaba llamando. No quisiera imaginar que me hubiera llamado unos minutos atrás. No muy segura contesté, pues sabía que seguiría insistiendo.

-Hola.- Dije conteniendo la respiración.

-Hola cariño, adivina donde estoy.

-Ni idea.

-Voy camino a tu oficina, fui a tu edificio pero me dijeron que no estabas, así que voy a buscarte para que vayamos a cenar.

-Vaya sorpresa, pero no es necesario que vengas, yo tengo mi auto, además me gustaría cambiarme de ropa- Me excusé algo nerviosa.

-Muy bien linda, te voy a esperar en tu departamento, no tardes.

-Muy bien, adiós- Colgué aliviada, no quería que viniera a la oficina, después de todo estaba haciendo todo menos trabajar.

¿Tienes tiempo para mí? (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora