CAPITULO 15

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-¡Me engañaste! Eres un mentiroso y un tramposo- Dije cruzándome de brazos.

-Tú eres la causante de todo, me vuelves loco, no podía esperar hasta la madrugada para tenerte entre mis brazos.

-¿Enserio?- Pregunté un tanto sonrojada.

-Por supuesto, no sé qué me pasa cuando estoy contigo pierdo el control, eres un peligro, nublas mi mente y no puedo pensar con claridad.

-Quizá merezca un castigo.- Respondí jugando.

-Muy bien, tu castigo será estar encerrada en un cuarto conmigo, sin oportunidad de fianza o apelación.

-Eso sí da miedo.- Respondí con una pequeña risa.

-Ya no sé qué otra locura podría cometer, eres una hermosa tentación.

-Si es así, deberían encerrarme en una alta torre sin accesos.

-Sin dudarlo un segundo, yo iría a rescatarte- Dio la vuelta en la siguiente esquina -Ya no puedo imaginar mi vida sin ti, me tienes hechizado.

Mi corazón se disparó ante esas palabras y ya no supe que más decirle, coloqué mi mano encima de la suya, sobre la palanca de velocidades y él me sonrió, en un semáforo en rojo me besó con ternura. Seguimos el trayecto en silencio, yo quería preguntarle tantas cosas, pero no sabía cómo además no quería arruinar el momento parecía mágico.

Llegamos a la casa, Abraham metió el auto a la cochera, me ayudó a bajar y me dio un beso en los labios, yo lo miré asustada.

-¡Abraham!, pueden vernos.

-Tranquila, todavía siguen viendo el partido- Respondió y me besó de nuevo, pero lo separé a los pocos segundos.

-Basta, no es bueno tentar a la suerte.

Me sonrió y luego bajó las bolsas de la cajuela, caminamos a la cocina y dejamos todo allí. En efecto, Melissa y Alex seguían viendo el partido. Él me preguntó por las cervezas y le dije que se nos olvidaron, sólo esperaba que no notaran que nos tardamos más de la cuenta, pero al verlos tan emocionados viendo el partido, me di cuenta que no habían sentido el pasar del tiempo.

Subí a darme una ducha y cuando bajé el partido había terminado. Abraham y Melissa estaban en la cocina y no pude evitar sentir celos de aquella escena, pero cuando él notó mi presencia, me guiñó un ojo y se me aceleró el corazón, olvidando la molestia. Alex estaba afuera de la casa hablando por teléfono otra vez, así que me puse a preparar el pastel.

La situación se tornó extraña, Abraham partía las lechugas mientras Melissa preparaba la pasta y yo ponía los ingredientes en el molde, entonces extrañamente, noté que la actitud de ella estaba un poco diferente, no estaba igual con Abraham y cada vez que lo necesitaba lo llamaba por su nombre, algo que hacía rara vez pues siempre lo llamaba por un apodo, cosa que molestaba.

Alex entró finalmente y también comenzó a ayudarnos, puso el vino en el refrigerador y comenzó a cortar trozos de fruta. Parecíamos cuatro buenos amigos de toda la vida compartiendo un agradable momento culinario, incluso las cosas entre Alex y Abraham estaban más relajadas, se habían olvidado de aquel partido de ping pong y como mi novio estaba distante conmigo, Abraham estaba tranquilo. A las siete la cena ya estaba lista, Melissa y yo pusimos la mesa y después nos sentamos los cuatro a comer y platicar.

Cuando terminamos, Alex nuevamente salió a atender otra llamada, ¿Tantas llamadas en un sólo día? Él oculta algo, quizá no una amante pero había algo raro en su vida y no quería que me enterara.

¿Tienes tiempo para mí? (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora