CAPITULO 16

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No pude moverme del pánico que me invadía, la escena del Ping Pong vino a mi mente y eso no sería nada comparado a lo que pasaría si era Alex quién estaba allí. Abraham alcanzó a subirse y abrocharse el pantalón y salió para encarar a quien fuera, yo sólo podía esconderme detrás de él tratando de cubrir mi cuerpo desnudo.

-Haré de cuenta que no vi nada- Dijo Melissa abriendo la puerta y pasando al lado de la mesa, cubriendo sus ojos con una mano.

-Melissa...- Exclamó Abraham, pero guardó silencio, supongo que buscando que decirle.

-Ahorrate las palabras, sabes que no es necesario.

-No quiero que pienses que soy de lo peor- Dije muerta de la vergüenza por la incomodísima situación y además aún no tenía clara la relación entre ellos.

-No te preocupes, jamás pensaría eso de tí, yo no soy nadie para juzgarlos, además, es muy evidente la atracción que hay entre ustedes, me di cuenta desde el primer día.

-¿Y eso no te molesta?- Pregunté asombrada.

-¿Por qué habría de molestarme?, espera, no me digas que piensas que entre Abraham y yo hay algo más, ¿Acaso no le has dicho que sólo somos amigos?- Exclamó riendo de lo más divertida.

-Lo he hecho tantas veces que ya he perdido la cuenta y veo que aún no me creía.

-Es que por la forma en que se tratan cualquiera pensaría que son novios.

-Para nada, simplemente nos conocemos de toda la vida, él es como un hermano para mí, bueno, me voy a dormir, lamento haberlos interrumpido, no te preocupes _______, repito yo no vi nada, buenas noches.- Tomó el vaso con agua que se había servido y salió de la cocina sonriéndonos con complicidad.

-¡Qué vergüenza! No podré volver a mirarla a los ojos.

-Tranquila, Melissa es muy alivianada, además, no es la primera vez que me pilla en una situación comprometedora- Lo fulmino con la mirada- No me mires así, no te conocía.

-Será mejor que me vista y suba a mi habitación, no quiero ni imaginar que habría pasado si no hubiera sido ella quién nos vió.

-Quizá hubiera sido lo mejor para que de una vez por todas Alex te dejara en paz.

-No, así no, no quiero herirlo de esa manera, además como quedaría mi reputación, nos conocemos de toda la vida, mi mamá lo adora.

-Viéndolo así, tienes razón, pero aún así no quiero que duermas con él, ven a mi habitación, por favor.

-No Abraham, ya te dije que no era bueno tentar a la suerte, y mira Melissa nos pilló, así que mejor dejemos de jugar por hoy.

-Está bien, pero prométeme- Me tomó las manos- Que vas a terminar con él lo antes posible, cuando regrese de Inglaterra quiero ser yo quien ocupe su lugar.

-Lo haré, en cuanto volvamos a Madrid buscaré la forma de terminar con él- Me solté para acariciar sus mejillas y darle un pequeño beso.

Me levanté de la mesa y me vestí, él se colocó su polera y después me abrazó fuertemente.

-Te voy a extrañar mucho- Susurró en mi oído.

-Yo también a ti, estaré contando las días para volver a verte.

-Yo las horas- Dijo y me besó nuevamente para volver a abrazarme.

(...)

Al día siguiente, nos despedimos en el aeropuerto, ellos iban a Galicia ya que Antonio y Alexa los necesitaban para unos asuntos de la boda. Sentí un gran hueco en mi pecho, sólo pudimos darnos la mano, un beso en la mejilla como despedida y una sonrisa, Melissa me abrazó con fuerza y calidez, me dio otra sonrisa de complicidad y luego se despidió de Alex.

¿Tienes tiempo para mí? (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora