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Apreté los dientes forzandome a no soltar ni una sola lágrima. Me sentía como la peor de las personas del mundo, y si, se que suena infantil, pero esa era exactamente la forma en como me sentía.
- No lo hagas - Había una voz dentro de mi cabeza, creación mia, la cual solía reprimirme y regañarme, principalmente - Te prohíbo soltar aunque sea una sola lágrima.
Hice caso a esa voz imaginaria. Pase mi cabello por detrás de mis orejas y me abrace a mi misma para sentir algo de consuelo. Sentía un gran vacío dentro de mi, siempre lo sentía, pero algunas veces se hacía sentir más que otras. No me gustaba permitir que ese dolor me dominara, porque sabia que eso solo me hacía ver más débil, pero de igual forma me había dejado llevar por mis sentimientos, y lo había arruinado todo.
El día anterior cuando llegue a mi casa fue un completo martirio. A mi papá le dolia la cabeza, tenía una terrible resaca. Mi mamá forzaba una sonrisa mientras se ocupaba de él, tenía un parche en la frente y un arañazo en la mejilla, ambas heridas debido a la pelea de esa noche. Grace estaba en la habitación acompañando a papá, estaba muy asustada, no paraba de llorar y papá le hablaba buscando hacerla entrar en calma.
En esos momentos él estaba totalmente cambiado, no era nada parecido a lo que habia visto en la noche. Yo podría haber asegurado que ese hombre no era el mismo que nos había golpeado a mi madre y a mi, que ese hombre violento y furioso solo había sido parte de un mal sueño o algo por el estilo. Pero por desgracia, la realidad no era esa.
Cuando estuve junto a mi padre, él tomo mi mano, y me miró con esos ojos de amor que me habían visto crecer, y me habían hecho sentir segura tantas veces; esos que tanto echaba de menos.
- Te amo hijita, y no quiero que lo olvides - Dijo, sin poder encubrir el dolor que sentía y con lágrimas al borde de los ojos.
Sus palabras se grabaron en mi corazón, lo sentí, cuando hubo una punzada en el mismo.
- Intento no hacerlo, pero tu no me ayudas a recordarlo - La sinceridad de mis palabras me hizo sentir, en cierto modo, libre, a pesar de que yo no lo era.
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Jóvenes de Cristo
SpiritualSeis jóvenes con distintas vidas, distintas situaciones, distintos pensamientos, y al principio, distintos caminos, pero al final algo en común, un llamado y un mismo destino, que conllevan una misión: Ir y predicar el Evangelio. No hay nada mejor...