Capítulo 34: La gracia de los humildes

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Capitulo dedicado a ruthyii06 una amiga fuera de la pantalla 🤗 ¡Dios te bendiga!


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Fue un martes por la noche cuando todo cambió

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Fue un martes por la noche cuando todo cambió.

Recostada en mi cama, con la cabeza de Grace en mi hombro, y mis dedos recorriendo las hebras de su cabello azabache, los pensamientos dentro de mi subconsciente vagaron. Medité lo ocurrido en el día; la intervención inesperada, la enseñanza que me dejó y el debate interno que desató, volviendome un caos.

Es sorprendente como una simple conversación puede alterar tantas cosas.

Entretanto, Grace se retuerce, acomodándose de costado, y me abraza con un solo brazo. Yo respondo el gesto con un leve apriete. Dejé de pensar en una cosa para pensar en otra; en lo mucho que extrañaba ser así de cercana a mi hermana. Hace unas semanas, nuestra estúpida pelea por sus creencias destruyó nuestra unidad, y ahora que hemos hecho las pases en silencio, sé que no quiero estar molesta con ella, no más.

Debería pedir disculpas por haber sido tan cruel, y darle las gracias por seguir siendo dulce cuando yo era amarga a propósito. Sin embargo, todavía soy pésima haciendo ambas cosas, por lo que solo guardo silencio, esperando que el mismo cubra mis faltas.

De repente, una voz infantil llena mis oídos.

- Ya quiero que llegue el domingo. - Murmura, y aunque el sonido está destinado a ser bajo, casi inaudible, resulta en todo lo contrario por lo cerca que está.

Reí nasalmente, con tanto desgano que se oyó como un resoplido. - ¿Ya quieres volver a la iglesia? Fuiste hace muy poco.

- Podría ir todos los días. - Responde, acostándose bocarriba, usando mi brazo como almohada.

Me parece tonto, pero muy en lo profundo de mi ser, también sé que es lógico. Odiaba admitirlo; ir a esa iglesia fue de las experiencias más gratas de toda mi vida, que fueron pocas desde los siete años, cuando empecé a hacerme cargo de Grace mientras mamá se hacía cargo de mi padre alcohólico. En aquel entonces, grabé en mi mente que las idas al parque de diversiones, las caminatas por el centro comercial, y las tardes de juegos al aire libre ya no eran una prioridad. Mis tiempos de recreación se redujeron hasta ser inexistentes.

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