Capitulo dedicado a
WithLove_Mari...
Me balanceé entre la punta de mis pies y los talones, jugueteando con la pulsera que descansaba alrededor de mi muñeca. Miré una y otra vez hacia el pasillo por el cual más y más niños transitaban; algunos para entrar a nuestro salón y otros para seguir andando. Ignoré las miradas cortas que me dirigían y las risitas burlonas que emanaban de sus labios cuando murmuraban entre ellos. Ya era bien conocida por ser parte del dúo de retraídos inseparables. Luego de dejar las cosas en claro respecto a mi amistad con Brian, los demás chicos del curso dejaron de hablarme completamente. Poco me importó.Al menos nunca intentaron intimidarme; parecieron entender que yo no sería tan vulnerable como Brian, y cuando estábamos juntos no intentaban pasarse de listos.
La verdad es que tener un solo amigo honesto y querido fue mucho mejor que tener amistad con cientos de personas horribles.
Aparté mi atención de sus ridiculeces y la centré en el principio del pasillo.
Cuando una cabellera dorada apareció y un par de ojos verdes se conectaron con los míos, sonreí con amplitud. Brian imitó el gesto y corrió en mi dirección, esquivando los cuerpos que se interponian en su camino. Algunos niños lo observaron con extrañeza, no acostumbrados a ver al pequeño rubio tan contento.
Se detuvo justo en frente de mi, con las mejillas y orejas coloradas y una tímida sonrisa en los labios; consciente de su arrebato reciente. Reí, palmeando su hombro un par de veces, antes de dirigirlo al interior de nuestra aula. Tomamos lugar en los asientos del medio, cerca de una de las paredes, y empezamos una charla en espera de la maestra.
- ¡Fue el mejor día de mi vida! - Exclamó El Principito, presionando las manos contra sus mejillas; había una chispa de entusiasmo iluminando sus ojos verdes. - Todo fue tan, tan... - Buscó la palabra durante unos segundos, antes de suspirar con aires de ensoñación. - No hay como describirlo.
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Jóvenes de Cristo
SpiritualitéSeis jóvenes con distintas vidas, distintas situaciones, distintos pensamientos, y al principio, distintos caminos, pero al final algo en común, un llamado y un mismo destino, que conllevan una misión: Ir y predicar el Evangelio. No hay nada mejor...