Un ángel y un diablo

Capítulo 32: Límites

Julia se despertó en su cama, jadeando por el aire. Su espalda ardía con los dolores fantasmas que sus recuerdos habían evocado de su mente. Podía recordar la mirada de odio en el rostro de su padre, podía sentir el dolor rasgando su espalda.

Luchó por no llorar ante los meros recuerdos de su pasado, aunque no estaba a punto de despertar a nadie sólo porque estaba asustada por un sueño.

Sin embargo, cuando sintió que la tensión le llenaba el pecho, casi cortando su respiración o al menos sintiéndose como si no pudiera evitar dejar sus paredes. Parecía que el sonido provenía de otra persona como un sollozo que se le escapaba por el pecho.

-¡Julia, mírame!

Ella sólo estaba un poco consciente de la voz que la llamaba, hasta que sintió que la mano frotaba lentamente contra su espalda, haciéndola azotar, apartando a la persona de la cama.

Sólo entonces se dio cuenta de quién le estaba llamando.

Lena.

-¡Oh, Dios mío, lo siento mucho!

Tartamudeó, sin saber qué hacer.

Lena soltó un gemido, sentándose.

-Bueno ... al menos eso te obligó a salir de ahí ... ¿Qué diablos tienes en esta bolsa de bean?

Ella gimió justo cuando Iván entró corriendo, todavía tratando de atar su túnica cerrada.

-¿Qué pasó? ¿Hay alguien herido?

-preguntó, deteniéndose en la puerta cuando vio a Lena bajar del suelo.

Sólo mi orgullo.

Lena murmuró antes de volverse hacia Julia, que seguía temblando

"Juli, lo siento por sorprenderte."

La expresión de Iván se llenó de comprensión al escuchar esto.

"Julia, respiraciones profundas. Nadie te hará daño aquí en nuestro reloj."

Después de que Julia se hubo calmado, se volvió hacia Lena, que seguía hinchando.

-Lena, no quería empujarte, lo siento.

Lena sólo sonrió levemente y tiró de la otra chica en un abrazo.

"Yo conozco a Julia, está bien, es culpa mía que te asuste, quiero decir, sabía que tenías ataques de pánico".

Ella respondió, ganando un suspiro de Julia

"Gracias Lena, no podría tener una mejor novia que tú."