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12: Bajo la piel

(Corregido, SEP, 2021)

Joselyn

Confundida, así me encuentro y es que, contrario a lo que yo supuse la dichosa tarjeta no dice quien había sido el ser masculino, supongo, que se tomó la molestia de darme la espléndida bienvenida de una mañana del sábado con semejante arreglo de flores, solo dice un simple:

Flores para una mujer hermosa.

 Eso es lo único que dice la ridícula tarjetita blanca y para empeorar la situación quien sea que me envió esas flores ni siquiera firmó la tarjeta. Miro la tarjeta por todos lados viendo a ver si en algún lugar se encuentra esa firma o aparece por arte de magia. Búsqueda fallida. Nada por aquí, nada por allá.

Argh.

Estoy frustrada.

¿Pero hay que ver? ¿Quién carajos se le ocurre mandar un ramo de flores, aparte con una frase tan cliché como, "flores para una mujer hermosa" y además no la firma?

Del cien por ciento de los hombres que mandan flores el noventa y cinco por ciento utilizan esa ridícula frase. Supongo que les falta creatividad para formular una frase más llamativa.

Suelto aire a través de la nariz.

Miro las flores frente a mí, colocando ambas manos a cada lado de mi cintura.

— ¿Quién eres? —pregunto a las flores como si ellas pudieran darme una respuesta, pero sé que no.

Arrastro una mano por mi rostro e intento calmar mi frustración, que no cunda el pánico. No hay por qué, ¿cierto? Seguramente debe de ser algunos de esos admiradores secretos que tanto tengo, ¿no? Porque vamos, seré completamente sincera: admiradores tengo demás. No es la primera vez que recibo flores, casi siempre las recibo. 

En ocasiones que seas hermosa, pues resulta ser una ventaja para ti. En mi caso de joven adolescente no tenía que esperar sentada en la silla al ir a fiestas porque ningún chico me invitara a bailar, al contrario, era con la que todos querían bailar, y salía de las fiestas con dolor en los pies de tanto bailar y ahora de adulta sigo teniendo la misma suerte, pero también es un poco estresante. Sí que lo es.

Ahí está el punto principal por el cual nunca me he entregado en corazón y alma a un hombre,; porque no me he enamorado aún con casi veintisiete años de edad. La mayoría adoran y alaban mi belleza, se derriten a mi paso con un par de bamboleo de caderas, y me dicen cosas como:" qué lindo culo nena"Te follaría toda la noche preciosa" "No te duele ser tan hermosa" y muchas otras más.

Aprendí a ser provocativa, coqueta y descarada o creo que son cosas que me salen natural. Si digo que no hay hombre que no me desee, no es por ser la típica chica ridículamente hermosa presumida, es la verdad. Los hombres me desean, me alaban y dan todo por tenerme, así sea una noche en su cama y disfrutar de mi cuerpo, pero solo es eso. El maldito deseo. ¿Pero qué hay de lo que está dentro de mí? ¿Por qué solo ven mi belleza y no mi parte interior? ¿Mi alma? ¿La Joselyn que desea ser amaba por lo que es, no por un puto rostro de porcelana perfecto que aunque a nadie le gusta, sabemos que con los años va a desaparecer?

Esa es la gran verdad de mi vida, la que escondo siempre y en la que me escudo por la desilusión que me arropa, y al fin estoy permitiéndome contarla. ¿Yo quiero que me amen? Sí ¿Qué mujer no quiere eso? Sin embargo, si voy a entregarme a un hombre, si me voy a enamorar será de aquel que sepa ver más allá de mi belleza, que conozca a la verdadera Joselyn Paterson.