My Biggest Addiction!

capitulo 23: La porcelana rota tarda en pegarse (III)

Buenas mis hermanas lindas de este bello fandom <3

Ari chan le saluda nuevamente supuestamente ya de vacaciones :3

Que casi no lo parece porque a veces mi madre me manda con mi tia a trabajar, está bien, pero casi siempre me falla el perro internet :v solo esperemos que eso no suceda :3

De igual manera, veremos el drama que se nos viene.

Atentas al final! Porque dare un anuncio medio extraño :v

Leamos pues :333333

(Perdonen errores de ortografía y otras vainas mas :v)

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Era ahora u única ayuda, su amiga, la compañera que le quitaba el dolor cada vez que lo necesitaba.

El tipo de hoy era un señor más o menos de la edad de su padre, alto...estaba casado.

Venia cada tres días y era uno de los más violentos de los que llegaban.

-si que eres delicioso ...- le hablo al oído mientras le mordía la oreja y rasguñándole las pantorrillas.

Jaehwan estaba boca abajo mientras su boca tan solo se abría para intentar gritar, pero nunca salía sonido alguno.

Sus ojos estaban opacos y vacíos, era como si nada más estuviera dentro de ese cuerpo que se dejaba golpear y maltratar por cualquiera que entrara.

Incluso el hambre desaparecía, era como si nada mas de eso importara...

Ya no importaba a ese grado el que fueran bruscos, ya incluso le habían quitado las cadenas de sus manos.

El mismo lo había prometido, mientras cada día le diera una dosis de esa cosa en las jeringas, el no haría. ni diría nada más.

Poco a poco fue volviéndose un títere de aquella cosa que corría por sus venas y su cuerpo... pero aun así una parte de su alma deseaba pelear.

¿Cuánto tiempo había pasado?

No lo sabía con exactitud ...pero lo que si sentía eran unas ganas inmensas de parar esto...

Terminarlo fuera como fuera, y ya más o menos tenía una idea de que hacer, solo que aún no reunía la fuerza necesaria para hacerlo.

-joder...- gimió el adulto viniéndose dentro de él, sus piernas hace mucho que estaban de esa forma, llenas de esa mierda que comenzaba a hartarle.

Después de un rato el hombre salió de la habitación, en la soledad del cuarto, Jaehwan se arrastró hasta el rincón de la cama y luego se sujetó las piernas desnudas mientras la cabeza le daba un sinfín de vueltas.

Debía de hacerlo, debía hacerlo ahora.

¿Cuánto más duraría así?

¿Realmente alcanzaría a aguantar?

Miro que en el piso algo brillante, se acercó lentamente a el y lo tomo.

Un cuchillo... de esos que usaba para cortar filetes.

Nuevamente se presentó ese piquete y esas voces molestas dentro de su cabeza, esas que eran calladas solamente por la droga que recorría sus venas cada que su padre así lo quería.