El reloj marcaba las 21:30 de la noche, los nervios me estaban matando, me había cambiado la ropa unas cinco veces pero finalmente me decidí por un vestido mini negro con la espalda descubierta y unos zapatos color rojo.
Era la primera vez que terminaba tanto tiempo antes de la hora pactada, por lo tanto me senté en el sillón de mi casa con las llaves del auto en la mano, mirando el reloj cada dos segundos. En un momento suena el timbre de mi teléfono avisando que recibía un mensaje de texto.
Miré mi celular y veía que titilaba la luz avisándome que tenía un mensaje sin leer. Pensé que sería Nacho para cancelarme la cita. Con las manos temblorosas lo tomé y abrí el texto:
“¿Cenamos hoy?
Benjamín.”
Abrí los ojos como plato. Sentía que la mandíbula iba a llegar al piso de tan sorprendida que estaba. Es un desubicado, y por eso no iba a contestar. Aparte no podía ni que quisiera.
Volví a mirar la hora y eran las 21:45. Todavía tenía que esperar un rato más y los nervios me estaban matando.
En ese instante escucho sonar el timbre. ¿Quién era ahora? ¿Será Carla o Barbara? Me dispuse a levantarme del sillón y atender el portero. -Hola, ¿quién es?-
-Soy yo Eugi.- Oí la voz de un hombre al otro lado.
-¿Quién es?-
-Como si no me conocieras hermosa.- Se hizo un breve silencio, yo estaba esperando que conteste la pregunta. -Benjamín, Eugenia.-
El corazón se me paró, abrí los ojos como plato y contuve la respiración, de repente todo volvió a la normalidad y pude hablar. -Oh! ¿Qué haces acá?-
-Como no me contestaste, pasé a comprar comida y la traje para que cenemos juntos.-
-Esperame ahí.- Corté el teléfono del portero.
Tomé mi campera, la cartera y mi celular junto con las llaves del auto. No podía creer que Benjamín pueda ser tan.... desubicado. Antes de salir miré la hora y el reloj marcaba las 21:50, excelente ya era la hora de salir y yo todavía me tenía que sacar a este idiota de encima.
Una vez en la puerta de la calle, la abrí y salí enfurecida para encontrarme a Benjamín apoyado en la pared con una mano en el bolsillo del pantalón y la otra en el celular, se veía tan lindo. Cuando oyó la puerta levantó la vista de su teléfono para encontrarse conmigo, una gran sonrisa se le dibujo en el rostro, se acercó hacia mí y me abrazo, que yo no devolví, mientras me decía. -Hola, linda.- Se apartó de mí para mirarme de abajo a arriba. -Wow! te ves muy bien, es decir excelente.- Me guiño un ojo. -¿Subimos?- Me dijo señalando hacia arriba.
Tomé una gran bocanada de aire. -¿Qué haces acá?-
Me miró con esos ojos arrogantes y una sonrisa de satisfecho. -Bueno, ya te dije. Vine a cenar.-
-No puedo, me tengo que ir.- Dije caminando hacia donde había dejado estacionado el auto.
Él me siguió. -¿A dónde vas?- Como no contesté, continuó. -¿Vas a ver a alguien no?-
-Obviamente.-
-No te hagas la que no me entendes, ¿Quién es él?-
-¿Quién es quién?- Dije haciéndome la desentendida.
-Vamos Eugenia.-
Cuando llegué a mi auto me paré en seco, giré sobre mis talones para mirar a Benjamín a la cara. -Escuchame una cosa,- Dije con una falsa sonrisa en el rostro y con mi dedo índice en el pecho. -vos estas casado,- coloqué el dedo índice ahora sobre mi pecho. -y no conmigo. Así que, por lo tanto, no te tengo que dar explicaciones.- Abrí la puerta del auto y antes de subirme lo miré nuevamente. -Nos vemos.- Me subí y arranqué el auto. Miré la hora y eran 22:03.
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Aunque dobles mi edad [ Editada]
RomanceEugenia Benet es una joven de 20 años, ella no busca enamorarse, pero el amor la encuentra. Eugi queda realmente encandilada desde el primer día con Ignacio Fuster, su jefe, el problema no es sólo que él tenga 40 años, si no, toda su historia y su f...