Capitulo 27

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-Vamos, ¿Qué vas a hacer este viernes?- Dijo Barbi sumamente emocionada.

-Sí, podríamos hacer algo divertido, como comer algo, salir a bailar, ir a patinar o podríamos hacer una pijamada como si fuéramos chicas.- Carla, que estaba sentada en mi cama al lado de Barbi, se mostraba mucho más entusiasmada aún.

-¿El viernes? Supongo que me quedaré acá en mi casa, estudiando y comiendo helado.- Contesté simulando desconcierto. Me tapé un poco más con el cubrecama.

-Uff es tu cumpleaños.- Advirtió Carla. -Voto porque hagamos todo, comamos algo, salgamos bailar, después pijamada y al otro día a patinar.-

-Me encanta. Quiero eso.- Barbi aplaudía contenta.

-No tengo ganas.-

-Basta.- Barbi se puso seria de golpe. Se levantó de la cama y Carla la siguió, yo las miraba recostada sin intención de copiarlas. -Hoy te vas a levantar, te vas a poner algo de ropa para salir y vamos a ir de compras, a merendar o simplemente a caminar.-

-Estoy cansada.-

-Todo el fin de semana estuviste cansada.- Protestó Carla y tenía razón todo el fin de semana había estado acostada en la cama sin ánimos siquiera de levantarme de la cama para vestirme o cocinar algo para comer. -Ya está no trabajas más para él, ni tampoco lo ves más, no sé por qué estas así de boluda.- Barbara intentaba parar con sus protestas pero no pudo. Carla era de esas personas que siempre te decía la verdad, sin importar lo mucho que duela y aparte te lo decía así como venía, no le importaba si estaba siendo muy directa y hasta a veces grosera. Pero eso es lo que más me gustaba de ella y por esa razón también era mi amiga.

Un par de lágrimas rodaron por mis mejillas. Ambas me abrazaron con fuerza, por más que yo no lo diga ellas sabían perfectamente que era lo que me pasaba, por qué me dolía tanto el alejarme de Nacho.

Me levanté de la cama y me fui a bañar, luego me cambie y arreglé un poco mi cabeza, también agregué un poco de maquillaje, estaba demasiado pálida y mis ojeras por el insomnio eran demasiado evidentes.

Fuimos al centro comercial, nos compramos algo de ropa. Luego nos sentamos en una pequeña mesa de un café. Pedimos unos capuchinos con muffins al mozo que tardó una eternidad en traer. En ese momento veo que dos hombres de traje entran al café, era Nacho, con... ¿Benjamín? Quedé tan sorprendida que creo que me puse pálida, el muffin que tenía en la meno se me cayó en la mesa, llamando la atención de mis amigas.

-¿Gorda qué pasó?- Dijo Barbi un poco preocupada. No contesté entonces ambas siguieron mi mirada hacia Benjamín y Nacho.

-Oh!- Ambas dijeron al mismo tiempo.

-Sí, oh!- Repetí.

Benjamín miró hacia donde estaba nuestra mesa, yo intenté esconderme, pero no tuve éxito. Sonrió y me saludó con la mano, le dijo algo a Nacho que tenía la cabeza gacha en un menú que estaba pegado a la mesa, luego Benjamín señaló hacia nosotras y Nacho levantó la vista para cruzarla con la mía. Sonrió, de lejos podía notar su mirada cansada y su sonrisa forzada por su cansancio.

Mariposas comenzaron a revolotear por mi estómago cuando Nacho se levantó y caminó hacia nosotras junto con Benjamín. Pero al mismo tiempo un dolor se ubicó en mi pecho, no quería que esto esté pasando, no quería verlo, ni hablar con él. Pero al mismo tiempo quería saltar a sus brazos.

-¿Cómo están chicas?- Saludó Benjamín. Barbi y yo saludamos pero Carla rodeó los ojos y levantó una mano, ella nunca lo soportó.

Nacho se ubicó adelantó y saludó primero a Barbi, a Carla y por último a mí con un suave beso en la mejilla, que me hizo estremecer y sentir una descarga eléctrica por todo mi cuerpo. Creo que mis mejillas se enrojecieron luego de sonreír con timidez bajando la mirada.

-Intenté llamarte.- Dijo Benjamín llamando mi atención.

-Mi celular está apagado hace días.- Contesté, Carla lo miró con mala cara cuando tomó una silla y se sentó entre ella y yo.

Nacho quedó de pie un momento, luego tomó una silla y se sentó entre Barbara y yo. El mozo se acercó a nuestra mesa y tomó el pedido de los nuevos integrantes.

Era extraño estar entre Benjamín y Nacho, los dos hombres que me destrozaron el corazón sin importarles mis sentimientos. Los que siempre volvían para lastimarme un poco más para luego dejarme nuevamente.

Benjamín estuvo halagando lo bien que me veía, era un poco incómodo. Y Nacho simplemente oía la conversación.

-¿Y tu hija?- Le preguntó Carla.

-Bien.- Contestó con indiferencia.

-¿Y tu esposa?- Siguió indagando mi amiga para saber si algo de todo eso lo haría sentir incómodo.

-No es más mi esposa, nos divorciamos hace un mes.- Me miró a mí, que lo estaba observando sorprendida.

Por eso había estado llamándome por al fin se había divorciado y ahora quería usarme un tiempo más y volver a lastimarme.

-No sabía que salían juntos.- Dije a Nacho.

-Es que... ahora trabaja para mi Benjamín.- Contestó.

-Sí, con lo del divorcio Sara me delegó a Nacho.- Intervino mi ex.

-¿Y cómo va la nueva secretaria?- Pregunté nuevamente a Nacho.

-Nada mal, no es como vos pero no esta tan mal.- Su mirada era tierna y sincera, no podía evitar ponerme colorada. -Se te extraña en la oficina.-

-Creo que nos tenemos que ir.- Interrumpió Barbara.

-Sí.- Contestó Carla. -Euge, vamos.-

Saludamos y nos dirigimos a casa. Ellas querían quedarse conmigo, pero realmente quería estar sola. No necesitaba tener compañía como si fuera a hacer algo contra mí misma. Ellas al fin aceptaron que me quede sola en casa.

Al poco tiempo que mis amigas se fueron sonó el timbre de mi casa, pensé por un momento que ellas estaban de vuelta. Pero para mi sorpresa era Benjamín que venía a visitarme.

-Ya sé que nos vimos esta tarde pero...- Y con apenas un pié adentro de mi casa me estampó un beso tomándome sorpresa.

Lo separé de mí de un empujón. -¿Qué haces?- Dije un poco molesta.

-Te extraño, tantas idas y vueltas. Tanto me esperaste, ahora es el momento. Me separé, podríamos intentarlo.-

-Vos lo dijiste te esperé, en pasado. Ya es tarde para esto, no quiero estar con vos.-

-Pero...- Buscó en su desesperación por convencerme. -Te amo.-

Abrí los ojos como plato, estuve años esperando esto, que me diga que me ama pero ahora que lo oía no sentía nada. No me interesaba si él me amaba o no. -No, basta. Quiero que te vayas, no quiero intentar nada.-

-Pero te amo, siempre lo hice.-

-Es muy tarde.- Lo empuje hacia la salida y cerré la puesta en su cara.

Sollozos se oían a través de la puerta. -Te amo.-

Ignoré completamente a Benjamín hasta que decidió irse de mi puerta.

Por primera vez en días me sentí mucho mejor, como aliviada por haberle dicho que no, haber sacado esa cuenta pendiente con Benjamín y así olvidarlo para siempre. Una sonrisa se me escapó de los labios, hacía días que no sentía esta felicidad por hacer algo que me haga bien.

En ese momento recibí un mensaje de texto a mi celular que hizo que mi sonrisa creciera más.

“Verte me alegró la vida.

Nacho"

Aunque dobles mi edad [ Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora