El verano había llegado y el calor se iba sintiendo. Me desperté y Franco estaba abrazándome, casi aplastándome, estaba muriendo de calor.
Encendí la televisión de mi cuarto, esa que nunca uso, y decían que eran las 6:23 de la mañana. Me levanté de la cama, apague el televisor y me dirigí a la ducha. En el medio de mi relajante baño escucho que la puerta se abre.
-Perdoname bombonaza pero quería venir a lavarme los dientes y a orinar.-
¿Mucha confianza tomó de golpe? -¿No podes esperar que ya salgo?-
-Uff! que humor tenemos esta mañana, está bien vida.- Salió del baño y me dejó sola.
Una vez que me cambié en mi cuarto, me dirigí a hacer café. Saqué unas tostadas que tenía y un queso. Llené mi taza con café y deje otra vacía para Franco.
Su bolso seguía arriba del sillón, lo observé de la cocina y estaba abierto. Me acerqué un poco para mirar y estaba repleto de cosas, creo que anoche no me di cuenta de lo grande que era. Dejé mi taza sobre la pequeña mesa de café y con cuidado de no desordenar nada, hurgué en el. Había cuatro camisas blancas, cuatro trajes, uno negro, dos azules, uno más claro que el otro, y uno gris. También cuatro pares de medias, cuatro boxers, cuatro remeras blancas y cuatro corbatas, una negra, una roja, una azul y una blanca con negro. ¿Pensaba instalarse en mi casa por toda la semana?
Dejé todo ordenado como estaba y cuando Franco salió del baño después de ducharse, le serví café y se lo di. Él me agradeció. -Que grande que es el bolso que trajiste.- Dije como si fuese una observación al pasar.
-Sí.- Contestó él.
-¿Pensas quedarte mucho?- No podía seguir con vueltas.
-Hasta el viernes si no te molesta.- Sonrió. -Y el fin de semana podes quedarte en mí casa.-
-No es para que te enojes lo que te voy a decir, ¿pero no crees que vamos muy rápido?-
-¿Rápido? No, para nada. Solamente me quedo unos días, no me vengo a vivir con vos.-
-Está bien.- Contesté.
Al fin es viernes. La semana pasó bastante rápido, a pesar de mi entusiasmo porque termine y tener mí casa para mí sola.
Desde que abrí los ojos esta mañana Franco me recordó una y otra vez la cena que teníamos con sus padres esta noche, no estaba nerviosa, si no, que no tenía ganas de ir, aunque, supongo que sus padres son encantadores.
Conocer a sus padres... pensé.
-¡Eugenia!- Nacho me llamaba de la oficina haciéndome sobresaltar.
Una vez adentro de su despacho me senté frente a él. Se lo notaba un poco nervioso. -¿Pasa algo?-
-Sí, no sé cómo pasó pero me olvidé de que hoy tengo la cena benéfica.- Contestó él tecleando a toda velocidad en su computadora.
-Pero yo no tengo anotado nada en tu agenda.-
-No, porque un amigo es el que la organiza y directamente me invitó él. Por eso nunca llego tarjeta.-
-Oh!-
-Y me está mandando las invitaciones ahora mismo.-
-OK, cuando lleguen las traigo.- Me levanté de la silla como para salir de allí.
-No, esperá necesito que me acompañes.-
Aclaré mi voz y levanté una ceja. -Pensé que querrías ir con Sabrina.-
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Aunque dobles mi edad [ Editada]
RomanceEugenia Benet es una joven de 20 años, ella no busca enamorarse, pero el amor la encuentra. Eugi queda realmente encandilada desde el primer día con Ignacio Fuster, su jefe, el problema no es sólo que él tenga 40 años, si no, toda su historia y su f...