Llegue a casa con millones de dudas ¿Qué le había pasado a Nacho? ¿Qué le había hecho? ¿Estaría enojado conmigo?
Mi celular sonó interrumpiendo mis pensamientos. Lo tomé y abrí el mensaje de texto que había recibido:
“Perdón si te interrumpí antes, quería hablar de algo con vos.
Leandro.”
Había olvidado por completo que Lean me había llamado cuando estábamos comiendo, ¿por eso se habrá enojado Nacho? Si era así, ¿quién era él para enojarse por eso? si él hacía poco más de una hora estaba con un gato en la oficina.
Sacudí mi cabeza para despejar mi mente y dejar de pensar en el idiota de mi jefe. Releí el mensaje de Leandro y decidí contestarle:
“No pasa nada. Ya estoy en mi casa, si tenes ganas poder pasar.
Eugenia”.
Cuando Leandro llegó a casa eran la una de la madrugada, lo notaba un poco raro, como nervioso. Cada dos segundos peinada su cabello rubio de un lado para el otro, sus ojos de color gris estaban llenos de preocupación y tenía un rostro de cansado o nervioso, no lo podía definir bien.
Le alcancé una cerveza y me decidí por romper este silencio que nos invadía y que me estaba poniendo muy nerviosa.-Lean, ¿qué te pasa?- Me clavó la mirada y sonrió cansado, definitivamente estaba nervioso. Así se ponía cuando tenía un examen importante o cuando está por recibir una nota importante. Como no me respondió nada volví a hablar. -¿Estas preocupado por algún examen?-
Negó con la cabeza y bajo la mirada. Nos quedamos en silencio nuevamente, hasta que volvió a levantar sus grises ojos clavándolos en los míos. -Me enamoré- Dijo con la voz ronca.
-Ah- Contesté sorprendida. -Está bien.- No sabía que debía decir en esta situación, es decir no teníamos una relación seria, por lo tanto cada uno podía hacer lo que quisiera, pero nunca imagine como iba a ser cuando uno de los dos quiera una relación seria con alguien más. -Bueno, podía pasar esto.- Me miró confundido. -Es decir,- dije mirándolo a los ojos. -no tenemos una relación seria, después de todo no tenemos una relación seria y no te voy a hacer un planteo porque te enamoraste de alguien.-
Seguía observándome confundido y rio con tristeza. -Veo que no entendiste.-
Abrí mis ojos como plato. -Oh! esperá, te...- Tenía miedo de la respuesta que podría recibir, no sabía si iba a quedar como una idiota o iba a quedar como una... idiota, entonces decidí pregustarle. -¿De quién te enamoraste?-
-De vos, ¿no es obvio?-
-No, yo no lo sabía.-
-Por eso te venía a decir que no quiero seguir con esto, quiero que empecemos algo, algo serio.-
-¿Vos me decís que queres que sea tu novia?- Estaba un poco confundida. Cuando conocí a Leandro dejamos en claro que no queríamos una relación estable para que uno no le reclame nada al otro y que sea simplemente algo divertido.
-Sí, eso te estoy pidiendo, que seas mi novia- Nos invadió el silencio nuevamente, pero esta vez fue más breve. -Sabía que me ibas a decir que no, por eso mi cara de preocupación, aunque tenía esperanzas.- Se levanto del sillón dejando la cerveza intacta sobre la mesa de café, agarró su campera de color negra y se la puso. -Va a ser mejor que me vaya.-
Dio media vuelta y se dirigió a la puerta la abrió y cuando estaba a punto de salir pegue un salto del sillón -Esperá.- Dio un paso atrás para volverse hacia mí y cerró la puerta. -No estoy preparada.-
-Está bien, no era necesario que me digas nada. Entendí todo con tu silencio.-
-Sos un muy buen chico y seguro vas a encontrar a alguien que te merezca.-
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Aunque dobles mi edad [ Editada]
RomansaEugenia Benet es una joven de 20 años, ella no busca enamorarse, pero el amor la encuentra. Eugi queda realmente encandilada desde el primer día con Ignacio Fuster, su jefe, el problema no es sólo que él tenga 40 años, si no, toda su historia y su f...