Mayormente con los hombres me sentía segura a la hora de la seducción, no soy una persona egocéntrica pero considero que si me propongo conquistar a alguien, lo puedo hacer. Pero con Nacho era diferente, quizás era la diferencia de edad o que tenga tanta experiencia, no lo sé.
A la mañana siguiente de mi "intento de seducción" estaba muy nerviosa, quería que llegue Nacho para saber con qué me iba a encontrar esta vez: quizás enojo o deseo o quizás simplemente me ignore como la última vez, cuando me beso.
Wow cuando me beso. Pensé acariciando mis labios con mi dedo indice.
Oh! Por favor Eugenia, es tu jefe. YA BASTA! La voz en mi cabeza volvió a hacer presencia en mí y como siempre tenía razón.
Oí el ascensor detenerse y abrir sus puertas en el piso, me sobresalte y rápidamente dirigí toda mi atención al monitor de mi computadora. Escuche que Nacho se detuvo a hablar con alguien, entonces me levante y me decidí por ir al office a hacerme un café, en realidad no quería uno pero no sé si estaba preparada para recibir a Nacho y esperar que me ignore, otra vez.
-Me gustaría que me hagas uno a mí.- La voz de un hombre hizo que me sobresalte.
Me di vuelta para ver a quien hablaba detrás de mí. -Ay Nacho, me.. me asus..taste- Dije tartamudeando.
-Discúlpeme señorita Benet.- Dijo con voz de sarcasmo, sonriendo y luego me guiño un ojo.
-Toma mi café, en realidad no quería uno.- Extendí la taza que tenía en mi mano hacia él.
Sonrío. -Muchas gracias. Yo tampoco quería café igual.- Me miró a los ojos con esa mirada que hacía que me derritiera. -En realidad,- Se acercó más hacia mí hasta quedar a pocos centímetros de mi rostro, de mis labios que ahora estaban temblando y deseándolo, deseando sentir sus labios en los míos. -necesito que repacemos mi agenda, hoy es viernes.- Embozó una sonrisa triunfante y luego salió del office y se dirigió a su oficina.
Veo que el Doctor Fuster quiere jugar un poco conmigo, probablemente se esté vengando de mí actitud de ayer.
Por un lado era divertido poder coquetear con alguien a quien también le guste hacerlo y que lo haga bastante bien, pero por otro lado era mi jefe con quien lo estaba haciendo, eso no estaba muy bien. Realmente no quería ser conocida en la empresa por ser la que tuvo sexo con el jefe y mucho menos como la que tuvo sexo con el dueño de Sensual. No es que esté pensando en tener sexo con Nacho, pero uno no puede estar 100% seguro de lo que puede llegar a pasar, creo que estamos en la puerta del sexo o a unos pasos, sin embargo esa "puerta" no se iba a abrir, yo no lo voy a permitir... eso creo.
Deja de pensar en tener sexo con tu jefe y volvé al trabajo. Mi conciencia no me dejaba tranquila, pero siempre tenía razón, así que le obedecí suspirando y revoleando los ojos.
Toqué la puerta del despacho de Nacho y él me indicó que entrara. Estaba al teléfono, supongo que discutiendo con su ex-esposa o ex-novia o ex-algo, es decir la madre de su hijo. -No, Simón no puede venir con cualquiera. Ah, el esposo de tu hija, bueno yo no lo conozco.- Me indico que me sentara en la silla que se encontraba frente a su escritorio. -No, no me digas que es responsable, porque realmente no lo creo.- Hasta enojado lucía bien, era tan sexy que no podía dejar de mirarlo, llevaba sus anteojos esos que usa para cuando está en la computadora o para leer algo cuando está muy cansado. -¿Es necesario que te diga por qué Sara?- Hizo silencio para oír lo que la señora Dickson le respondía. Me miro y levanto una ceja, supongo que en ese momento tenía una cara de idiota impresionante, estaba embobada en su belleza. Me sonrío y yo decidí mirar hacia otro lado. -Mi secretaria lo fue a buscar esa vez porque no tenía otra opción pero ese chico no quiero que lo traiga.- Oh! me estaba sintiendo incómoda. Tomé una hoja de mi agenda y le escribí "Luego regreso", se lo extendí para que lo leyera pero negó con la cabeza y continuó hablando por teléfono. -Sara, está bien que lo traiga el chico ese, está bien. Tengo que trabajar, lo quiero a Simón a las seis. Y decile que venga como a las cuatro él para hablar.- Oyó algo que le dijo Sara Dickson.-Quiero conocerlo, si a partir de ahora va a traer a Simón, quiero conocerlo.- Colgó el teléfono y revoleó los ojos, se alboroto el cabello y yo no podía dejar de mirarlo, creo que tengo la cara de idiota otra vez. Me miró y se rió. -Bueno repacemos la agenda.- Se limitó a decir poniéndose serio nuevamente.
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Aunque dobles mi edad [ Editada]
RomansaEugenia Benet es una joven de 20 años, ella no busca enamorarse, pero el amor la encuentra. Eugi queda realmente encandilada desde el primer día con Ignacio Fuster, su jefe, el problema no es sólo que él tenga 40 años, si no, toda su historia y su f...