Capitulo 1

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Capitulo 1

Me desperté con una sonrisa dibujada en mi rostro, la noche anterior había sido increíble. Hacia unas semanas había conocido a el chico mas divino de la facultad, Leandro, rubio, ojos café, alto y muy, muy simpático. Aunque me gustaba y vale aclarar que teníamos un muy buen sexo, no iba a pasar nada más que ello.

Sonó mi teléfono por un mensaje que estaba recibiendo. Tomé mi celular y abrí el texto:

"Noche increíble, me hubiese gustado que te quedes en casa. ¿Cuándo nos vemos de nuevo?

Leandro."

 Soy bastante complicada, desde que me dejo el imbécil de mi ex no tenía intención en salir con nadie. Sino que quería solo divertirme. 

Opté por no responder o quizás hacerlo más tarde. Decidí levantarme de la cama y comer algo. Nada me iba a sacar el buen humor este día.

Al terminar de desayunar-almorzar a las 13:00 de la tarde, decidí bajar a buscar mi correo.

El encargado del edificio en donde vivía ponía el correo de cada uno en un casillero diferente dependiendo del departamento donde uno vivía. Así que fui al mío, el 4D, saqué la llave de mi bolsillo y lo abrí. Se me vino encima una tonelada de cartas.

-Wow! Sí que tengo mucho.- Dije en voz alta.

-Y sí Eugenia, si lo venís a buscar una vez por semana o cada quince días, es lógico que vas a tener mucho.- Dijo un hombre detrás de mí.

Giré hacia donde provenía la voz y dije: -Kevin, pensé que estaba sola.- Sonreí un poco avergonzada. -¿Cómo estás?-

-¿Cuándo vamos a salir? Hace meses que te lo estoy pidiendo... Una sola vez aceptaste y no la pasamos nada mal.- Guiñó un ojo. -¿No?-

Fue un buen polvo. Pero no nunca se va a repetir. -No lo sé, estoy...- Mentira, mentira, pensá una buena mentira. -Estoy saliendo con alguien y bueno, va enserio ... ¿entendes?.- Dije mientras cerraba mi casillero y me dirigía a las escaleras para regresas al segundo piso, donde estaba mi departamento.

-Claro.- Dijo rascándose la cabeza. -Suerte, con... tus cosas.-

Lo miré y le sonreí. -Gracias.- No era una mentira en sí. No estaba saliendo con Leandro seriamente pero lo veía seguido.

Cuando salió del edificio, subí las escaleras.

 Nota mental, no acostarse con los vecinos.

Con una taza de té en la mano me senté en el sillón, tomé las cartas que había recibido y entre todas las cuentas de luz, gas, teléfono, agua, direct tv y grandes cantidades folletos de deliveris, encontré un sobre de papel grueso, color rojo que en el frente decía:

"Eugenia Benet."

Abrí los ojos como plato y me puse muy nerviosa.

Por favor que no sea lo que imagino. Pensé

Lo abrí y saqué la tarjeta que tenia dentro, evidentemente era lo que imaginaba.

Arrojé la invitación sobre la mesa. Y tiré mi cabeza hacia atrás, tomando mi cara con las manos.

No voy a llora, no pasa nada. Tengo que llamar a Barbi. Necesito a Barbara.

 Cuando tenía 5 años empecé el jardín y ahí fue cuando conocí a Barbara, recuerdo que ella siempre llevaba dos colitas de pelo rubias perfectamente peinadas y siempre le pedía a mi mamá que me peine igual, pero mi madre jamás fue la mejor peinadora, entonces siempre mi cabello era un desastre, bueno hasta que me empecé a peinar sola. Un día me acerque a Barbi y le dije: "qué lindo cabello " y desde ese día nos hicimos amigas inseparables. Bueno en realidad, inseparables no, porque cuando cumplí 8 años mis padres decidieron mudarse a Estados Unidos, y aunque con mi madre veníamos cuatro veces por año a ver a la familia y a Barbara, no era igual. Cuando cumplí 15 años mis padres se divorciaron y con mi madre nos mudamos de nuevo al país y el primer día que pisamos Argentina, le dije a mi madre: "yo quiero ir al mismo colegio que va Barbi, no se discute más". Y así fue, me anotó en el mismo secundario y nuevamente nos hicimos inseparables.

Aunque dobles mi edad [ Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora