Capitulo 26

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Sería el último día que iba a pasar en la oficina. Así que entre varias secretarías me prepararon un almuerzo en el que estaba toda la empresa invitada a asistir. Sinceramente pensé que no iban a ir muchos pero me sorprendió.

Nacho se sentó lo más alejado posible de mí y cuando le pidieron que diga unas palabras sobre mí dijo: "La mejor secretaria que tuve, muy eficiente. Es una lástima perderla."

Franco por otro lado se mostró distante, no quiso hablar conmigo. Quería darle un cierre a lo nuestro pero él estaba negado a escucharme.

Después de muchos abrazos de despedidas de distintos empleados, volvió cada uno a su trabajo. El día transcurrió de lo más tranquilo, Nacho no me ignoró pero tampoco me prestó mucha atención. Por suerte su hermana no volvió a aparecer por la oficina.

A eso de las seis de la tarde, cuando ya era hora de volver a casa, Nacho me pidió que vaya a su oficina. Entré y cerré la puerta detrás de mí, antes de sentarme frente a él.

Ya sentía que tenía un nudo en la garganta, iban a ser los últimos minutos que pasaría con él y después nunca más lo volvería a ver. Nunca más iba a recordarme, ni extrañarme. Todo eso hacía que un dolor se ubicara en mi pecho y presionaba fuertemente.

-Bueno Euge,- Dijo en un tono de tranquilidad, mientras me miraba a los ojos con ternura. -la verdad que lamento mucho que te vayas. Me hubiese gustado que trabajes para mí hasta que termines la facultad pero bueno, es tu decisión y la respeto.- Extendió su mano para tomar la mía pero yo la saqué de arriba de la mesa para no sentir su tacto. Me miró extraño. -¿Qué pasa?- Espero que contestara pero mi respuesta nunca llegó. -¿Cuál es la verdadera razón por la que te vas?- Si hablaba iba a romper en llanto y no quería. -¿Es por Franco?- Negué con la cabeza. -¿Es por mí?- No dije, ni hice ningún gesto. -Es por mí.- Afirmó él. -¿Podemos hablar de eso?- Negué con la cabeza. No quería hablar de nada, quería terminar con este día dejar de verlo y olvidar todo esto que me provoca tanto dolor. -Por favor.-

-No, quiero que dejemos ya todo. Que nos despidamos y nos deseemos lo mejor.- Mi voz temblorosa estaba a punto de quebrarse pero pude contenerla.

-Quiero saber, porque me importas. Si no, ignoraría todo esto y te dejaría ir.- Mis lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas, quería contenerlas pero ya era tarde, no iba a parar, no iba a poder contener nada más. -No, no llores por favor.- Suplicó, se levantó de su silla y me extendió su mano para que me levantara. La acepté y una vez que estuve de pie me abrazó. Luego se separó de mí y me guió hasta el sillón, sentándose a mi lado y volverme a abrazar. -Por favor no llores más.- Sus ojos estaban llenos de... de... ¿culpa? No lo sé. Pero quizás era eso. -Perdón.-

Levanté mi vista nuevamente a él y lo miré extraña. -¿Perdón?- Dije entre llantos.

-Sí, lo que menos quería hacer era lastimarte pero es lo que hago constantemente. Todo el tiempo quiero alejarte para no lastimarte pero veo que cada vez te lastimo más. Supongo que hiciste bien en renunciar para alejarte de mí.- Asentí y me alejé de él mientras secaba mis lágrimas.

-Un gusto. Muchísimas gracias por darme esta oportunidad.- Dije extendiendo mi mano para estrecharla con la suya.

Él la aceptó pero puso una mirada extraña. -El gusto fue todo mío, te lo puedo asegurar.-

Me levanté del sillón y caminé hacia la puerta estaba a punto de salir cuando él me tomó del brazo para detenerme. Me giré hacia Nacho, me tomó de la cintura para acercarme a él con una mano y con la otra me acarició el cabello. Nuestras miradas se encontraron. Él cerró los ojos y me se acercó lentamente hacia mí, no quería que bese, pero al mismo tiempo quería sentir sus labios, su lengua dentro de mi boca. No podía resistirme.

Se acercó más hasta que al fin nuestros labios se chocaron y se movieron al mismo tiempo, como si el beso estuviese ensayado se movían exactamente bien para que el beso sea perfecto. Cuando nuestras lenguas se entrelazaron puede sentir todo una descarga eléctrica por mi cuerpo que me hizo sentir viva otra vez, me sentía completa con él. En ese momento me di cuenta, todo tuvo sentido, más que nunca. Se aclaró todo en mi cabeza, el por qué me dolía tanto alejarme de él, por qué renunciaba, por qué quería tenerlo lejos pero al mismo tiempo cerca.

Lo amo, amo como nunca amé a nadie. Ni siquiera a Benjamín. Nacho me hizo conocer cosas que yo no conocía de mí, como mi capacidad de amar tan incondicionalmente a alguien que podía rechazar esta oportunidad que podía abrirme puertas a grande oportunidades para cuando sea abogada. Este sentimiento es esa mezcla de dolor y felicidad al mismo tiempo.

Lo amo, amo como nunca amaré a nadie más. Él es el hombre de mi vida, con él quiero pasar el resto de mi vida, pero es imposible porque el doctor Ignacio Fuster es incapaz de amarme como yo lo hago, es incapaz de amar a alguien que no sea a él mismo. Es imposible que esto pueda prosperar, es imposible que alguna vez siquiera pueda fantasear con él a mi lado.

Entonces me detuve, mis ojos se llenaron de lágrimas nuevamente. Él me observó una vez más y sus ojos estaban llenos de deseo, esa mirada la había visto ya otras veces, como cuando nos fuimos de viaje. Luego de esa mirada siempre terminábamos teniendo sexo, pero esta vez no, esta vez no podía ser así. No quería seguir lastimándome, no, ya era suficiente.

-La última vez.- Dijo él poniendo sus manos en mi trasero y empujándome hacia él para que pueda sentir su erección creciendo.

-No.- Dije alejándome.

Él me miró desconcertado. -¿No?- Estaba tan sorprendido como yo.

-No, Nacho mirá, ya me hice mucho daño, no quiero más. Nunca nadie me lastimo tanto como vos.-

-Lo siento.- Me volvió a abrazar.

Le di un beso en la mejilla y salí de allí.

-Hola.- Dijo él al abrirme la puerta de su casa, un poco sorprendido.

-Sí soy yo.-

-¿Querés pasar?-

-Sí, quiero que hablemos, por favor.-

Me dejó entrar y nos dirigimos al living, me invitó a sentarme y yo acepté, el se sentó a mi lado luego de traer un café para cada uno. Se quedó en silencio esperando a que comience con la conversación.

-Mira Franco, siento mucho,- Lo pensé un segundo. -muchísimo, lo que pasó el otro día en la oficina con Nacho.- Él asintió pero no dijo nada. -Quiero que me perdones no fue cómodo para ninguno de los dos vernos en esa situación tan de mierda.- Suspiré. -Quiero que terminemos bien, porque vos sos una gran persona.-

-¿Que terminemos?- Se mostró confundido ante mis palabras. -Yo pensé que...- Se detuvo unos segundos y continuó. -No sabía que querías terminar conmigo.-

-Sos una excelente persona, pero nosotros dos no sé hay algo que no va. Siento que lo nuestro no va para ningún lado porque nosotros dos vamos en direcciones diferentes.-

-¿Estas enamorada de Nacho?- Preguntó algo decepcionado. Como no contesté continuó. -Claro, por eso renunciaste. No te preocupes tu secreto está a salvo conmigo.- Acarició mi mejilla. -¿Te puedo abrazar?- Preguntó.

-Si.- Dije sonriendo.

Nos abrazamos un rato y luego dijo. -Espero que encuentres a alguien que te ame muchísimo porque sos hermosa tanto por dentro como por fuera.- Sonaba sincero.

-Gracias.- Dije con mucha sinceridad. -Espero que vos también, sos increíble Franco de verdad.-

-Gracias.-

Aunque dobles mi edad [ Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora