Capítulo 15

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Capítulo 15

Con un nuevo peinado, llegué a mi habitación, donde se encontraban todas menos Leslie. Ya la echaba de menos, notaba su ausencia. Esperaba verla pronto. Cuando ingresé y saludé a mis amigas, llevaba el cabello oculto bajo la capucha del buzo de Jack. Pensaba en no devolvérselo nunca, porque también era abrigado. Lo escondería en el fondo de mi cajón esperando a que mi amigo se olvidase de su atuendo. En todo caso, negaría que yo lo tuviera.

—¿De qué hablan, bellezas? —Me integré sentándome sobre la cara de Madonna, junto Ashley. Todavía no tenía el coraje de desvestirme.

—Charlábamos sobre las chicas del internado —contestó Gwen desinteresadamente sentada como un indio sobre el suelo.

La miré dudando si escucharlas o no, porque sinceramente el tema no me llamaba la atención. Suspiré agotada.

—Sigan hablando —respondí acostándome en la cama y dándoles la espalda—. Voy a estar dormida.

Y así hice, descansé.

****

Estaba soñando sobre una calle victoriana de Londres donde pasaban todas las cosas buenas y malas del mundo (un amor reencontrado, un asesinato) cuando un baldazo de agua me empapó. Salté de golpe y me choqué la frente con otra. Delante de mí se encontraba Charly con un recipiente vació y su mano en  su rostro, donde recibió el golpe. Por más fuerte que haya sido, a mí no me dolió más que una picadura de mosquito; mi cabeza siempre resistió golpes, supongo que fue algo que desarrollé en mi infancia gracias a Liam, Wess y Kerry Ann, mi hermana mayor.

—¡Bruta! —Chilló mi mejor amiga. Como estaba sentada, la capucha del abrigo no se quedó sobre mi cabeza. Lo noté tarde, cuando las tres chicas que tenía en frente me miraron con los ojos deformemente abiertos. La situación era incómoda, no sabía cómo reaccionar. Opté por el camino fácil.

—¿Qué pasa que me miran así? —Pregunté fingiendo inocencia.

—Tu cabello, Joyce, ¿¡Qué mierda te has hecho!? —gritó Gwen, incrédula.

Toqué mi cabeza semi-rapada y me hice la sorprendida. Le resté importancia con un movimiento de hombros y una mueca en la boca.

—Se me debe haber caído en el camino y no lo noté —contesté como si aquello fuera siquiera lógico—. Una pena, la verdad.

Mis amigas me observaron debatiendo internamente si les estaba jugando un chiste o si lo que decía yo lo creía capaz.

—¡Joyce, eres una imbécil! ¡Antes de tomar decisiones tan drásticas tienes que consultarnos o a mi o a Gwen! ¿¡Es que no leíste la Seventeen éste mes!? Hicieron una encuesta en la que el 87% de los hombres prefería a las mujeres de pelo largo.

—Cher, no todas piensan en las opiniones de los hombres antes que las nuestras. —Salió Charly a mi rescate—. Joycie, no te queda mal. —Me dijo mirándome a los ojos. Estaba claro que no lo creía, que pensaba que esta nueva transformación era por otro muchacho.

Todos contra todos: La batalla recién comienza - PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora