Príncipe Marrón.

Capitulo 23

Durante los días de la suspensión Niall estuvo yendo a casa de Liam, siempre después de la escuela para pasarle los trabajos y así no se atrasara, algunas veces Louis estaba con ellos lo cual no era mucho del agrado de los otros dos, ya que no podían demostrar su afecto más allá de discretas caricias cuando Tomlinson no miraba; o eso es lo que creían, la verdad era que Louis estaba atento a cada movimiento que hacían. Inicialmente el encargado de llevarle los trabajos seria Harry pero el rubio estuvo insistiendo hasta que logró convencerlo, con la excusa de que su casa estaba al lado y había sido su culpa que lo suspendieran.

Harry y Louis en el tiempo que estaban en la universidad hablaban con Horan con el objetivo de sacarle la verdad tras aquellas fotografías, pero Niall no estaba dispuesto a decir nada por lo que, cuando le preguntaban o decían algo respecto al tema se hacia el sordo, cambiaba de conversación e incluso fingía demencia. La situación con Liam era básicamente lo mismo, cada que Harry le decía sobre eso cambiaba rápidamente de tema y negaba todo, diciendo que no sabía de lo que hablaba; era el pequeño secreto del que no querían hablar aun, todo lo sucedido en aquella playa no debía salir a la luz.

Mientras tanto, todo aquello sirvió para que la relación de Louis y Harry estuviera mejor, se hicieron más unidos, después de la escuela pasaban horas recorriendo la ciudad en el auto de Tomlinson, cantando alguna canción que sonara en la radio o hablando sobre cualquier cosa; Louis siempre tenía un tema de conversión y de no ser así inventaba cualquier cosa, lo cual le encantaba al rizado ya que no se aburría estando con él. A Harry comenzaba a gustarle de sobre manera estar con Tomlinson, cada segundo que pasaba con él era digno de recordar pero sin duda lo que más le gustaba recordar era el día que se quedó en casa de Louis; viendo películas, jugando algunos videojuegos e incluso hicieron una guerra de comida con las frituras que comían, pero su parte favorita fue cuando se quedó dormido en el sofá con Tomlinson sobre su pecho.

Aquella tarde el sol estaba en su punto, brillando cual diamante en la lejanía e iluminando hasta el rincón más oculto de la ciudad sin embargo el viento helado recorría las calles obligando a sus habitantes usar chaquetas y suéteres para no padecer frio, el clima resultaba ser agradable por lo que muchos se encontraban fuera de sus casas, ya fuera estando en parques o caminando sin más, simplemente paseando por la ciudad. Pero como era de esperarse, Liam se encontraba en el interior de su cuarto, sentado sobre el borde de la cama viendo cualquier cosa en su celular y sin deseos de salir. Colocó el celular sobre la cama cuando se aburrió y se recostó sobre esta, cubriendo sus ojos con la manga del viejo suéter de alpaca que usaba ese día, el cual había encontrado en alguna caja en casa de sus abuelos y decidió quedárselo sin siquiera preguntar si podía hacerlo; le suéter le quedaba enorme, las mangas le cubrían por completo las manos y hacían falta como cinco o seis centímetros para que le cubriera las rodillas. No tenía idea de quién era el antiguo propietario pero le encantaba ese suéter y agradecía mentalmente al ex dueño por dicha prenda, que a pesar de los años seguía conservando la suavidad.

Escuchó unos pasos lentos acercándose a su cuarto, después la cama se hundió ligeramente a sus costados pero no fue hasta que sintió una presión sobre su cadera que decidió remover su brazo para ver de qué se trataba aquello; parpadeó varias veces para acostumbrarse al cambio de luz y se encontró con un sonriente Niall sentado sobre él. Sonrió colocando sus manos sobre las piernas del rubio, quien se inclinó levemente hacia delante para dejar un suave beso en los labios del otro.

Liam: ¿cómo entraste?

Niall: por la puerta-rió por lo bajo ante la expresión seria del castaño, ganándose un leve golpe en la pierna-lo siento, tenía que decirlo. Tú mamá estaba saliendo y me dejo entrar ¿no te molesta, o si?