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Bajó la vista mientras escuchaba la voz de Quirón, si bien había muchas cosas que sabía había unas otras cuantas que había obviado. Le temblaba el pie, estaba nervioso, no quería que dejara de hablar y tener que salir de la cabaña. Era una excusa perfecta para no tener que salir y entender toda la verdad.

De repente la voz del profesor cesó, el moreno levantó la vista y se encontró con Jason frente a ellos. Sonreía con tranquilidad, y estiró la mano al hijo de Poseidón en señal de saludo.

- Jason – le saludó el chico, mientras el hijo de Júpiter se sentaba a su lado. - ¿qué tal va todo? – preguntó, mientras miraba su abultada mochila con sus cosas. Quirón simplemente se fue yendo hasta su oficina sin siquiera despedirse, pero dando a entender que la conversación había acabado.

- Todo va bien, ya sabes los entrenamientos son más duros cada vez no más – le sonrió, mientras se despeinaba el cabello - ¿y tú? ¿Qué tal tú madre? –

- tiene un novio nuevo, y como tal quiere “caerme bien” – se burló de lo último – no es que vaya a hacer algo malo ni nada, pero me ha consentido en todo como cuando tenía 5 años –

- ¡necesito algo así! –

- ya vez, ahora tengo ropa y cosas nuevas – levantó los hombros.

Se hizo un breve silencio entre ellos, el moreno miraba la ventana ensimismado mientras el rubio le miraba a él y la puerta de forma intercalada.

- Annabeth quiere conocerte, o al menos eso dice Piper – soltó de repente, ganándose la mirada de Percy – Malcolm le ha dicho que eran muy amigos – le contó, saltando la parte de que también le habían dicho lo obvio sobre que se gustaban.

- Joder… no sé cómo mirarla – suspiró.

- tienes que ser natural, nada más – le pegó en la espalda con suavidad. Luego se levantó, y caminó hasta la entrada del lugar – vamos, están todos esperándote en la fogata – y se fue.

El hijo de Poseidón suspiró, movió su cuello y luego se levantó ya más calmado. Tomo su mochila y la colgó al hombro.

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- ¿Annie te pasa algo? – Piper saltó sobre su espalda mientras la rubia se encontraba sentada sobre una roca afuera de su cabaña - ¿algo te confunde? –

La hija de Atenea negó con la cabeza, mientras con sus dedos trenzaba su cabello de forma desordenada. Miró a su “nueva” amiga y le sonrió mientras volvía su vista a sus manos.

- Sólo que… ayer cuando hablé con Quirón y me contó todo eso de las peleas contra esos monstruos, no me he podido quitar de la cabeza el hecho de que no morí ahí – la miró – si me preguntas ahora, no podría luchar contra uno de ellos –

- elemental mi querida Annabeth – le dijo en tono serio, mientras elevaba su dedo anular con gesto serio – ahora no recuerdas todo, pero solías entrenar mucho aquí desde pequeña, tú cuerpo está preparado para todo eso –

- me gustaría poder recordar todo – murmuró

- además, si no fuera por todos creo que ni yo estaría aquí – le dijo con tranquilidad, mientras se paraba frente a ella – Jason me salvó varias veces – se recordó – Leo y Percy otros tantos –

-Percy… - murmuró la rubia.

- ya lo conocerás amiga, saldrá de la cabaña de Quirón y  se mirarán, y todo volverá a ser como antes – los ojos de Piper chispeaban de emoción mientras apretaba sus manos con fuerza.

- hija de afrodita tenías que ser – murmuró la rubia

- ¡HAZ SONADO IGUAL QUE ANTES! -

- quizás ya me esté acostumbrando a ti – le sonrió.

- ¡PERCY, AQUÍ! – la voz retumbante de Piper caló en Annabeth, quién giró su cabeza tan rápido que hasta pudo sentir como le dolió el cuello.

Frente a ella, con la mirada despreocupada pero deslumbrante venía aquel chico moreno que todos decían que se llama “Percy”, el hijo de Poseidón. Su cabello negro brillaba con la intensidad del sol, sus ojos verdes podían atraparla entre ellos, su cuerpo delgado pero fornido era apetecible a simple vista, su vestimenta desordenada era aún más llamativa que todo y para finalizar su mochila colgada de un solo hombro le daba un aspecto aún más rebelde.

Se quedó mirándole, desde su posición, sin darse cuenta que los segundos pasaban y a su lado la hija de Afrodita le miraba sonriendo.

- Piper – saludó el chico, su voz le sonó a maravillas a la rubia – Annabeth – se volvió a ella.

Y pudo sentir aquel dolor inexplicable que venía desde sus ojos, el cuál intentaba ser escondido bajo un brillo de felicidad. Pudo sentir dentro de ella como su corazón bombeaba a toda velocidad y como unas locas ganas de abrazarlo la inundaron, pero estas fueron frenadas por el miedo de su cerebro, a sentirse así con un desconocido.

- Ho-hola – su voz sonó tartamuda, y eso la avergonzó.

- Sé que no me conoces, me llamo Percy Jackson – se presentó, mientras tomaba su mano con delicadeza.

- en realidad su nombre es Perseus – apareció Leo riendo.

- Perseus – repitió Annabeth en susurros.

Le gustaba ese nombre, no estaba segura por qué pero le gustaba aquel nombre.

[[lamento la tardanza, la U me comenzó a consumir, espero disfruten el cap :3]]

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