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¿Cómo dormiste? ¿Desayunaste? ¿Hiciste la investigación? ¿Ordenaste?

Extrañaba todas esas preguntas tan simples que le hacían hacerse importante por las mañanas, es que sólo era la única persona que le hacía sentir bien cuando despertaba. Sentirse querido, por alguien que no fuera su mamá, hacía las cosas más simples, más fáciles y mejores.

Pero, ahora…. Todo era un recuerdo de lo que fue. Porque ella ya no le reconocía como el amigo que siempre estaba ahí, porque todos sus recuerdos habían sido evacuados de su mente, y sólo quedaba un vacío descomunal.

Miró el techo por enésima vez, la luz aun no entraba por la ventana, lo que le hacía darse cuenta que el sol todavía no salía y le quedaban aun quizás un par de horas para seguir durmiendo.

… si es que pudiera dormir, claro.

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- ¡SESOS DE ALGA! – el gritó se escuchó por todo el campamento, desde atrás de un árbol el hijo de Poseidón se encontraba casi rezando por su vida mientras cerraba los ojos y esperaba no ser encontrado. A un lado de él se encontraba un chico moreno con la misma cara de miedo plasmada en el rostro.

- ¡nos va a matar, Percy, nos va a matar! – repetía Leo mientras sentía su cuerpo tiritar. Estaba seguro que había tomado la peor decisión del mundo.

Hacerle una broma a Annabeth Chase.

- shhh – lo hacía callar – si no nos encuentra, no nos va a pasar nada y luego lo olvidará – le decía.

- ¡es qué Per….! – iba a replicar pero el hijo del dios del mar le puso la mano de plantón sobre la boca para callarle sin chistar.

- ¡Cállate! – le chitó.

Fueron dos segundos de silencio, cuando la cara de Leo pasó del miedo al terror completo. Percy volteó con miedo y encontró frente a él los ojos grises tormentosos de la hija de Atenea.

- Perseus Jackson – la voz suave de su mejor amiga le hizo sentir como una gota de sudor bajaba por su espina dorsal.

- A-a… - no alcanzó a terminar de hablar, cuando notó que Leo estaba corriendo lejos de ellos –

- LEO VALDÉZ – se volteó la rubia – espero que disfrutes estos minutos que te quedan – le guiñó un ojo sonriendo y el moreno corrió aún más rápido con la idea de “salvar su vida” en la mente.

- Annie… - el chico le sonrió, intentando calmar las aguas de la chica, pero esta sólo levantó una ceja mientras ponía sus manos en las caderas.

- Percy… - murmuró, mientras se acercaba a él con la mirada dura llena de odio.

Luego rompió a reír de forma estruendosa. El chico la miro confundido sin entender que pasaba.

- ten cuidado con Clarisse… ella justo pasó por la fogata, y todo cayó sobre ella – le dijo, mientras reía y limpiaba pequeñas lágrimas que salían de sus ojos – claro, que si me hubiera caído a mí, deberían tener cuidado de no morir –

- ¿entonces… todo este show fue para nada? – le dijo sonriendo.

- ¿no puedo divertirme yo? – preguntó, mientras se sentaba en el suelo apoyándose en el tronco del árbol.

- Leo debe estar escondiéndose en algún bunker – le dijo riendo, mientras se sentaba a su lado.

- pues… Clarisse estaba buscándole, así que no creo que llegue al bunker – levantó los hombros – yo sólo quería salvarte a ti, Leo merece la venganza –

- ¿te he dicho que eres la mejor? – le preguntó, pasando su brazo de forma despreocupada por su cintura y atrayéndola hacia él.

La rubia enrojeció y esbozó una sonrisa llena de ternura, mientras apoyaba su cabeza en el hombro del chico. Le salvaría siempre, si es que la recompensa siempre era así.

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Abrió los ojos con el corazón en la mano ¿qué había sido eso? ¿Qué estaba pasándole?

Se levantó aun agitada, miró por la ventana y notó que recién estaba el sol apareciendo. Sabía que no podría volver a dormir, ese sueño la había dejado mal.

¿Era un simple sueño? ¿Era un recuerdo?

¿Qué era ese sentimiento que había sentido?

Necesitaba encontrar respuestas, necesitaba saber si aquello de verdad había pasado o sólo eran juegos de su mente. Pero había parecido real, había parecido tan real.

Tomó una toalla y fue hasta la ducha, necesitaba despejar su mente para poder así esperar a que los demás despertaran.  Quería hablar con su “nueva” amiga, Piper. 

Te necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora