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Abrió los ojos algo desconcertada, luego recordó todo y la punzada que inició ese terrible dolor de cabeza que ahora sentía, también llegó de prnto. 

El blanco de la habitación hacía todo peor, volvió a cerrar los ojos, mientras subía su mano hasta su cabeza para masajear con suavidad. Abrió los ojos, y decidió levantarse de ese sofá en la cual estaba acostada. Cuando lo hizo, sintió el calambre en sus músculos, productos del tiempo sin movimiento.

Movió su cuello a los lados y luego sus brazos, el sonido de unos de sus huesos no se hizo esperar. Ahogó un terrible bostezo y terminó de levantarse.

Aun se sentía algo extraña, poder recordar su vida como si viera una película era una experiencia algo extraña, sobre todo porque toda la información de sus años de vida fue metida a su cerebro en solo una semana. 

Miró a su rededor, y siguió viendo aquellas cuatro paredes blancas que la hacían sentir diminuta. Recordó que sus amigos habían dicho que estarían ahí para cuando ella despertara. 

Y él también....

Tenía muchas dudas, recordaba cada palabra que le había dicho a sus amigas cuando perdió la memoría, recordaba cada sonrisa y movimiento de ojos que Percy le había dado desde ese día, recordaba la tristeza que le habían dicho que llevaba sobre su espalda al creerse culpable de su perdida. Pero, al mismo tiempo, todo aquello que recordaba le sentaba extraño, todo lo que recordaba antes de aquello era que Percy le odiaba, que la había intentado matar y que era un ser despreciable. 

Sentía que la cabeza le iba a explotar, todo aquello era demasiado. 

Sintió un extraño chirrido detrás de ella, se volteó sobresaltada y miró la puerta que se abría con suavidad (demasiada para su gusto). Ajustó su vista a la luz que entraba desde el exterior, y después de un par de segundos, pudo distinguir las siluetas que se agolpaban en la pequeña puerta.

Eran sus amigos, estaba todos ahí. Hasta el mismo señor D, quién era el primero parado y le sonreía, o al menos tenía una mueca parecida a ello. 

Caminó a su encuentro de forma pausada, aunque en realidad, si intentara moverse más no lo lograría ya que sus piernas seguían acalambradas luego de la semana que había estado en la misma posición. Mientras se acercaba veía las sonrisas de todos, quienes la miraban emocionados por su "regreso". 

Y entre todas las caras, lo distinguió, se veía alegre y la miraba con esos ojos de color verde que la invitaban a hundirse en ellos. Movió la cabeza, evitando su vista y volvió a concentrarse en los demás, pero había cosas que aun no entendía, en sus recuerdos (los que había "recordado" esa semana) las voces de ellos no tenían esos tonos, no usaban esas palabras, no tenían los mismos rasgos físicos diminutos que ella podía apreciar. 

Algo estaba mal. 

Dio un paso atrás de forma cautelosa, se sentía abrumada y asustada. Y fue cuándo el mismo Percy dio un paso hacía ella, que sintió un miedo extraño invadirla.

- ¿Annie, estás bien? - le preguntó, preocupado. 

La chica lo miró y su cuerpo comenzó a tiritar, sentía que le iba a hacer daño, sentía que querría matarla como antes. Bajó la vista asustada, quería irse donde su padre, quería alejarse de ese loco hijo de Poseidón que quería matarla. 

- Annie - volvió a dar un paso a su encuentro, sus ojos verdes se volvieron oscuros productos de la preocupación que crecía en ellos. 

- ¡No te acerques a mi! - le gritó, no pudo evitar vaciar aquello que su mente estaba pensando en esos segundos ¡EL QUERÍA MATARLA! y su cuerpo le gritaba que corriera. 

- ¿Qué? - fue más un susurro que nada, su voz sonó ahogada.

- ¡alejate de mi, o yo te mataré esta vez! - le dijo, con la voz firme y llena de valentía, una que no sabía de dónde había salido. Pero al mismo tiempo, algo en su interior le gritaba que todo ello era mentira, que él nunca la dañaría. 

- ¿Qué te pasa Annabeth? - la voz preocupada de Leo se abrió paso, sus ojos negros se abrieron confundidos y su boca no pudo detener aquello. 

- ¡El quiso matarme! - apuntó, ¿por qué su amigo le preguntaba qué le pasaba? - ustedes lo saben, estuvieron ahí - su boca hablaba sin parar, y aunque su mente la intentara frenar esta seguía - él fue quien mató a Groover, ¡él se ha burlado de mi con todos! -les miró, pedía su apoyo y comprensión, quería que le ayudaran. 

Era una llamada muda de auxilio. 

- Annie... Percy no ha hecho nada de eso - fue Piper, quién con su voz conciliadora intentó hacerla entrar en razón. Se acercó suavemente hasta la hija de Atenea. 

- fuiste tú misma Piper la que me lo dijo, tú misma me dijiste que nunca confiaste en él y que es mejor que nunca lo hagamos - 

- ¿Qué está pasando? - preguntó Hazel desde su posición, Dionisio se volteó a ver a la chica y suspiró negando con la cabeza, parecía molesto.

- Fue Atenea... en un desesperado intento de que su hija no vuelva a acercarse a Percy - murmuró el Dios.

- ¿¡por qué!? - preguntó Frank, quien no entendía lo que pasaba.

- por ser hijo de Poseidón, ellos no se llevan muy bien... - afirmó, movió los ojos pensando un segundo y luego sonrió.

- Odio a los dioses - habló entre dientes Percy, Leo le miró asintiendo.

- habrá que arreglar esto, sabía que era un error lo de la cámara desde un principio - bufó Dionisio, movió su mano y una botella color verde oscura apareció, dentro de ella había un liquido espeso y oscuro, lo movió un momento y luego fue hasta donde estaba la chica rubia, aun muy confundida y quién le pedía más y más explicaciones a la hija de Afrodita - Annabeth, toma esto - le sonrió. 

- ¿qué es eso? - preguntó a la defensiva, nunca había confiado mucho en el señor D. 

- es sólo néctar para que descances, ya sabes - 

La chica lo tomó aun sin creerle del todo, a pequeños sorbos, pero el dulce sabor a miel del liquido la enamoró, obligandola a tomar todo el contenido sin emitir palabra alguna. Luego de eso, pasados un par de segundos la chica cayó inconsciente al suelo. 

- creo que debemos ir a hablar con Atenea - sentenció el Dios. Mientras miraba como el mismo Percy tomaba con delicadeza a la chica y la miraba con aquella preocupación plasmada en el rostro - no es bueno que se entrometa en estas cosas - suspiró y comenzó a andar. 

Te necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora