No dejaría que ella no cumpliera parte de su tarea. Debía correrse. Era lo que cualquier mujer buscaba en un hombre, que la hiciera llegar al punto máximo… cuando quisiera.
- Ven aquí. – posicionó sus manos bajo los muslos de __________ y cargó su cuerpo. Las piernas de ella le enredaron la espalda, al igual que su lengua se enredaba con la suya ahí arriba. Caminó un poco, con ___________ en brazos y logró llegar al borde de la cama de ambos. Soltó el cuerpo de ella, haciéndolo caer boca arriba. Una sonrisa traviesa invadió el rostro de ___________.
- Ven… - le llamó con las manos.
- Lo haré. – le dijo él. – pero quiero que te des vuelta, preciosa. - ____________ abrió un poco más los ojos. No iba a negarse. Hizo exactamente lo que Justin le estaba pidiendo. Se dio vuelta y acostó su rostro de lado. – eso es... – relamió los labios al observar el bonito culo de __________ aún envuelto en ese hilo. – me gusta. – caminó de rodillas en toda la cama hasta llegar a ella. – sube un poco, cariño. – le dijo palmeándole el culo.
___________ obedeció y ajustó un poco más sus piernas. – buena chica. – acarició una de sus nalgas con las manos y se inclinó un poco para besar una de ellas. La sensación era jodidamente exquisita. __________ hizo la cabeza para atrás, soltando un suspiro. – voy a hacértelo nena. – enredó sus dedos en la banda de la ropa interior de ___________. – esto te queda muy bien. – le dijo y le dio una palmada más. Esta vez más fuerte. ___________ gimió un poco más. – te va a gustar… - bajó suavemente y disfrutando cada escena el diminuto hilo de __________ hasta hacerlo caer sobre sus muslos.
- ¿Qué… qué vas a hacer? – preguntó ella con dificultad.
- Va a gustarte, te lo prometo mi amor. – le dijo con sinceridad. __________ volteó el rostro, pudo divisar la aún grandísima erección de Justin rozando sus nalgas. Oh…Dios mío…
- Pero…
- Confía en mí bonita.
Aunque quería negarse, algo muy dentro de ella hacía que no le exigiera nada a Justin. Sabía que si le decía que parara, lo haría y no experimentarían eso… que ella siempre había temido, pero que ahora por alguna razón no se atrevía a rechazar.
- ¿Quieres hacer esto? – le preguntó él, asomándose y brindándole un tierno beso en el cuello. __________ lo pensó dos veces. ¿Pero qué pensaba? Mierda, era Justin. El hombre con el que vivía, por el que moría, por el que había hecho hasta lo imposible. El que se había ganado su confianza. Tragó saliva. No podía vivir con miedo toda la vida. Además, el sexo anal no era nada del otro mundo.
- Sí. – afirmó con seguridad.
- Saldrá bien, te lo prometo. – volvió a posicionarse detrás de ella y acomodó sus manos sobre sus caderas. – si te duele mucho… solo debes decirme, sabes que no te haría daño.
____________ volvió a asentir. Pronto, escuchó un “Vale” de entre los labios de Justin. Lo sintió moverse tras ella y acomodar sus manos en sus caderas. Siempre supo que habría un hombre con el que experimentaría estas cosas. De ese modo, había encontrado al indicado.
Cerró los ojos con fuerza y aferró sus manos entre las sábanas de la cama. De pronto, sintió a Justin ponerse de pie y coger algo posicionado en uno de los cajones de la mesita de noche. Lo escuchó abrir el empaque. Un preservativo.
La espera se hacía jodidamente eterna. Pero no sentía miedo. Ya no. No con él.
- Listo… - susurró él. Volvió sus manos a las caderas de ____________ y se las apretó con fuerza. Ella volvió a enterrar su rostro entre las sabanas y cerró los ojos suavemente esta vez. A continuación, sintió el miembro de Justin hundirse lentamente entre su ano. Abrió un poco los labios y apretó las sábanas. Mierda… sí podía con esto. Vamos, sí podía. Se apretó los labios y dejó que este siguiera con lo suyo. El miembro de Justin se hundió un poco más, hasta llegar al límite, pero siempre con mucha delicadeza. Ya adentro, lo sacó de nuevo con el mismo ritmo. Y de esa misma manera, lo hizo una vez más. - ¿te duele? – le preguntó. Si escuchaba un “sí” por respuesta, se detendría aunque sabía que tendría que terminar por su cuenta. La sensación que le generaba hacérselo por atrás era asombrosa. __________ no dejaba de sorprenderlo.
- No… - negó ella. Hizo la cabeza para atrás y suspiro con delicadeza. – sigue, por favor… - le dijo. Justin relamió sus labios, le apretó un poco más las caderas y se introdujo en ella una vez más. Primero lento y sencillo, para después hacer más intensa su faena. Movió un poco más rápido. ___________ era muy estrecha ahí atrás. Por suerte había utilizado condón.
Deslizó su miembro y lo dejó salir. Esta era la sensación más placentera que había experimentado jamás. Y podía notar, que para _________ era lo mismo. La escuchaba gemir con fuerza mientras se hundía en ella una y otra vez.
- Joder, Justin… me corro… - le avisó. Pero no podía moverse. Sus caderas quedarían marcadas por los dedos de ese hombre que hoy la estaba follando de una manera nueva. Y que sobre todo, la estaba ayudando una vez más a superar sus miedos.
Sintió su orgasmo correrse por entre sus piernas. Había llegado. Una vez más. Con él y solo él. Ese efecto solo lo podía efectuar Justin y lo que en ella producía. Ese efecto, de correrse tan placenteramente con el hombre que amaba.
Se extendió sobre la cama y soltó un suspiro al sentirse aliviada. Mientras atrás, el mismo hombre que había conocido hace meses, la abrazaba suavemente y la arropaba entre sus brazos.