Maratón 2/3
- Estás… muy mal de la cabeza.
- No más que tú. - _______________ saboreó sus labios con la lengua. Justin, ahora bajo el caliente cuerpo de su insaciable novia, seguía con la vista los movimientos de esa lengua. Demonios, su erección crecía, y sentía el placer en la punta de ella.
El móvil no dejaba de sonar. Justin observó en la pantalla. Oh, mierda, esto sería una venganza.
Respiró hondo. ______________ lo miraba salvaje desde arriba. Sus piernas estaban abiertas y acomodadas a cada lado del cuerpo de Justin. Esto se pondría realmente candente.
- Buenas noches señor. – saludó Justin. Su jefe en la otra línea. Que linda coincidencia. Esperó a que el señor Lorenz le respondiera. Mientras tanto, bajó la mirada y se quedó quieto ante el movimiento de las manos de _____________ sobre sus pantalones. Tan metódico. Ella acarició su erección, suave, delicioso, tan exquisito y sutil. Vaya explotaría.
- Que tal Bieber, disculpe la hora. – Troy Lorenz se aclaró la garganta.
- No… no hay ningún problema señor. – mintió. Tragó saliva. Sus ojos se retorcían por la vista. ¡Necesitaba gritarle algo sucio! Joder, esto era tan irritante. Observó como __________________ relamía sus labios una vez más, mojándolos y dejándolos brillando.
A continuación, la tortura aumentó. El juego había empezado.
- Recibí un mensaje sobre la oferta de trabajo que había…
- ¡Oh! – Justin soltó un gruñido desde lo más profundo de su garganta. ¡Mierda! _______________ había desabrochado y bajado sus pantalones a la velocidad de la luz. Lo tenía empalmado, ahora entre sus finas manos. – lo siento señor.
- ¿Algún problema?
- Ninguno, prosiga por favor. – soltó un suspiro. La imagen que tenía sobre él se hacía más intensa.
Lorenz hablaba en la otra línea. Pero la cabeza de Justin estaba en otra parte. Arqueó las caderas y la sonrisa de ________________ se hizo más grande. Desesperada, bajó de la misma manera el bóxer de Justin hasta dejarlo a la altura de sus rodillas.
- Mnh, vaya vaya… - murmuró ella. Podía escuchar la voz de Lorenz desde el móvil de Justin y eso no hacía más que excitarla. Se frotó las manos, juntándoselas y bajó lentamente. Inclinándose.
- ________________, por favor, detente… - trató de decirle apartándose el móvil de la boca. – sabes que no voy a soportarlo. – susurró. Pero no hacía nada para detenerla. Miró sus ojos. Llenos de lujuria. Estaba poseía. Y él también. Pero no podía demostrárselo ni gritárselo.
Mierda…
Las manos de __________________ encerraron su erección. Había sido todo.
- Joder… - murmuró Justin, ronco.
- ¿Justin, me ha escuchado? – preguntó Lorenz, un tanto irritado, pero sin llegar a enfadarse.
- Cl… cla.. .claro señor. – soltó un respiro.
Formando una “o” con la boca sin emitir algún sonido. Su mente solo podía registrar las manos de ______________ moviéndose en toda su erección. Qué bien lo hacía.
- ¿Y qué opina sobre lo que le dije?
Oh no.
Justin tragó saliva.
- Voy a darle los tres días que necesita para irse a New York, pero cuando vuelva quiero unas cuantas horas extras para cubrir sus faltas. – le explicó de nuevo, deduciendo que Justin no había prestado atención.
Justin cerró los ojos con fuerza. ¡Mantén la maldita calma, ya casi cuelga!
- Sí, señor, me parece justo. – logró articular sin dejar de mirar las pequeñas manos de ________________ en toda su gran longitud. Mnh, que jodida delicia. Se retorció sobre la cama. _______________ podía llegar a ser tan poderosa.
El señor Lorenz le explicó un par de cosas más al teléfono.
- Basta, por el amor de Dios… - susurró apartándose el móvil. Ella negó con la cabeza. Era la tentación en persona y con una sonrisa erótica en los labios. Masajeó la erección de Justin suavemente y aumentando su ritmo. De abajo hacia arriba, apretando y cediendo. - ¡Mierda! – gritó él. Irritado. Felizmente había separado el móvil de su boca. – oh nena… - dijo soltando un respiro. Su cuerpo estaba tenso. Deseaba gritar. Volvió el móvil ante sus labios, el señor Lorenz seguía entretenido contándole sobre las estadísticas de un nuevo proyecto. – sí, yo me encargaré de eso. – dijo sin prestarle atención.
- Vale Bieber, no le molesto más.
¡Por fin! Gritó muy dentro de él. Su rostro se mostró aliviado. Pero cuando pensó que esa había sido toda su tortura, ________________ se inclinó sobre su regazo, abriendo grande la boca. No, por favor…
- ¡Ohhh! – gritó fuerte y ronco. Hizo la cabeza para atrás y arqueó la espalda.
- ¿Se encuentra bien Justin?
Pero este no pudo reaccionar. Su cuerpo estaba siendo consumido por una boca pequeña. Una boca que succionaba y chupaba tan intensamente que él tuvo que apretar las sábanas para no correrse en ella.
- ¡Basta! – gritó. Pero sabía tan bien, como la conocía, que no pararía.
- ¿Está bien? – preguntó Lorenz una vez más, esta vez más alarmado.
- Sí, sí yo … ¡Oh! – gritó por tercera vez. ¡Mierda! _________________ era incontrolable. Su lengua había pasado a hacer círculos en la punta de la erección de Justin. Sabía lo que hacía. Se estaba vengando. – le llamaré, gracias por la tolerancia… - dijo y soltó un gemido.
- Sí, claro, buen viaje Bieber y mucha suerte con ello.
El señor Lorenz había colgado. Fue suficiente el sonido del final de llamada para que Justin tirara el móvil a quién sabe donde y tumbara a ______________ con fuerza sobre la cama, moviéndose con brusquedad encima de ella.
Venganza…