Capítulo 23
Estoy sentada en la arena. Me había puesto de pie y me disponía a salir de cacería, pero no tengo un plan. ¿Servirá dejarme guiar por mis instintos? A estas alturas no puedo equivocarme. Agarro un poco de arena con las dos manos, y dejo que se cuele entre mis dedos. El tiempo pasa, y cada vez parecen más lejanos los días que pasé en mi distrito. La dulzura de tía Susan, la sonrisa de Dylan, los tranquilos paseos por el bosque, el calor del hogar e incluso las largas tardes cortando madera. Algo que día a día había contemplado, y que sin embargo, parecía que me lo hubiese contado otra persona. Ahora solo siento la angustia de estar encerrada, la inseguridad y el miedo, el deseo de venganza, las ganas de matar y de vivir. De ser una vencedora. Miro hacia el cielo despejado, y la luna es la única que me devuelve la mirada.
Leah, para salir de aquí, hay que ganar. ¿Comprendes?
Sí.
Vamos, en marcha.
Me vuelvo a levantar y sacudo la cabeza, intentando despejarme, alejando la añoranza para poder volver a centrarme en la victoria. El pelo me cae libre sobre los hombros, y actúa como barrera entre mi rostro y el mundo. Paso un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja y suspiro. En marcha.
Mis pies parecen conocer tan bien el camino, que no hace falta que piense por donde voy,y descubro tener una habilidad especial para esquivar las piedras. Evito seguir por la costa y comienzo a adentrarme en las primera zona del bosque. Me descuelgo la espada y la llevo arrastrando, sin hacer ruido, aunque esto me hace ir más lento. A pesar de que comienzan a aparecer algunas hojas secas bajo mis pies, estas no se atreven a crujir cuando paso. El silencio de la noche no es interrumpido por nada, y tan solo yo puedo escuchar mi regular respiración. Una parte de mí se relame, excitada por lo que puede pasar a continuación. Noto como poco a poco la energía llega hasta la punta de mis dedos y un escalofrío me recorre la columna.
Sigo caminando, sin que me importe que mis pies se arañen, dejando que me guíe mi intuición. Cuando los árboles empiezan a aparecer, la oscuridad llega con ellos, y a pesar de eso, sigo avanzando. El viento suave hace bailar a los árboles con delicadeza y me estremezco cuando una ráfaga enfría mi ropa mojada. No es la primera vez que paso por aquí, y sé lo que hago. Me detengo de repente, y me giro, para asegurarme que nadie me sigue, agudizando el oído y esforzándome por ver a cualquiera que pudiese estar siguiéndome. Nada. Abro la mochila y con la últimas bayas, empapo el filo de la espada y de todos los cuchillos, excepto la navaja. Corto un trozo de hilo y hago una especie de pulsera con la navaja, que me pongo en la muñeca. Satisfecha con mi trabajo, me acabo toda la comida, y sigo caminando.
No sé cuanto tiempo llevo dejándo que me guíen mis pies, ya que he perdido el reloj, pero el bosque está sumido en la oscuridad, y las copas de los árboles altos me impiden ver la luna, a pesar de que sé que está ahí.
Luna, Luna, permíteme encontrar un tributo. Y acabar con él sin resultar herida.
¿Qué haces, Leah?
Le ruego a la Luna.
Menuda estupidez.
Tú sí que eres estúpida, Louis.
Noto la sorpresa de mi otra parte. No se esperaba que le respondiese, pero ya estoy harta de que me diga qué hacer. Ella no es la única con opinión.
Apreto el puño y me escondo entre los arbustos con el sigilo propio de un felino. A pesar de estar escondida, mantengo la espada en alto, preparada para atacar. Y llegan los pasos. Son unas pisadas cuidadosas. El propietario intenta hacer el menor ruido posible, pero para un oído como el mío, parece que esté bailando claqué. Me esfuerzo para distinguir su figura, pero lo único que consigo averiguar es que no es el cuerpo de una mujer, porque tiene los hombros demasiado anchos. Está de espaldas a mí, y por eso lo sé. Me está buscando, me estaba siguiendo, y me ha encontrado. Me pongo de pie y salgo del arbusto empuñando la espada sin hacer en menor ruido y aprovechando la oscuridad para que no me vea. Se detiene y mira a su alrededor, porque se da cuenta que me ha perdido el rastro. ¿Qué estará pensando?¿se volverá al haberme perdido la pista? Me aseguro de que no hay otra persona cerca y aprovecho la oportunidad que me ha bridado la Luna. Levanto un poco la espada...
-Se escapó... Menuda zorr...-susurra para sí mismo.
Pero no llega a terminar la frase, porque mi espada, veloz y firme, le separa la cabeza del resto del cuerpo, salpicándome un poco, y se escucha un cañonazo.
Sonrío siniestramente y limpio mi espada con la manga. Me agacho y toco la cabeza del tributo al que acabo de decapitar, intentando distinguir sus rasgos, y para mi desgracia no es Simon. Es Leoud. Eso significa que solo quedamos tres.
Juro que te mataré, Johnson.
Mi mano reposa sobre el pequeño charco de sangre, y como no puedo limpiarla, paso. Reanudo la marcha y la búsqueda del traidor con tranquilidad, ya que el silencio ha vuelto al bosque. Algunas aves nocturnas rompen el silencio de vez en cuando, y mis pasos empiezan a hacer ruido cuando mis pies doloridos piden piedad. Me mojo los labios con saliva y muerdo mis uñas. Estoy acercándome a una zona donde hay menos árboles y se puede ver un poco el cielo y la Luna, y mi ojo agradece la luz. Me siento encima de una gran piedra, dejando la espada a mi lado, en el suelo. Suspiro e intento descansar un poco. Mis pies están arañados, hinchados y doloridos y tengo la boca seca. Cierro los ojos un solo segundo y me pongo en guardua cuando escucho el himno del Capitolio. En el cielo comienzan a aparecer el rostro de los tributos. El primero en aparecer es Leoud, y después Reema. El recuerdo de Simon paseándose por la arena como si fuese suya me da arcadas y me levanto de nuevo para acabar de una vez. Pero algo pasa. Pierdo el equilibrio y caigo. ¿Cómo? Miro el suelo y me doy cuenta de la pequeña cuerda que he pisado. Antes de que pueda reaccionar, una red me atrapa y una risa rompe el silencio de la noche.
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Con la fuerza de una pantera (Los juegos del hambre)
FanfictionLa vida de Leah Sky en el Distrito 7 difiere de lo que es considerado una vida sana. Apenas puede confiar en nadie desde que sucedió el accidente que la ha cambiado por completo y pocas personas quieren tener algo que ver con alguien que es tan extr...