Capítulo XI: Debes creerme

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—Eres un tonto Bang DaeHyun, el código va después de la cuarta línea, no de la sexta. —YoungJae regañaba a su ahora mejor amigo dándole algunos golpes suaves en la cabeza.

—Aish es que no se me da, se me hace complicado—. YoungJae se la había pasado toda la tarde enseñando cosas básica de programación al mayor quien parecía confundido con cada información nueva; además estar sentado tanto tiempo frente a la computadora le aturdía y le daba aún más hambre.

—Lo que pasa es que eres un cabeza de chorlito y no aprendes nada. —YoungJae divertido por la situación empezó a picar los costados de su compañero quien para evitar las inminentes cosquillas tomó sus manos y empezaron a forcejear a modo de juego en medio de carcajadas

—Baste Dae...tirarás el ordenador... —YoungJae muerto de la risa intentaba zafarse pero era casi imposible, el moreno era más fuerte. En una de esas, la fuerza de ambos hizo que cayeran hacia atrás, mejor dicho; fue el menor de los Bang quien cayó sobre Jae. Les tomó varios segundos en darse cuenta que sus labios se hallaban a escasos milímetros uno del otro. DaeHyun sintió algo extraño, esos pequeños y rosados labios contrarios le parecían bellos y provocadores. Este par formaban la sonrisa más tierna que haya visto. ¿Cómo es que un hombre puede ser tan hermoso? ¿A qué sabrían los labios de aquel chico que no dejaba de reir? No quiso adivinar. Era mejor comprobarlo por él mismo. Así que sin titubear juntó sus grandes labios con los finos de YoungJae. Qué más daba. Aquellos segundos le parecían eternos y no quería que se terminaran...increíblemente estaba más que disfrutando ese contacto cuando de pronto un furioso puño se estrelló contra su rostro, el puño de YoungJae que a quien no le bastó el golpe si no que su mirada fulminante y un fuerte empujón terminaron ese beso.

—Imbécil... —Gritó el menor de los dos y acto seguido se fue de la sala de reuniones totalmente molestos. DaeHyun en toda su vida se había sentido más dolido...y despreciado. Nadie nunca le había negado ese tipo de cercanía ya que hombres y mujeres estaba dispuestos a tener acceso a sus labios aunque sea unos segundos. El menor de los Bang era un casanova, o mejor dicho lo había sido; los últimos meses estaba más concentrado en el trabajo con Noir, además pasada mucho tiempo con YoungJae.

—Soy un idiota... —Se repetía Dae mirándose al espejo mientras ponía pomada sobre su pómulo ahora morado.

—¿Qué demonios te pasó? —HimChan inspeccionaba a DaeHyun al verlo con el pómulo golpeado.

—Mhn...¿me caí? —El moreno no sabía cómo excusar su moretón, ni pensaba hacerlo.

—No soy tonto DaeHyun, dime que pasó. —Insistió HimChan con esa mirada profunda, sin embargo DaeHyun no pudo; para su salvación un barullo se aproximaba. Eran Zelo y Up quienes venían riendo mientras veían algo en el móvil del más alto. Dae no dudó ni un segundo para escapar de ahí.

—Hyung, hyung, tiene que ver esto. —JongUp se acercaba a HimChan con su típica sonrisa cautivadora. El mayor de los tres olvidó rápidamente el interrogatorio a Dae quien estaba ya muy lejos.

Mientras HimChan salió de la mansión para atender "asuntos importantes", YongGuk y JunHong se la pasaron tonteando en la habitación del primero. De DaeHyun y YoungJae no se supo nada. Aprovechando que casi nadie más estaba en los salones principales JongUp se escabulló en la oficina de su ahora novio, la oscuridad de la noche sería su principal aliada en esta ocasión.

Sus dedos apresurados comenzaron a buscar papeles, vídeos, algo...por ratos temía que alguien lo descubriera pero tenía que buscar evidencias de la gran duda que lo perseguía. Rebuscó con cuidado los cientos de fólderes con mapas, contratos, manuales y muchas cosas que no lograba entender del todo debido a la escasa iluminación y a su nerviosismo. Siguió hurgando sin éxito, ningún papel llevaba escrito las palabras "Moon" o "Gangdong", estaba a punto de abandonar la búsqueda hasta que dio con una mediana caja de madera, lucía antigua y llevaba tallado sobre su superficie el apellido de HimChan, quiso abrirlo pero entonces oyó unos pasos acercándose. Su corazón se heló por un segundo sin embargo guardó todo como pudo, al instante en que se ponía de pie una voz gruesa pronunció su nombre.

Feel The Fire (HimUp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora