--- Nami ---
Me senté sobre el capó del coche y saqué la dirección que Mozu y Kiwi me habían dado de entre mis pechos.
Law ladeó la cabeza y dejó al descubierto una de sus sonrisas ladinas.
-- ¿Qué tienes ahí, el bolsillo de Doraemon?
-- ¡No seas imbécil! -- ¿no podía dejar de burlarse de mí aunque solo fuera un día?
Estábamos en Short Term Parking, decidiendo qué medidas tomaríamos para evitar que alguien pudiera reconocer a Law, quien ya había sido denunciado en los medios de comunicación.
Era toda una suerte que la policía aun no supiera quién era la Gata Ladrona, pero todavía teníamos que lidiar con el problema de Law.
Por suerte, yo ya había comprado algunos detalles el día en que fuimos a la tienda de disfraces, y aunque no había sido con el propósito de darle ese tipo de uso, quizás sirvieran para despistar a la gente el tiempo suficiente hasta llegar a Londres dentro de un día.
Leí el papel y sonreí inevitablemente, a diferencia de Law, que pareció haber visto un fantasma.
-- No pienso hacerlo -- dijo retrocediendo unos pasos y se cruzó de brazos.
-- Vamos... -- intenté persuadirlo.
-- Ya me has convencido para que me ponga esto -- se señaló el bigote falso que lo hacía parecer un niño intentando jugar a ser adulto --. Ni hablar.
-- Solo tienes que decir una frase.
-- ¡He dicho que no!
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La recepcionista comprobó que mi nombre figuraba en el registro del ordenador y asintió con la cabeza.
-- Y usted debe de ser...
-- Mickey Mouse -- se apresuró a responder Law y se bajó la visera del sombrero, intentando esconderse de la mirada de la mujer.
Lo espié por el rabillo del ojo con una sonrisa y sentí cómo se me aceleraba el corazón. Empezaba a entender que Law era como un gato sin uñas, y me encantaba.
La señora de pelo rizado dejó dos tarjetas sobre el mostrador y él se las guardó en el bolsillo de la chaqueta antes de que yo rodeara su brazo y lo condujera hacia el ascensor.
-- Si necesitan ayuda... -- comenzó ella.
-- No, no, estaremos bien, gracias.
Law parecía encogerse ante las miradas indiscretas de la gente e incluso a mi propio tacto. Le apreté el brazo.
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𝐁𝐚𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐥𝐨𝐦𝐨 [Law x Nami]
FanfictionLaw, un asesino a sueldo de veintiséis años, ha abandonado su oscuro pasado y actualmente es el médico más reconocido y mejor pagado de la ciudad de Nueva York (Estados Unidos de América); Nami, una joven ladrona de veinte años y de origen Inglés, e...