La voluntad del fuego

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--- Ace ---

El eco de nuestros pasos resonaba entre las grises paredes de piedra que flanqueaban los pasillos de la instalación. Sabo encabezaba la marcha a un ritmo estable y yo lo seguía de cerca, mis ojos clavados en todas partes.

Habíamos conseguido burlar la seguridad del laboratorio, y aunque sabía que Koala ya debía de tener las instalaciones bajo control, sentía que una alarma podría delatarnos en cualquier momento.

Al principio me había opuesto rotundamente a dejarla sola en el pequeño centro de control que habíamos improvisado a dos kilómetros del laboratorio, al amparo de unos abetos que la protegerían de los ojos de los seguratas que patrullaban la zona. No obstante, Sabo había vuelto a demostrarme lo mucho que confiaba en ella, pues había decidido dejar nuestra suerte en sus manos.

Sabo y yo nos detuvimos frente a una puerta tras haber asegurado el perímetro. Extrajimos unos pequeños dispositivos de las mochilas que habíamos traído con nosotros y nos limitamos a hacer lo que mejor sabíamos: colarnos en áreas restringidas.

La puerta era de titanio y el panel que descansaba en la pared izquierda, sugería que solo podían cruzarla aquellas personas que fueran capaces de acertar la combinación numérica que figuraba en la pantalla táctil.

Apreté los labios y desenfundé mi cuchillo mientras Sabo comenzaba a activar el dispositivo que nos ayudaría a cruzar la puerta sin hacer saltar las alarmas. El descodificador no era más grande que la palma de su mano, tenía forma rectangular y dos dedos de grosor. De su parte anterior sobresalían cuatro pequeños conectores que tenían una utilidad similar a la de un USB y que conectaríamos al circuito electrónico.

Me situé frente al panel táctil y conseguí separar la parte metálica del circuito electrónico ayudándome de la punta del cuchillo que siempre me acompañaba a todas partes. Dejé con cuidado la lámina metálica en el suelo y estudié con minuciosidad los microchips que figuraban en el panel.

-- ¿Lo tienes? -- preguntó Sabo a mis espaldas. Parecía emocionado.

Asentí con la cabeza y le tendí la mano, preparado para recibir el dispositivo. Sabo me lo entregó y yo introduje los conectores en los puertos que había situados en cada una de las esquinas del circuito. Retiré la mano y esperé a que Koala hiciera el resto desde el centro de control.

Aquello me recordaba a nuestras pequeñas aventuras antes de que mi arrogancia e insensatez acabasen con la amistad que nos unía a Sabo y a mí. Tampoco tenía que esforzarme mucho para revivirlo, de hecho, era algo que hacía todas las noches. A veces solo tenía que mirar el rostro desfigurado de mi hermano para que los recuerdos volvieran a torturarme, haciéndome pensar en las cosas que ocurrieron y que pude haber evitado.

-- Ey, Ace -- me llamó él, sacándome de mi ensimismamiento.

Yo procuré no mirarle a la cara.

𝐁𝐚𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐥𝐨𝐦𝐨 [Law x Nami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora