--- Ace ---
Cinco horas después. Céret, Francia. Las 15:30 .
Observé la calle una última vez por los resquicios de la persiana de mi cuarto antes de decantarme por esperar sentado en la cama, nervioso.
Llevaba encerrado en aquel dormitorio desde que habíamos abandonado Andorra y permanecer quieto me estaba costando bastante a pesar de los hematomas que lucía en los brazos y la espalda.
Escapar del laboratorio había sido tarea fácil incluso con un grupo de mafiosos persiguiéndome al estridente compás de un interminable tiroteo. Casi había sufrido una hipotermia al salir al exterior y toparme con una explanada helada que lindaba con un pequeño bosque aproximadamente a quinientos metros del laboratorio, donde habíamos decidido improvisar una base.
No me había llevado mucho tiempo encontrar el camino que me conduciría hasta la furgoneta de Koala, pero me había llevado un buen susto cuando una mina había estallado a pocos metros de mí y la onda expansiva me había mandado a chocar de espaldas contra el tronco de un árbol.
Sin embargo, aquello era lo de menos.
Lo que me preocupaba en aquel momento no era el intermitente dolor que sufría a lo largo y ancho de la espalda, sino el hecho de que aquella noche, Luffy volvería a Italia escondido entre la mercancía de algún barco.
Le había comentado a Sabo mi descubrimiento durante el improvisado interrogatorio que había hecho en el laboratorio y estaba de acuerdo con que teníamos que tomar cartas en el asunto. No obstante, había recibido órdenes estrictas de Dragon de no abandonar la sede de los Revolucionarios hasta que se presentara en persona para recoger los documentos del SAD, cosa que no ocurriría hasta al día siguiente a primera hora de la mañana. Para entonces, Luffy ya estaría de nuevo en manos de Akainu.
Habíamos estado discutiendo seriamente sobre qué hacer al respecto, pero Sabo se había mostrado reacio y tajante, y había decidido que enfrentaríamos juntos a la Mafia en Florencia.
Mi hermano tenía un plan para rescatar a Luffy y contaba con los hombres y el equipo necesarios para plantarnos frente a Akainu. No obstante, la presencia de Nami en el laboratorio me había dado un mal pálpito, y es que si la pelirroja se había revelado contra el capo de la Mafia italiana, a Luffy no le quedaba mucho tiempo de vida.
Estaba al tanto de la relación que tenían esos dos como para entender que los actos de uno tendría serias consecuencias en el otro, y era por eso que no pensaba esperar un día para ponernos manos a la obra con el plan.
Dejé escapar una bocanada de aire y saqué del bolsillo interior de mi chaqueta el pañuelo que solía llevar Moda en la cabeza. Palpé la tela y tensé la mandíbula cuando el recuerdo de su cadáver maltrecho se reprodujo en mi mente como una cinta de vídeo.
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𝐁𝐚𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐥𝐨𝐦𝐨 [Law x Nami]
FanficLaw, un asesino a sueldo de veintiséis años, ha abandonado su oscuro pasado y actualmente es el médico más reconocido y mejor pagado de la ciudad de Nueva York (Estados Unidos de América); Nami, una joven ladrona de veinte años y de origen Inglés, e...