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ALEXANDER

Intentar dormir en casa no era fácil de conseguir, Alexander quería tranquilidad y al parecer era un imán para traer el alboroto de su familia cerca, pero está vez se había escabullido y había podido transformarse en su animal interior para subir a los muebles y ocultarse en su escondite personal, necesitaba una siesta antes de que sus padres volvieran y comenzarán con su parloteos. Dobló sus patas y su cola para dejarla bajo su cuerpo para encontrar el calor corporal y cerró los ojos para descansar, había pasado la mañana despierto y se sentía cansado, su animal interior le exigía dormir, era su naturaleza y hasta que no encontrará el amor mutuo no podría dejar de hacerlo, lo bueno es que había podido controlar algunos de ellos.

El era un gato, y no quería saber por qué tal animal compartía su cuerpo, a cambió disfrutaba de ello y sus habilidades.

Sintió un jarrón caerse y abrió los ojos para levantar la cabeza y mirar que había sucedido, a no ver nada y que el golpe no había sido en la sala que él estaba, se levantó y saltó del mueble para caer de pies y caminar hacia la puerta, escuchando las voces de Jace y su pareja llamar a Izzy y el sirviente Merliot casi a gritos enojados. 

Sin cambiar de forma Alexander caminó hasta la otra sala donde Isabelle jugaba con el sirviente en su forma animal mientras que Jace los miraba de brazos cruzados y labios fruncido desde una distancia, el mayor se sentó entre sus patas y siguió mirando al dúo. Su hermana y el sirviente tenían aún diecisiete años, sin preocuparse por encontrar el amor y sin preocuparse por los conflictos que se vendrían en unos dos años más. Comenzó a mover su cola con lentitud, era bueno ver qué por lo menos dos personas estaban disfrutando en la casa que compartían todos.

Vio cómo Jace caminaba hasta él y lo alzaba para tenerlo entre sus brazos para comenzar a acariciar su pelaje, haciendo que Alec no pudiera evitar dejar escapar un ronroneo cada vez que hacía aquello su hermano, era irresistible.

— Alec diles algo, ya han roto un jarrón, y tengo miedo de que Izzy por estar jugando haga daño a Merliot, sus animales son muy distintos—dijo Jace.

Miró de nuevo al dúo, ahora Clarissa trataba de detener aquel juego, Isabelle quería atrapar a Merliot con su hocico pero solo era un juego nada de qué preocupar. El ojiazul respondió con un ronroneo mientras rozaba su cabeza a la mano de su hermano para recibir más caricias.

— Mamá y Papá están por llegar, me he enterado qué están preocupados, estas por cumplir diecinueve años y aún no has encontrado a alguien.

Alec se molestó, mordió la mano del chico rubio y saltó de los brazos escuchando un quejido de parte de su hermano, volvió a su cuerpo de humano mientras lo miraba con el ceño fruncido.

— No quiero escuchar de ese tema otra vez Jace—dijo Alec—, ya tengo mucho con papá y mamá...

Miró al dúo que habían dejado de jugar para prestar atención a él.

—... Y ustedes dos van a volver a sus cuerpos para limpiar lo que han hecho, ahora—dijo Alec, para salir del lugar mientras mordía su pulgar nervioso. 

Había escuchado a sus padres tantas veces con ese tema que le ponían los pelos de punta. Tenía solo un años y pocos días para encontrar un amor mutuo o vendría el final de su cuerpo humano para ser un animal por el resto de su vida, tenía miedo, bastante, pero tenía que mantenerse tranquilo, llegaría, estaba confiado que lo encontraría.

Destinado. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora