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El día siguiente el timbre de la casa resonó por el lugar, despertando a todos los integrantes de la casa. Alec fue el primero en levantarse para caminar por los pasillos, era de sueños livianos y cualquier ruido lo despertaba. Vio cómo las puertas de sus hermanos se abrían también, Jace estaba descalzo, con un pantalón desprendido mostrando parte de sus caderas y estaba sin remera, del otro Isabelle con una bata atada a su cuerpo, mientras se miraban entre sí.

— Es raro, alguien venga a estas horas no es nada bueno.

Detrás de ello con los pelos revueltos y un conjunto pijama verde, apareció Merliot que colocaba sus zapatos con torpeza.

— Iré de inmediato a atender, perdón por la demora señores Lightwood.

Y salió corriendo por los pasillos para llegar a la puerta, los tres comenzaron a seguirle.

— Odio que me llame señor— dijo Jace.

Iba sobando su cara para poder despabilarse. Al llegar a donde se escuchaban las voces vio a sus dos padres con Merliot que tenía la mirada baja y un nuevo chico.

— ¿Qué sucede aquí?— preguntó Isabelle.

Moviendo su pelo hacía un lado mientras se seguían acercando y ahí se pudo ver, era un joven, tenía su ropa sucia y llevaba unos lentes ya a punto de romperse a pedazos. Alec miró a sus padres buscando una explicación pero al verlos sonreír, cerró los ojos y suspiró mientras negaba.

— El es Simón, tu futuro esposo Isabelle— dijo Maryse con un tono divertido.

Todos parecieron retener el aire, hasta que Merliot interrumpió ese silencio.

— Pero señora Lightwood ella aún es pequeña para buscar el amor.

Pero fue un error.

— ¿Qué haces aquí sirviente? Ve a prepararle ropa y una habitación a este chico, ahora— ordenó Maryse.

Y Alec pudo ver cómo bajaba la cabeza y se iba de ahí, entonces cuando Merliot desapareció fue cuando Isabelle explotó.

— ¡¿Creen que pueden elegir en mi vida?! ¡¿Creen que con solo ponerme con un chico mi vida estará ya todo resuelto?!

Jace la sostuvo y Alec solo suspiró para entrometerse entre ellas.

— ¿Mamá que es esto?— preguntó Alec.

Vio al chico nuevo que tenía la mirada baja, como si no supiera que hacer.

—Ya lo he dicho Alexander— dijo Maryse— vuelvan a dormir, y tú ve a tu nueva habitación mañana hablaremos bien.

Y los adultos se fueron mientras los cuatros quedaban ahí. Isabelle se soltó del agarre de Jace y caminó hasta el nuevo para agarrarlo del cuello de la remera.

— ¿Cuántos te dieron?

Alec y Jace trataron de sacarla pero ella lo tenía con fuerza.

— Y...Yo, ellos me dieron solo alojamiento, comida a cambio de estar con su hija.

El chico parecía a punto de orinarse en los pantalones y temblaba a más no poder.

— Isabelle deja al invitado.

Todos voltearon viendo como Merliot venía hacia ellos, con seguridad para arrimarse a la chica.

— Tu habitación ya está lista, al igual que el baño. Soy el sirviente de aquí, lo que necesites me avisas.

El chico asintió, Alec se quedó mirando la escena, Isabelle había obedecido al sirviente y estaba detrás de él mientras Merliot hablaba con el nuevo como si en verdad fuera un integrante más.

— Esta todo controlado, Merliot tiene todo bajo control— dijo Jace—. Vamos, mañana debemos arreglar con todo esto.

Alec miró por última vez al trío y caminó con Jace por las habitaciones, sabía que el sirviente haría cualquier cosa para encontrar​ la tranquilidad en este asunto.

Al entrar a su cuarto llevó su cabeza hacia atrás y dejó escapar un suspiro mientras sentía un nudo formarse en su garganta, sus padres habían cumplido con lo que habían dicho y eso significaba que aquella chica también vendría pronto.

No podía dejar que esto también le sucediera a su hermana, era pequeña para pasar por ello, ser obligada a formar una relación amorosa cuando en verdad no sentía el amor, pero él era cobarde, rara vez enfrentaba a sus padres y sabía que hacía mal porque no podía ayudar a sus hermanos.

Se sentó en la ventana mientras veía el cielo mostrando el amanecer, comenzó a sollozar porque se sentía inútil, cobarde y sabía que venían momentos peores para su vida. Pero debía pensar en positivo, venía un sobrino en camino.

Destinado. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora