Miedo

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Se había estado sintiendo observado, perseguido.
No podía comer ni dormir, sentía una terrible angustia constante y la ansiedad era insoportable.

Decidió que algo estaba muy mal y simplemente corrió, fuera del laboratorio, de la ciudad.
Se encontró finalmente en un campo, sintiendo la presencia de alguien o algo más aún estando completamente solo, desesperado por la terrible situación, harto y cansado, dispuesto a dejarse consumir por la locura de la incertidumbre.

Aterrado.

-Saludos, Doctor-
Escuchó a sus espaldas una voz, cálida, imponente.
Una densa niebla negra lo envolvió, separándolo del suelo.
Su mente bloqueada sin una ligera idea de lo que hacer, el cuerpo congelado inmovilizado por apéndices indistinguibles ante la oscuridad.
Una figura se formó de entre la masa, un cuerpo de figura humanoide que tras acercarse dos pasos pudo distinguir más claramente
- Quisiera hacerle una oferta, que si me permite decir, no podrá rechazar-
La niebla se disipó, y el peso de su propio cuerpo fue demasiado como para que sus piernas lo pudieran soportar.
Unos brazos firmes le sujetaron de mano y cintura, juntando sus cuerpos, girando en una especie de danza hipnótica.
-¿Nos vamos?-

El miedo en su corazón desapareció mientras se inmolaba en una cortina de puro negro hacia un destino incierto.

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