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Lluvia

Entro a su oficina, miro su rostro lleno de furia, sentado imponentemente en el escritorio, enmarcado gracias a la gran decoración del espacio, con esos tonos negros y rojos, las cortinas adecuadamente sujetas dejando ver el exterior.

Tras él, una tormenta amenaza con inundar la ciudad.

Inútil

Se levanta. Los insultos son algo constante en mi vida.

Idiota incompetente

Un golpe. Me duele, arde y punza con una intensidad sofocante, pero no puedo quejarme.

Dime, ¿No vas a defenderte? 

Me sujeta por los hombros. Muy fuerte. Los oídos me zumban, su voz se escucha lejana, en un eco irreal.

Plaf

Un golpe, que me manda al suelo con violencia, me levanto lo más rápido que puedo

No eres más que una molestia

Un golpe tras otro, con sus propias manos.

No vales la pena

Con apenas esfuerzo y toda su rabia acumulada mi cuerpo es arrojado hacia al gran ventanal, me levanto. Ésta vez no tendrá la satisfacción de quebrarme.
Su expresión se suaviza, y siento un escalofrío que ningún golpe es capaz de provocarme.

Puedes hacerlo.

Su voz se tranquiliza, se a lo que va. Sé que quiere verme inconsolable, y el sabe lo que quiero, pero no me lo dará.

Puedes hacerlo y no lo haces.

Da la vuelta, listo para salir de su propio despacho, listo para dejarme solo.

Cierro los ojos, puedo verlo sonreír aún si me da la espalda, abre la puerta.

Me decepcionas, Flug.

Lo escucho salir.
Solo en la habitación suspiro, dejando salir la frustración y todas las emociones que se liberan finalmente de un nudo formado en la boca de mi estómago.
Grito de frustración, un gemido más animal que humano, golpeo el grueso cristal con el puño hasta calmarme, hasta que tengo los nudillos rojos, la piel delgada y lacerada, sangrante.

Miro la ciudad por horas, la tormenta se calma hasta ser una ligera lluvia.La población sigue con su vida, las personas salen de sus casas, los autos transitan, la gente que no tiene un paraguas camina apresuradamente bajo la llovizna.
Miro la ciudad imaginando el futuro de una vida que ya no es mía.
La vida que tengo, la que tuve, la que pude llegar a tener, lo daría todo por escuchar de su boca lo que quiero.

Y la lluvia oculta mis lágrimas a través del cristal.