Te enseño a hacer más cosas...

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—Tengo hambre — le digo a Simon aún abrazada a su cuerpo.

—Vamos a cenar — me da un beso en la frente- hice Sushi y compré el mejor vino tinto.

—¿Sushi? ¿Tú lo cocinaste? —pregunté frunciendo el ceño.

—Sí, por ti hasta a clases de cocina me meto... Oye, hablando de esto ¿Ya le contaste a Jung de lo nuestro y del regreso de Ernesto?

—Hmmm- suspiré y entrelace mi mano en la de Simon—Sí, él ya sabe sobre lo nuestro y está encantado...

—¿Qué? — preguntó confuso — ¿Encantado?

—Sí — me giré para verlo a los ojos — Me dijo que él vio en esos ojitos grises— señalé sus ojos con mi dedo índice — que tú sentías algo por mí, cuando fuiste a casa a hacer aquel proyecto con mi hijo y que era la primera vez que nos veíamos, desde ese momento él captó que entre tú y yo hubo algo más — Simon me veía atento y acariciaba mi mejilla — por cierto...

— ¿Qué pasa? — preguntó asustado al ver el gesto de puchero que hice.

— Debo reconocer que fuiste un caballero, Jung me contó que tú le dijiste sobre la aventura que tuvimos en México, pero nunca dijiste nombre ni explicaste con lujo de detalles, te lo agradezco...

— Es que, desde esa noche me hechizaste, me volviste loco Adele, te pensaba a diario, te soñaba cada noche. Recordaba perfectamente el aroma de tu piel — hundió su nariz en mi cuello — y tu piel, estaba grabada en mi tacto... — me soltó la mano y la llevó a mi cintura que comenzó a sobar tiernamente — nunca te olvidé y cuando te encontré de nuevo, no estaba dispuesto a dejarte ir.

Simon me apretó a su cuerpo y unimos nuestros labios en un beso duradero y esta vez tan tierno que cualquiera cae en coma diabético.

(...)

—Está delicioso el sushi— le digo antes de tomarle un sorbo al vino— tienes que enseñarme a hacerlo así.

—Si quieres ahorita vamos a la habitación y te enseño a hacer más cosas... — Me miró con picardía.

—Simon— lancé una carcajada escandalosa— me refería al sushi... Aunque, no estaría mal eso de ir q la habitación a que me enseñes más— estiré la pierna y le acaricié la suya.

—¿Te quedarás a dormir esta noche? ¿Aquí conmigo? — su rostro parecía el del gato con botas en la película de Sherk, reí al recordarlo y hacer la comparación.

—Hoy, mañana y las que quieras. — me levanto de mi asiento y me dirijo a Simon, él abre paso y me deja sentarme en sus piernas.

—¿Sabes algo? — toma mi cintura y me hace girar para quedar frente a frente.

—¿Qué pasa?

—Yo juré que no me iba a tener una relación de nuevo.

—¿Y Karelly?

—Nunca fue una relación en serio, vaya, tenemos necesidades y digamos que me mantenía a su lado solamente por el sexo, porque, nunca me interesó ir más allá con ella.

—¿Por qué la terminaste?— pregunté intrigada, quiero saber más de Simon, cada vez lo que siento por él se vuelve más fuerte.

—Porque te conocí— le sobé las mejillas al escuchar su respuesta — te conocí y justo ella la cagó completa, me engañó con alguien más y fue el momento perfecto para decirle adiós y decirte hola a ti...

—Sabes— suspiré pesadamente— creo que estábamos en la misma situación. Yo, no tenía pensado, desde hace veinte años tener relaciones sentimentales con alguien y ahora, estás tú en mi vida, he tenido, muchas parejas sexuales, Ernesto me hizo borrar el significado del amor o denlo bonito que es que te guste alguien, más allá del sexo— pasé mis dedos por su cabello.

—Entonces ¿yo te gusto?— preguntó entrecerrando los ojos.

—Sip...— contesté segura— y mucho.

— Yyyyyy — Alargó por varios segundos la expresión pensando en qué preguntar — ¿en el sexo cómo estamos? — me sorprendió la pregunta que sentí las mejillas ardiendo, me sonroje eso es seguro.

—Eres muy malo— dije sonriendo y él me miró haciendo pucheros — Me crecerá la nariz como a pinocho por mentir. Realmente nunca en mi vida había disfrutado tanto del sexo como lo hago contigo, es que ... ¡JODER! Eres mi fantasía hecha realidad — me miró con orgullo y sacudió su hombro con una arrogancia encantadora.

—¡Nah! No te creo...

—Pues eres un idiota por ser tan incrédulo, porque si yo no disfrutara de compartir tiempo contigo o hacer cosas de las que hacemos, desde hace mucho tú y yo ni habláramos...

—Y ¿qué cosas hacemos?— preguntó poniendo ambas manos sobre mi trasero para apretarme a su cuerpo.

—Cosas deliciosas...

—Tú eres una delicia.

Simon tomó mi rostro con sus manos y llevó sus labios a mi frente para darme un beso, después pasó a mi nariz, las mejillas y por último en la boca. Me estaba devorando una vez más, de la manera en que él es un experto. Cuando dejó de besarme, con sus dientes tomó mi labio inferior y tiró de él, lo cual hizo que comenzara a sentir un calor tremendo allá, en aquellos lugares prohibidos...

—¿Qué te parece si vemos una película? — pregunta.

—Me parece perfecto — digo un poco decepcionada, yo quiero que me haga suya de nuevo.

—Ven.

Me tomó de la mano y me llevó al living, me sentó en el sofá y me presentó las películas que podrían acompañarnos esta noche.

—¿El diario de una pasión? — pregunta.

—Muy cursi— respondo sonriendo y él también lo hace.

—¿Funny games?

—Muy sádica— negué con manos u cabeza.

—Hmmm — comienza a sobar su barba mientras piensa — ¿La morgue?

—Mmm— levanto los labios en forma de que daré un beso— suena interesante...

Simon puso la última película que mencionó. Se sentó a mi lado y me abracé de su brazo, él me miró y sonrió.

(...)

La película llevaba más de una hora y me tenía al filo de la butaca, pero Simon hizo que me distrajera cuando de la nada, se subió sobre mí y me llenó de besos el cuello.

—Simon ¿qué pasa? ¿ya no quieres ver la película? — digo aún atenta a la televisión.

Él no respondió, sólo seguía besando y yo seguía interesada en la película. De pronto veo que Simon se me queda viendo y se rasca la cabeza, pero no le presto atención hasta que siento que su mano va a mi zona "v" y de un movimiento acomoda mi braga hacia un lado y poco a poco introduce sus dedos en mí.

— ¡Ahhh¡ — gemí fuerte del sobresalto — ¿Qué te pasa Simon? — pregunté con la respiración agitada.

—Quiero hacerte mía una vez más...

Me besa apasionadamente mientras con sus dedos sigue haciendo un trabajo maravilloso.
Simon intensifica los movimientos y justo cuando tenemos planeado dejarnos llevar una vez más por la pasión tocan al timbre de la casa... Simon ignora y sigue con lo suyo, mientras que yo tomo sus cabello y lo jalo levemente.

—Hijo ¿no me vas a abrir?— gritan desde el exterior y Simon para.

—¡Mierda! Mi mamá...

Amantes PerversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora