Varios días después...
-Má, viene Simon a hacer tarea y a comer ¿Quieres comer con nosotros?
-¿Qué?- pregunté haciéndome la que no lo había escuchado.
-Que viene Simon a darle los detalles finales del proyecto final y a comer ¿Te quedas a comer?
-Sí, hijo.
Me ponía de nervios ver al barbón, después de la noche en la que él y yo volvimos a tener intimidad le había estado huyendo, esta vez acepté ya que es fin de semana y no tengo con quien salir para evitar al barbón. Hoy es el día de Frederick y mis amigas están con sus respectivas familias, Bob hoy no estaría... No tenía más elección que quedarme en casa hoy.
Me duché, me puse un vestido con flores, un poco ajustado de la cintura y después con un poco de vuelo y unas sandalias; del rostro estaba ligeramente maquillada y tenía un recogido en trenzas.Bajé a la cocina a ver qué podría preparar para acompañar la comida, pero en el transcurso sonó el timbre de que llamaban a la puerta.
-Mami- gritó Jung- Abre por favor, me voy a duchar. No contaba con que Simon llegara tan temprano.
-Sí hijo, está bien, tú dúchate.
-Hola- Dijo sonriendo enormemente cuando abrí la puerta.
-Hola Simon- Dije.
-¿Ahora soy Simon? ¿Ya no soy el barbón? - abrí tanto los ojos que él repitió el gesto.
-Por respeto pero ese día, estaba un poco ebria y se me salió decirte barbón. Pasa, Jung se está bañando.- lo invité a pasar y él accedió y al entrar pasó tan cerca de mí que su cuerpo dio un ligero roce al mío.
-Aunque he de confesar que me gusta que me digas barbón- dijo viéndome.
-Toma asiento.
Le di la espalda y me fui a la cocina, las manos me estaban sudando, este hombre estaba comenzando a provocar cosas muy extrañas en mí.
-¿Qué haces? - se paró en el marco de la puerta recargándose y viéndome.
-Jugando- hice cara y voz irónica.
-Que fría está el día de hoy señora Adkins, creo que necesita un poco de- dejó de hablar y comenzó a caminar hacia donde yo me encontraba parada- compañía, de la buena- continuó y llegó hasta mí- desde la última noche que pasamos juntos no he dejado de pensar en ti- se acercó tanto que me hizo chocar con la estufa.
-¿Ah sí? Pues yo no- le dije volteando el rostro para no verlo a la cara.
-No parece, la respuesta de tu cuerpo me dice otra cosa y tu mirada también.
Se quedó viendo a mis labios, luego a mi nariz, subió a mis ojos Y bajé la mirada pero con una mano me tomó de la barbilla y me levantó la cabeza para quedar viéndonos cara a cara, se acercó lo más que pudo y casi uníamos nuestros labios una vez más para darnos un beso, pero me di la vuelta al escuchar que Jung bajaba las escaleras y él también escuchó por lo que se alejó del otro lado de la cocina.
-Amigo ¿Cómo estás? - lo saludó Jung.
-Muy bien amigo y ¿Tú?
-Bien- sonrió Jung y volteó a verme- Má ¿Estás bien? Te ves pálida y estás sudando.
-Sí hijo, estoy bien. Tengo mucha hambre y hace calor ¿No creen?
-Mucho - dijo Simon con la voz un poco ronca.
-Má, no hagas de comer- me ordenó Jung- ahora mismo encargó pizza y en lo que la traen, iré con Simon a ajustar unas cosas del manual.
Asentí y me fui a mi recamara por unos casos que debía leer y asignarlos al abogado correcto. Me los llevé al living, fui por una copa de vino, me senté en el suelo, frente a la mesa de centro, con el computador, la copa de vino y la montaña de papeles.
Estaba decidida a comenzar a leer los casos y concentrarme en ellos, sin embargo me fue imposible, pues supuse que Simon y Jung harían su proyecto en la habitación de mi hijo, pero no fue así, estaban en el comedor que quedaba frente al living y podían ver todo lo que yo hacía o dejara de hacer.
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Amantes Perversos
RomantizmCuando vi a esa bella mujer de ojos color verde, nariz respingada, labios carnosos y rosas y ese hermoso rostro, caí en una rendición de la que estaba seguro no saldría jamás.