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¿Como comenzar de la manera correcta? Un suspiro sale de mis labios. No tengo respuesta a mi pregunta. Han transcurrido dos semanas desde que me mudé a Birddlemitt, he conseguido un trabajo estable, más eso no es todo. Hoy comienzo el instituto. No se si es por toda la inseguridad que Louisa se aseguró de sembrar en mi, o simplemente por las hormonas del embarazo pero me encuentro aterrada. El miedo me cala hasta los huesos. ¿Qué sucede si no soy lo suficientemente buena? ¿Qué sucede si me decepciono a mi misma? ¿Y si no cumplo con mis propias espectativas?

Todo saldrá bien Emma. Luciérnaga estará bien, harás todo lo posible para darle una buena vida.

La voz en mi cabeza me hace recordar que el fin de semana tengo mi primera cita con la obstetra. Parece que ayer recién me enteraba del compromiso con Alexander y aquí estoy tras aproximadamente 6 meses con un bebé flotando dentro de mi.

Me visto de prisa pues se me hará tarde. Siempre es lo mismo ocupo la ducha como hora de filosofía.

La ropa que he comprado es de colores claros y algo holgada, tengo el presentimiento de que cuando mi vientre este hinchado parecere un panqueque andante.

En la barra de la cocina se encuentran tostadas francesas, que devoro en menos de 10 minutos.

En la entrada del apartamento encuentro a Becca.

-Te estaba esperando, ni pienses que te irás andando.

-Tranquila, no tengo ganas de caminar tanto.

-Vale, andando a prisa o se hará tarde.

Caminamos al auto de Becca, subimos y ella arranca.

En la radio suena una canción de The Lions, tiene un ritmo pegadizo.

-¿Cómo llevas el embarazo?

-Las nauseas han incrementado, tengo una suerte de que luciérnaga se mantenga tranquila, aunque sólo sea por hoy.

El camino es tranquilo aunque me muera de nervios, que parecen incrementar cuando el auto entra al aparcamiento.

-No tienes de que preocuparte, todo saldrá bien.

-Eso espero. Así que... ¿Debemos de ir por nuestro horario?

-Si, espero que compartamos alguna clase, quizá todas.

-Eso espero. Estar sola me dejaría aterrada.

Entramos a la que supongo es la dirección.

-Hola venimos por los horarios. Soy Dribecca Logan.

-Emma Scott.

-Un momento... Creo que el tuyo estaba por aquí, aquí tienen.

Salimos de ahí, miro a Becca.

-Creí que tu nombre era Rebecca.

-Mis padres estan locos, mi segundo nombre es Gahelle, es nombre de varón. Pero si, pongámosle a nuestra unica hija Dribecca Gahelle Logan, para gritarle al mundo que estamos locos.

-Y aquí está ella dando tontas explicaciones de su nombre.

-¡Ben!

Becca gira y se lanza sobre los brazos del dueño de la grave voz. El supuesto Ben. El chico la toma entre sus brazos, comienza a darle vuelas y grita.

-¡Dribecca! No me mires así, yo no te he puesto el nombre.

-Como sea Bejamin, Emma, este tonto que ves aquí de pie es Benjamin Wittier.

-Soy Emma Scott, un gusto.

-El gusto es mío, imagínate que sorpresa me llevo al mirar que Gaelle Logan la chica asocial tiene una amiga. Esta tendría que ser la octava maravilla del mundo.

Becca le da un pisotón y me mira.

- Vámonos de aquí, la estupidez puede ser contagiosa y grave.

Toma mi brazo y comienza a jalarlo. Caminamos por los pasillos a nuestras taquillas que están juntas ¡Gracias al cielo!

-Hacen una pareja rarísima.

Ella se para de golpe y me mira con una ceja alzada.

-No somos pareja, Benjamin es como un hermano para mi, el me ha defendido siempre. Es mi hermano mayor.

A medida que habla seguimos caminando.

-Cuando estaba en el colegio solían burlarse de mi, por ser diferente, por vestir diferente, no tenía amigas, era la chica solitaria, un día unos tipos de mi curso tiraron mis libros, me arrojaron los que estaban en mi casillero en la cabeza. Entonces me levante y patee la entrepierna de Peter Redmayne. Cuando me iba a regresar el golpe llego Ben y al ser un chico mayor y rudo todos me dejaron en paz. Desde ese día somos como uña y mugre.

Me quedo observando a Becca y rompo en carcajadas.

-Creí que el les había pegado, nunca que habías golpedo las joyas del tipo.

-Si fue una época felíz.

Suena el timbre y cada una se dirige a sus clases. Las primeras dos clases transcurren tranquilas, hasta que inicia nuestro descanso, una chica con cabellera rubio platino y labios rojos y finos se me acerca.

-Escuché que quieres quitarme todo lo que me pertenece así que escuchame bien intento de chica: Ben me pertenece a mi, y la única abeja reina aquí soy yo.

Enarco una ceja, estoy a punto de responderle cuando unas náuseas me invaden, así que corro en busca de los sanitarios, es una suerte que Becca me halla dado un recorrido. Entro al baño y vacio todo mi estomago. Cierro la tapa y me siento.

-Creo que no te agrado la rubia luciérnaga, a mamá tampoco le agradó.

Salgo del cubículo y me topo con la mirada despectiva de la rubia.

-Eres una asquerosa ramera.

Ruedo los ojos.

-Mejor dedícate a perfeccionarte a ti misma, podrías empezar acomodándote el relleno.

Ella me fulmina con la mirada, acomoda su escote, esta a punto de hablar cuando yo salgo por la puerta.

-No, no, no, yo merezco respeto.

La mano de la chica me sujeta con fuerza y me da la vuelta.

-No se quién te creas, podrás ser muy bonita, podrás tener la cara de princesa inocente pero sólo yo se que clase de chica eres.

Me mira despectivamente presionando más fuerte mi muñeca. La miro mal y me retiro con fuerza. Genial. Primer día de clases y me topo con una loca. Siento que hasta mi cabeza comienza a dar vueltas. Le doy un asentimiento y musito un lo siento. Empiezo a dar la vuelta nuevamente cuando toma mi cabello y lo jala.

-Te arrancaré estas extensiones si sigues ignoramdome... Escuchame bien... Soy...

La fuerza sobre mi pelo comienza a menguar cuando escucho la voz de Ben.

-Tranquilizate Sharon, ¿Cuántas veces tienes que agredir a las personas que me importan? Te dije una vez que dejaras en paz a Beck, lo digo de nuevo, deja de molestar a Emma, nadie aquí se toma en serio tu papel de abeja reina.

La chica hace un extraño puchero y se va lagrimeando.

-¿Estas bien?

-Si, no me daño nada. Gracias.

-Becca te estaba buscando, dijo que podrías estar en el servicio, ella fue a los que estan en la cafetería, quedamos de vernos allá.

Comenzamos a caminar en un silencio algo incómodo.

-¿Por qué no te defendiste? Estabas inmóvil.

-A veces es mejor dejar que la ignorancia pelee contra la prudencia. Además temía que ella intentara desquitarse de otro modo.

Temía por luciérnaga, pero no lo digo, el me mira de manera interrogante y decido soltarlo, de igual modo todos lo notaran dentro de un par de meses.

-Estoy embarazada.

Destinos EntrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora