Capítulo 9

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(...) Miércoles

Mis padres se habían regresado a Londres una vez que mi abuela se sentía mejor, nosotros teníamos planeado regresar a Palencia el domingo, pero claro que yo manejaría. Cuando cumplí los 17 años mi padre me saco un permiso de conducir, pero jamás me compro un auto, solo lo utilizaba en emergencias ya que me gustaba más caminar o que alguien me llevara.

Estábamos en la terraza cuando vi un taxi estacionándose enfrente de la casa, cuando vi quien era, me dieron ganas de aventarme.

-¿Qué hace Eliza aquí?- pregunte a la abuela

-Pues vino a ver a su madre- Ella bajo a abrir la puerta, yo solo me quede sentada.

-Hola, Isa- me dijo Eliza una vez que estaba en la terraza

-Hola y adiós- me levante pera irme pero ella me detuvo.

-¿Cuándo será el día en que me aceptes? -pregunto

-Jamás- dije para seguir con mi camino.

Pase todo el día en mi habitación, ellas pasaron todo el día platicando de no sé qué tantas cosas y para ser sincera no me interesa.

Estaba dormida cuando empecé a tener pesadillas, soñé en el momento en que mataban a mi abuelo, esto tenía años que no me pasaba.

-Tranquila, tranquila- escuche una voz, al despertar vi a Eliza

-¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? La puerta estaba cerrada con llave- dije alejándome de ella

-Te escuche gritar y vine a ver si estabas bien y déjame decirte que no eres la única que conoce este cuarto, yo conozco cada rincón y escondite de este.

Vi la pequeña puerta abierta que conectaba al cuarto que era de mis padres con el mío.

-Este era mi cuarto- dijo centándose en mi cama -quiero contarte algo, hace años cuando naciste yo tenia 16 años y te tenia celos asi que cuando cumpli los dieciocho me fui de la casa y vivi unos años en casa de unos amigos

-¿Con los que viviste eran los padres de Lucy y Christian?- pregunte

-¿Los conoces?- pregunto

-Sí, Lucy es una de mis amigas y Christian es mi profesor- dije

-Son unas grandes persona, me ayudaron cuando mas lo necesitaba, termine la prepa y estudie una licenciatura en derecho, pero a los seis años de irme de casa de mis padres, yo tenía un trabajo estable, pero no sé por qué un día se me metió en la cabeza que tú eras mi hija, y pues te fui a buscar, ese día tu habías ido con mi madre al zoológico, solo estaban tus padres y empezamos a discutir sufrí de una crisis y me internaron en una clínica psiquiátrica, al año me escape y ya sabes lo que paso- agacho la cabeza

-¿Cómo fue que saliste de la cárcel si se supone que tenias una sentencia de 15 años?- me senté en una de las esquinas de la cama

-Mi condena se redujo por mi buen comportamiento y no estaba en una cárcel como tal, estaba en otro psiquiátrico, me ayudaron a superar mis celos hacia ti, me dieron de alta hace un año y reinicie mi vida, conoció a Bruno, ha sido un gran amigo- tenía el rostro lleno de lagrimas

-Dime ¿Por qué me dijiste el día de tu fiesta que yo era tu hija?-
Dije alterada
-No lo sé, te pido una disculpa por eso, mi madre ya me dijo que tú eres hija de Mónica y ahora estoy segura - dijo- solo quiero acercarme a ustedes que me perdones

-Por mí puedes hacer lo que quieras mientras no me metas en tu vida-dije - Todos tenemos derecho a una segunda oportunidad pero yo no te la puedo dar- fue lo último que dije y por último salí del cuarto ye dirigí al que era de mis padres.
El resto de la semana me la pase bien en compañía de la abuela veíamos películas y salíamos a pasear juntas a comprar ropa para mi y para ella, mientras de Elizabeth en cuanto llegabamos a la casa se encerraban en la habitación de la abuela.

(...) Domingo

Regresamos a Palencia juntas, el viaje había sido cansado así que ellas se acostaron para descansar, Eliza acepto quedarse despues de tantas suplicas por parte de la abuela, a mi me daba igual.Le pedí el auto prestado a mi abuela y me dirigí a casa de Christian, tenía que hablar con él, no sabía nada de él hace días.

Me encontraba frente a su casa, me baje del auto y comencé a caminar hacia ella, justo cuando iba a tocar el timbre la puerta se abrió dejando ver a la misma mujer con la que Christian estaba en el salón hace unas semanas, pero se estaban besando, sentí como mi corazón se partía en dos.

-Christian - fue lo único que salió de mis labios, lágrimas comenzaban a resbalar por mis mejillas

- Isabel, déjame explicarte, no es lo que estás pensando- dijo caminado hacia mi

-No te me acerques - lo detuve - Te creí cada una de tus estúpidas mentiras, enserio creí que lo nuestro podría ser algo serio-

-Es que no es lo que estás pensando, déjame explicarte- se acercaba a mí y lo rechazaba

-No hace falta, eso aclara muchas cosas- dije

-¿De qué cosas hablas? - se veía confundido, pero dios, era un actor de primera.

-Que solo fui un jueguito para ti- dije llorando, mi rostro no mostraba ningún gesto, solo eran las lágrimas que caían de mis ojos.

-No, no es así, déjame explicarte-

-No te molestes, me voy, te dejo solo para que puedas seguir besándote con esta señora- dije refiriéndome la señora con cabello castaño que solo nos observa.

- No te vas a ir de aquí hasta que me escuches- dijo sosteniéndome del brazo con fuerza

- Me estas lastimando, suéltame- Se dio cuenta de lo brusco que se comportó y me soltó.

-Perdóname Isabel, no fue mi intención lastimarte-

-Ya lo hiciste hoy y dos veces-

Di la vuelta y corrí al auto, el corrió tras de mi pero fue tarde ya que comencé a conducir.

No quería llegar a mi casa, seguramente estaría mi abuela y Eliza, comenzarían a hacer muchas preguntas sobre mi estado en estos momentos y no quisiera que se enteraran. Decidí aparcar en un parque que estaba cercas de mi casa, me senté en una de las bancas y comencé a llorar, quería desahogarme antes de llegar a mi casa.

- ¿Qué tienes? -escuche decir a una voz conocida a mis espaldas

No Fue Un ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora