La locura comenzaba a apoderarse de la capital desde la muerte de Joffrey...La Reina la necesitaba a su lado, para no hundirse más... Regina Stark, la melliza desaparecida de Sansa Stark, la única loba que aún sabe tratar con los leones esta ahora...
Días más tarde llego un cuervo a Invernalia para Sansa y Jon, el maestre camino hasta llegar a los aposentos de la pelirroja -Lady Stark, Lord Snow, esto es para vos- Sansa tomó el pergamino y dejó que el maestre de retirase de la sala, así que comenzó a leer en voz alta para que su hermano se enterase de todo
" Su AltezaReal Tommende la CasaBaratheon, el primero de su nombre, rey de los Ándalos y los Primeros Hombres, Señor de los Siete Reinos y Protector del Reino y su esposa la Reina del Norte Regina Stark tienen el placer de anunciar la espera de su primer hijo."
Tras esas palabras ambos hermanos se miraran y tragasen saliva -Ya no hay vuelta atrás... ya la tienen bajo su poder- dijo la pelirroja mirando fijamente a su hermano con un gesto de preocupación
Un mesmás tarde
La situación en Desembarco del Rey estaba así: El vientre de Regina se veía mas abultado al igual que el de Cersei que estaba algo más grande que el de la loba.
Jaime caminaba distante de la morena por el pasillo no quería que cuando el bebé naciera las cosas fueran más difíciles.
Tommen caminaba feliz y contaba los días hasta que su hijo llegase al mundo.
La boda de Cersei se había pospuesto y todo el mundo creía que el hijo era de Loras Tyrell ya que lo dejaron medio moribundo y despertó en la cama con la reina madre.
El enlace sería al día siguiente y los jardines de la Fortaleza Roja, Cersei estaba furiosa por no haber logrado haberse deshecho de su enlace y le echaba toda la culpa a la ahora esposa de su hijo.
Regina acababa de mandar un cuervo a Jon ofertandole un compromiso con Margeary, la había costado mucho dar el paso de decírselo a su hermano pero una alianza con los Tyrell era muy buena para la familia. Al acabar volvía a sus aposentos y nada más llegar se encontró a Olena sentada en su cama -Lady Olena, Mi hermano recibirá la propuesta pronto...- aclaró la joven antes de ofrecerle una copa de vino -No quiero nada alteza, mañana os vere en la boda que he pagado... y decirle a Tywin que espero que no monten ningún espectáculo en esta ceremonia- concluyó la rosa antes de salir, la joven se sento algo cansada y oyó que la puerta se volvía a abrir y vio a su suegra entrar en el cuarto.
-Cersei querida, no os esperaba. Pensaba que estabas preparando todo para la boda- dijo la loba mientras se alisaba la falda -No debería de haber ninguna boda- negaba enfadada la leona mirando desafiante a la morena -No es culpa mía yo lo intente- se defendió la loba de la indirecta de Cersei -Espero que mañana estéis feliz "Alteza"- añadió Cersei antes de irse. Regina no comprendía en que momento Cersei se había convertido en una persona tan hostil con ella.
Jaime vio a Cersei salir muy enfadada de la habitación de la norteña y dejó dejarla mañana sería un día difícil tanto para ella como para él.
Tommen volvió a la habitación de su esposa -¿Cómo está la mujer embarazada más bella de los siete reinos?- preguntó el rubio dándole un suave beso a su esposa -Estoy algo cansada y mañana es la boda de vuestra madre- respondió la joven acordándose bien en la cama -pues descansemos preciosa- añadió el rey yéndose a dormir también.
Regina Stark se despertó con un mal presentimiento, colocó la mano em su vientre y cogió aire, era la boda de Cersei y en pocos dias se marcaría a Alto Jardín.
Cuando sus doncellas habían terminado de cepillar su pelo, la joven se levantó del sillón y observó su reflejo en el espejo. La melena negra se veía algo ondulada pero estaba suelta, su vestido era beis con adornos dorados suelto pero dejaba ver su pequeña tripita.
Los miembros de la Guardia esperaban a la Reina un poco más allá de los aposentos y la joven decidió acortar por las escaleras cuando se topó con la novia -¡Madre mía! Estás hermosa Cersei- halago la joven a su suegra, ella no dijo nada sólo la miro con una cara algo extraña para la loba -Hay algo que le dije a tu padre cuando estaba aquí en Desembarco del Rey... Cuando juegas al juego de Trono o ganas o mueres, No hay termino intermedio- y tras esas palabras empujó a Regina por las escaleras y al ver la sangre huyó y la loba gritó.
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Jaime al oír los gritos corrió hacia donde estaba la loba, al ver la sangre y a la joven en el piso sintió que se desmallaba, la mujer que amaba estaba media muerta. Mientras oía los gritos de la joven y su llanto -Regina, Regina... ¿Cómo estás? Mirame, respondeme- súplicaba el rubio, la joven seguía llorando -Lo he perdido Jaime... ¡He perdido a nuestro hijo!- gritaba desconsolada la Reina agarrando la mano del león- Tranquila, estoy aquí... todo va a ir bien- intentaba tranquilizarla Jaime acariciandole la melena y la morena con las manos ensangrentadas gritaba desconsolada -No me abandones Jaime- susurró a su oído sin parar de llorar.
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Poco a poco comenzaron a llegar guardias -La reina, bordear a la reina- gritaban los soldados, Regina seguía temblando en los brazos de Jaime, el cual no pensaba soltarla jamás de los jamases. Tommen llego corriendo nada más enterarse de lo que estaba pasando, al llegar y ver a su tío abrazado a su esposa rodeados de su Guardia le hacía sentir algo extraño, pero lo evitó y fue hacia su reina - Regina cariño ¿Estás bien?- preguntó Tommen, la morena no respondió se aferraba a Jaime con más fuerza que nunca - Alteza su esposa ha perdido el niño- explicó Jaime sin soltar sus brazos de alrededor de la morena y Tommen enfureció -¿¡Qué ha pasado!?- Bramo el rey enfurecido buscando un culpable -Ha... Ha... sido... Cer... Cersei...- dijo Regina entre lágrimas, Jaime se quedó helado no se podía creer que su hermana hubiese sido capaz de intentar asesinar a la esposa de su hijo y a su nieto. Tommen negaba -Quiero hablar con mi madre... ¡Traedla a mis aposentos!- ordenó el rey antes de colocarse al lado de Jaime -Vosotros venís conmigo, tío subdila hasta mi habitación- añadió el rubio empezado a subir las escaleras y Regina se agarró al cuello de Jaime sin parar sus lágrimas de desconsuelo.