Pérdida En La Mirada Del León

Capítulo 10

Cuando Regina por fin despertó se percató que seguía en la habitación de Jaime y al mirar por la ventana -¡Dioses! Nos hemos dormido ¡JAIME! ¡JAIME!- comenzó a gritarle al matareyes, este comenzó a abrir los ojos muy lentamente -Hola preciosa-le saludo con una sonrisa el león a su amada -Jaime no seas idiota... Ya es de día... Si alguien se da cuenta estamos perdidos y en unas horas nuestras cabezas podrían estar colgadas en unas picas a la entrada de Desembarco- le decía ella a punto de sufrir un ataque de histeria y Jaime con una sonrisa seductora le respondió -Te acompañare hasta tus aposentos y con un poco de suerte nadie sospechara- y ambos se terminaron de vestir pero antes de salir Jaime le dio un último y rápido beso antes de escoltarla
-¿Qué diremos si alguien nos encuentra?- pregunto la reina dos pasos por delante del comandante -Sencillo... Deseabas un paseo matutino y os acompañe... No se puede dejar a una reina pasear sola... Sin escolta- y tras estas palabras ambos continuaron por el pasillo como si nada pasase y cuando parecía que nadie les iba a encontrar y ya llegaban a la puerta de las estancias de Regina -Buenos días cariño... Y Jaime-saludo el joven rey, poniendo los pelos de punta por parte de ambos -Buenos días alteza- respondieron ellos -¿Qué hacéis tan pronto por aquí mi señora?- pregunto algo inseguro Tommen -Deseaba dar un paseo... Ya sabes por el compromiso y estaba súper feliz con la idea de conocer un poco de Desembarco y que todos puedan apreciar la suerte que tengo de casarme con el hombre mas maravilloso de todos los reinos- dijo mientras ponía sus manos sobre la blusa de Tommen haciendo que este se estremeciera y las palabras de ella lograron que el Lord Comandante sintiese miles de celos recorriendo cada centímetro de su ser... Así que agarró el mango de su espada con fuerza para no demostrar lo que estaba sintiendo. Tommen solo sonreía como un tonto ante el acto de la joven -Pero si no os importa majestad, me gustaría retirarme a mis aposentos para arreglarme mejor- pidio la reina a su futuro esposo y este acepto dándole un beso en la mano.
Hasta abrir la puerta y entrar en la habitación de la loba reino un silencio entre ambos -me parece increíble que trates así a Tommen después de lo de anoche- le dijo Jaime sentándose en una de las sillas de enfrente de la cama, mientras la joven detrás de un biombo se cambiaba de vestido -Perdona... Es mi prometido... ¿!Como demonios quieres que le trata Jaime!?- pregunto muy exaltada la joven -Pues no lo se Regina...- respondía Jaime con un dolor muy notable, la morena salió del biombo y acercandose al rubio le respondió -No te voy a pedir que estés ami lado mientras yo este con tu sobrino... Y tampoco quiero que lo pases mal por mí... Así que si quieres acabar con esto hazlo ya... Pero no olvides una cosa yo te quiero- esas palabras hacían recordar tanto al matareyes lo único distinto era que esta vez tenía la opción de elegir que deseaba hacer y al mirar a la Reina norteña a sus ojos supo exactamente qué decir -Tú tienes algo que necesito, en este mundo lleno de gente que me esta matando... Y si solo vivimos una vez quiero vivir contigo- le dijo él y ella replicó -y si solo morimos una vez... quiero morir contigo- y tras esas palabras se fundieron en un cálido abrazo esa promesa se iba a quedar en sus mentes para siempre...

Las cosas estaban saliendo bien o eso pensaba Cersei, mientras se peinaba el cabello lentamente, su hijo se casara lo antes posible con la única Stark a la que ha amado y eso que jamás había amado a alguien que no tuviese su misma sangre. La única pega era Jaime estaba raro, distante y la que debería estar así era ella... Lo que había hecho en el septo no tenía perdón y su hijo él había prometido protegerle y ahora Joffrey estaba muerto, ya no volvería a tener a su niñito entre sus brazos... Nunca se quiere tanto a un hijo como al primero y sus tres leones eran lo que hacía su unión con su gemelo aún más fuerte.
Unos golpes en la puerta le hicieron volver a la realidad
-Adelante- permitió la rubia secándose unas cuantas lágrimas que habían comenzado a recorrer su rostro.
-Cersei, espero no molestaros- saludo la reina norteña acercándose hasta el diván donde se encontraba recostada la leona -Claro que no, siéntate conmigo querida... Me gustaría hablar contigo cielo- respondió Cersei mientras la morena se colocaba a su lado con una gran sonrisa -Estas muy alegre... Mas que de costumbre- le dijo la rubia de una forma muy suspicaz, esas palabras pusieron a la loba en alerta tenía que buscarse una buena excusa
-Bueno soy reina del Norte y dentro de poco me casaré con el rey Tommen ¿que mas podría pedir?- mintió lo morena a la Reina madre -Siempre se puede pedir más Regina... Te gustaría que tu hermana estuviese aquí... Que tu padre estuviese contigo- fue la respuesta de Cersei decirle eso le dolía tanto como sí le arrancaran la carne a mordiscos, pero puso su sonrisa más falsa solo para no incomodar a la morena -Sería maravilloso poder tenerles conmigo... Pero te tengo a tí, y se que me cuidaras- respondió Regina logrando levantar el animo de Cersei
-Bueno ¿me vas a contar ya por que demonios estas así de mal?- pregunto la reina norteña dejando a Cersei con la boca abierta -uff veamos mi hijo mayor ha muerto, mi padre controla la vida de todos, mi gemelo esta muy distante, yo me casaré con Sir Loras, un renombrado muerdealmohadas que me llevará con él a los malditos terrenos de Alto Jardín- tras esa confesión Regina tomo la mano de Cersei y con mucha seguridad le dijo -Me casaré antes que tú y no dejaré que nadie te lleve lejos de Desembarco te quedarás aquí con Tommen y conmigo- esas confesiones por parte de la loba lograron reconfortar a Cersei mientras ambas se fundieron en un cálido abrazo

Jaime caminaba por los pasillos con una sonrisa en su armadura de oro y agarrando el mango de su espada ¿Quien le iba a decir que se iba a enamorar de una Stark? -Os veo muy feliz hijo- anoto Tywin con una pequeña sonrisa al encontrase con el Lord comandante -Bueno son días felices para el reino padre... Vos también sonreís no es propio vuestro- respondió Jaime algo extrañado -Bueno una joven me ha dicho que una sonrisa alegra a la gente que esta a nuestro alrededor- respondió -ademas dentro de dos semanas tenemos una boda real... Hay mucho que preparar y pactar- esas palabras descolocaron a Jaime -Espera solo dos semanas- la respuesta de su padre fue tan solo un asentimiento -Disculpad padre debo irme- y tras esas palabras se alejó por el pasillo de la fortaleza roja