Capítulo 25

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Había pasado un mes desde el día en que Virginia descubrió una parte muy triste de su pasado y si bien todavía no sabía quién era el misterioso muchacho de sus visiones, estaba segura de que lo conocía. Aún no había podido recordar nada significativo y cada jaqueca que sentía al intentar hurgar en su mente, la frustraba y la hacía sentirse impotente.

Decidida a no seguir presionándose, volcó toda su atención en la organización de la cena de fin de año que iba a brindar el banco para todos los empleados y sus familias. Tomás se había ofrecido a ayudarla con los preparativos y aunque en un principio dudó, su participación había resultado ser muy valiosa.

Liliana se sentía feliz y orgullosa de ella, sobre todo del esfuerzo que demostraba día a día por superarse a sí misma. Si bien anhelaba que fuese capaz de recuperar la memoria pronto, la tranquilizaba el hecho de verla entusiasmada y no deprimida en una cama. Pensaba en eso mientras se maquillaba para la tan esperada celebración y terminaba de vestirse con su vestido negro preferido, sencillo y elegante a la vez.

Como era un evento formal, los hombres irían de traje y las mujeres de vestido. Damián optó por uno azul, que resaltaba el precioso color de sus ojos, combinado con una camisa blanca y una corbata a tono. Gastón, en cambio, prefirió uno negro, sin corbata. Las odiaba, o, mejor dicho, odiaba la sensación que le generaba tenerlas alrededor de su cuello. Su camisa, también blanca, tenía los dos botones superiores desprendidos.

El de Diego, que había llegado para ir a la cena junto con Laura, era de un gris oscuro, también a tono con sus penetrantes ojos. Su corbata era del mismo color. Federico, al igual que su primogénito, eligió el color negro con la corbata en el mismo tono.

Como era de esperar, el vestido más ajustado, lo llevaba Eugenia. De color morado y pronunciado escote, se pegaba a su cuerpo desde el busto hasta los tobillos. Con su cabello castaño suelto y delineados bucles, tenía el aspecto de una verdadera leona.

Laura había optado por uno en color marfil, ajustado en el torso y suelto por debajo de la cintura. Su oscuro cabello lacio caía suelto por los hombros.

Virginia, había elegido un vestido verde, que tan bien le sentaba con su color de cabello. Recogido en un precioso y elaborado rodete, dejaba al descubierto su cuello y espalda dándole un aspecto femenino y delicado.

Sofía también llevaba su cabello recogido, pero había dejado dos mechones sueltos a ambos lados de su cara. Su vestido, de color azul marino, era ajustado y largo, lo cual remarcaba sus curvas y resaltaba la tonalidad plateada de sus exóticos ojos.

 Su vestido, de color azul marino, era ajustado y largo, lo cual remarcaba sus curvas y resaltaba la tonalidad plateada de sus exóticos ojos

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Laura y Virginia aún se encontraban en la habitación donde todas se habían maquillado. Eugenia y Sofía ya habían bajado y las esperaban junto al resto de la familia.

—¿Estás bien, Vir? —le preguntó preocupada al notarla inmóvil y con la mirada perdida.

—Sí —musitó—. Sólo un poco nerviosa por esta noche.

Entre dos destinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora